Por Lorena Loeza

We could be heroes! Just for one day…David Bowie

Que nadie diga que no lo ha pensado. Quizás volar, ser invisible, leer el pensamiento, ser el más veloz, tener campo de fuerza. Los superhéroes han sido objeto de culto desde hace ya varias generaciones, gracias al comic primero, y a la combinación de la televisión y el cine después.

Las historietas y sus personajes se instalaron pronto y cómodamente en la cultura popular. Con el paso del tiempo dejaron de ser un pasatiempo solo para niños, abarcando paulatinamente al público adolescente y adulto. La mercadotecnia también jugó un papel estratégico importante en esta transformación, porque los artículos de colección alcanzaban precios tan elevados que solamente los adultos (adultos de cierta clase social, claro) podían comprar.

Historias complejas, torcidas, que avanzan lentamente en una línea eterna del tiempo, donde el mundo parece cambiar muy poco y la gente tarda décadas en envejecer un par de años son algunas de las cosas que hacen seductor el culto al comic. Pero además de eso, la posibilidad de que la lucha entre el bien y el mal se dé solamente entre aquellos elegidos que son diferentes hacen que el escenario se vuelva fantástico y complejo.

Los héroes clásicos tenían en general, algo en común: nadie más podía ser como ellos. Superman era extraterreste; El hombre araña, Hulk y los 4 fantásticos habían sufrido accidentes radiactivos que casi les cuestan la vida; la Mujer Maravilla era un princesa amazona protegida por media mitología griega. Los super poderes eran producto ya sea del temido desastre nuclear, de un desafortunado accidente, o de una naturaleza divina o fuera de este mundo. Tales condiciones, dependiendo de tu bondad o virtud, podría convertirte en un héroe o en un temido villano, una primera premisa que se volvería casi ineludible: El ser héroe o villano depende de la naturaleza humana, no de poseer un don especial. No todo mundo tiene madera para hacer el bien, así que los villanos parecen más  cercanos a la debilidad humana que los super héroes.

Batman sea acaso el primer intento por construir un héroe sin superpoderes, una persona que canaliza sus desequilibrios volviéndose justiciero enmascarado. Batman es el único que demuestra que en la vida – si se aplica en ello y además se es heredero de una gran fortuna- uno puede llegar a donde se lo proponga. Pero esa puede que sea la lectura desde el lado positivo: la verdad es que la historia de Batman y todos sus archienemigos, son en realidad un elogio a la locura, al lado oscuro de las personas, en una lucha donde la línea entre el bien y el mal se torna borrosa y confusa. 

Un híbrido entre ambos planteamientos lo constituyen Los X men. La idea de que los superpoderes pueden estar entre la gente normal empieza a ser considerada en los cómics de X men, que  nacen entre familias normales y en distintos momentos de su vida –sobre todo acercándose a la pubertad- se hacen evidentes sus cualidades especiales de mutantes, que se traducen en superpoderes. La mayoría sufre rechazo de sus propias familias, por lo que es necesario agruparse y defenderse. El cómic explora la posibilidad de que no todos los superpoderes son un regalo bien aceptado, y que la naturaleza humana asimila de distintas formas la posibilidad de tener poder sobre las demás personas. Es decir que los superpoderes a veces caen en manos malvadas, y que la gente en general tiende a sentir miedo e inseguridad hacia lo que es diferente. Discriminación e inequidad sufren los pobres mutantes, aunque sabido es que no se necesita serlo en el mundo real, para entender de lo que se está hablando.

Partiendo de una premisa similar, Universal Channel lanza la serie   televisiva Héroes. Un eclipse provoca que personas normales empiecen a desarrollar superpoderes. Ver el futuro, volar, autoregeneración, leer el pensamiento, doble personalidad, controlar las máquinas y la tecnología. Al igual que con los Xmen no todo puede considerarse un regalo, pero aquí hay una vertiente interesante. Los superpoderes aquí son capacidades humanas que de hecho poseemos, pero llevadas al extremo. ¿quién no ha tenido un dejavu? ¿qué la bipolaridad y la personalidad múltiple no existen en el mundo real? ¿qué no es posible controlar la tecnología para hacer fraudes electorales? ¿qué no es común que quien tiene el poder sobre algo busca usarlo en su propio beneficio? Incluso el poder de autocurarse, puede ser discutido en términos de porqué hay personas que salen adelante a pesar de padecer enfermedades con diagnósticos nada prometedores.

Pero un caso y mención aparte merece nuestro superhéroe mexicano por excelencia: El Santo. Un extraño híbrido entre el cine policiaco, la ciencia ficción y los superhéroes de comic. Sin superpoderes – como Batman- pero con un talento para la lucha libre y al defensa personal, se enfrenta con intuición y astucia lo mismo a científicos locos que a la temida Llorona. La fórmula resulta tan exitosa que se modifica muy poco a lo largo de todas las películas filmadas. El Santo demostraría que aún con efectos especiales rudimentarios, con historias predecibles y con actuaciones medianas, el interés del público por propuestas novedosas y diferentes a lo que se filmaba en aquella época le valdría importantes cifras en taquilla, y crearía un ídolo popular vigente a lo largo de varias generaciones. Sin duda una de los fenómenos fan communit, más interesantes de nuestro país.

Un ejemplo de ello es la construcción conceptual que permite al Santo luchar contra  las momias de Guanajuato. Las momias contra las que lucha el Santo eran un híbrido entre las momias egipcias al estilo Hollywoodense y los zombies o muertos vivientes. La historia muestra como un luchador llamado Satán perdió su titulo con un antepasado del Santo. Jura vengarse y para ello vuelve a la vida acompañado de las momias guanajuatenses contra quienes el Santo deberá medirse. Santo contra las momias de Guanajuato -una de las cintas clásicas del género de luchadores en México- se filma en 1970, dirigida por Federico Curiel. Hay que decir que a pesar de que las Momias de Guanajuato solo comparten con las egipcias su actual condición de atractivo turístico, ello no fue obstáculo para que la historia resultara todo un éxito y una de las películas del Santo más admirada.

 

Y es que antes de terminar, no puede dejar de hacerse un elogio a todos los villanos del cómic. En ocasiones más complejos e interesantes que los propios superhéroes que los combaten. Ni que decir de un Duende verde esquizofrénico al que una máscara le habla. O un brillante pero malvado y desfigurado Guasón, un genio como el Acertijo, un líder malvado como Magneto o el lado oscuro antimateria del Hombre Araña que es Venom. Los villanos tiene matices más propios de la naturaleza humana, después de todo ¿a quién no enloquecería el poder? ¿quién no intentaría todas las noches tratar de conquistar al mundo? Suena en ocasiones más lógico convertirse en villano que en superhéroe si ses que el destino  te brindara esa posibilidad.

Pero ya lo dijo Stan Lee en boca del tío Ben de Peter Parker: todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y ya no hablemos de los poderes que no tenemos, pensemos en los que si tenemos y no aprovechamos. Gente común con poderes y capacidades extraordinarias. Eso somos todos nosotros, queridos lectores. Piénsenlo solo por un momento, después de todo ¿quién necesita superhéroes?