* El mundo de las sombras : El cine por dentro y por fuera, de Carlos Noriega Hope

Por Raúl Miranda López

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El mismo año en que Douglas Fairbanks, David W. Griffith, Mary Pickford y Charlie Chaplin creaban la United Artists Corporation, 1919, el periodista mexicano Carlos Noriega Hope era enviado por el diario El Universal a la “capital del cine”, Los Ángeles. Su objetivo: realizar una serie de reportajes sobre la meca de la producción cinematográfica; su estancia de diciembre de 1919 a marzo de 1920 le permitirá escribir una serie de veloces artículos periodísticos. A finales de 1920, la suma de sus escritos angelinos se convertirá en el primer libro mexicano de cine; su título: El mundo de las sombras : El cine por dentro y por fuera.

Año clave, 1919: Enrique Rosas produce El automóvil gris, dirigida por Joaquín Coss y Juan Canals de Homs, la película mexicana más famosa e importante de la época. Sin embargo, el libro del escritor y dramaturgo Noriega Hope no dedicará un solo párrafo al cine mexicano (y no porque Noriega Hope no escribiera sobre cine mexicano, de hecho lo hacía frecuentemente, y había escrito en su momento sobre El automóvil gris). Pero en cambio, El mundo de las sombras : El cine por dentro y por fuera se convertirá en un singular documento acerca de las entrañas del naciente Hollywood  y de la famosa ciudad californiana:

 “… la contemplación de los enormes edificios, de las grandes casa de comercio, de los parques, jardines y teatros. Las mujeres con gran escote, las faldas cortas, sus bocas mastican chicle perfumado, así sus cerebros,  por las calles y avenidas, van también idealmente masticando chicle… Pero no importa: Los Ángeles tiene las mujeres más hermosas de la Unión,  y ellas lo saben perfectamente…”

 

A vuela pluma, o mejor dicho a teclazo de máquina de escribir, Noriega Hope describe inspiradamente su encuentro con Mabel Normand, la bella actriz cómica, la más famosa “bañista” del director Mack Sennett. Conducido por Manuel R. Ojeda (futuro director del cine mexicano), que en ese entonces se encontraba bien asentado en el mundo de los “studios”, Noriega Hope narra cómo la ciudad se encuentra poblada por diez mil señoritas “extras” que por cinco dólares diarios hacen “atmósfera”, aunque tengan que esperar para ello horas, días y semanas. Estas mismas chicas bonitas, las “it” y las “flapper”, obtendrían otros cinco dólares al asistir a las fiestas-orgías de los creadores del “Irreal Universo de la Ilusión”, pero esto último no lo cuenta Noriega Hope sino Kenneth Anger años después en el libro Hollywood Babilonia.

 

En su libro-reportaje Noriega Hope discute acerca de “la superioridad del cinematógrafo sobre el teatro”, si Chaplin es en verdad un artista, o acerca de su encuentro con el actor  Antonio Moreno y su nacionalidad. Pero también, antes del invento del sonido fílmico y una vez derrotadas las cinematografías francesas e italianas, si el modelo del estilo cosmopolita del cine estadounidense se impondría en todo el mundo. La vida, de día y de noche, de los realistas sets de cartón y papier maché de los estudios Thomas Ince y Goldwyn son también descritos, ¿con ligereza?, por Noriega Hope para ser contadas a los lectores de El Universal. Pero esa aparente trivialidad de escritura periodística, convierte a El mundo de las sombras en un auténtico testimonio de época:

 

“… los actores cinematográficos están expuestos, más que ningún mortal en los tiempos presentes, a perder la vista. En las calles de Los Angeles se ven a menudo transeúntes con densos anteojos negros y solamente esta circunstancia basta para no equivocarse acerca de la profesión. A veces, para el extraño, causa lástima ver una hermosa carita sonrosada con dos enormes anteojos  que diluyen toda la gracia del rostro. Pero es que las luces de mercurio son de una potencia terrible.”

 

Gracias a sus reportajes sobre la “fábrica de sueños”, entre otros factores, Noriega Hope, futuro adaptador y coproductor de Santa, (Antonio Moreno, 1931), sería nombrado director de “El Universal Ilustrado”, en el que publicarían Manuel Maples Arce, Cube Bonifant y Porfirio Hernández. ¡Ah!, pero se nos olvidaba, era Silvestre Bonnard quien firmaba los célebres artículos de la columna “La Capital del Cine”.

 

El mundo de las sombras fue editado por “Andrés Botas e hijo”, una editorial cuyas portadas de sus libros eran ilustradas por las vanguardias plásticas de la época: cubistas, futuristas, art decó, expresionistas, todas ellas adaptadas al diseño tipográfico nacional; y en la que publicaron personalidades de la talla de Mariano Azuela, Federico Gamboa, Julio Jiménez Rueda y José Vasconcelos.

 

El libro mexicano de cine más antiguo: El mundo de las sombras : El cine por dentro y por fuera, de Carlos Noriega Hope, se encuentra a disposición de los interesados en el Centro de Documentación de la Cineteca Nacional.

EN LA FOTO DEL INICIO: Mabel Normand.