Por Hugo Lara  

Pedro Armendáriz interpreta en Dos mundos y un amor (Alfredo B. Crevenna, 1954) a un arquitecto de origen humilde que asciende en sociedad hasta el punto de perder el piso en la medida en que se eleva su ambición y la estructura de la Torre Latinoamericana, obra de la cual se ha hecho responsable de su construcción pasando por encima de sus demás colegas.  

Este edificio resulta ser inequívoco símbolo fálico de este macho, que tiraniza a su esposa interpretada por Irasema Dilián, una sensible pianista que mira como su hombre se convierte en monstruo, a pesar de que le asegura que construirá para ella el edificio más alto de Latinoamérica, en cuyo último piso planea que vivan los dos.  

Esta truculenta historia se sirvió de la sensacional construcción que se llevó a cabo entre 1948 y 1956 de la famosa torre que se encuentra en el primer cuadro del Centro Histórico, por muchos años el edificio más alto de la ciudad y del país. En realidad, su edificación se debe a la iniciativa de La Latinoamericana Seguros S.A. que encomendó su diseño y construcción al arquitecto Manuel de la Colina, así como a Augusto H. Alvarez de quienes no se tiene noticia de haber experimentado un drama como el de Armendáriz.  

En numerosas película se le puede reconocer con facilidad, sobre todo porque su estructura esbelta de cristal y aluminio sobresale con facilidad del paisaje antiguo de su entorno. Puede recordársele también como el escenario del desenlace de la comedia Solo con tu pareja (1990), hasta donde llega toda la turba de personajes para impedir el suicidio de los protagonistas, interpretados por Daniel Giménez Cacho y Claudia Ramírez. (Del libro Una Ciudad Inventada por el Cine, Hugo Lara Chávez, Cineteca Nacional, México, 2006)