Por Raúl Miranda López

Llega a México en 1930 el director soviético Serguei Eisenstein, quien recorre la República y filma partes de su proyecto ¡Que viva México! Eisenstein descubrió aspectos de México a los propios mexicanos, le dio plasticidad a las imágenes en movimiento del paisaje mexicano, les proporcionó ideología al introducirlas como elemento dramático. El paisaje mexicano y los rostros y los cuerpos de los mexicanos nunca más volvieron a ser los mismos, o quizá lo siguieron siendo, pero para ello, se requería la mirada de síntesis de la cultura mexicana.

La población nacional superaba los 16 millones de habitantes y había 320 cines, una sala por cada 51,727 habitantes.

En 1931, el español Antonio Moreno realiza otra versión de SANTA. Es la primera cinta con sonido sincrónico. Actúan Lupita Tovar, Carlos Orellana y Mimí Derba. La prostituta inicia su recorrido fílmico para convertirse en emblema del cine mexicano: Con Santa, se establece el primer arquetipo de esa mujer, la meretriz inocente que se mantiene impoluta en espíritu, aquella que ha sido llevada al ostracismo por una mala jugada de la suerte, y cuya virginidad de alma en la sordidez.

Se crea el primer Cine-Club Mexicano, filial de la Film-Society de Londres y de la Ligue de Cine-Clubes de París.

En 1932 Salvador Pruneda efectúa el primer intento mexicano de dibujos animados en movimiento.

Debutan como directores Fernando de Fuentes con El anónimo, Miguel Zacarías con Sobre las olas, basada en la vida del compositor Juventino Rosas, y Rafael J. Sevilla con Más fuerte que el deber.

Se inauguran los Estudios México Films de Jorge Stahl.

En 1933 el cine mexicano produce 23 películas. Arcady Boytler rueda LA MUJER DEL PUERTO con Andrea Palma. Película que integra de forma extraordinaria el estilo poético romántico del cine francés y el expresionismo del cine alemán. El ascetismo erotizado y el aura de mujer fatal que convirtió en clásico al personaje de Andrea Palma, una suerte de Marlene Dietrich jarocha; la callada prostituta con destino trágico y su tremendista historia de incesto detrás. El ruso Arcady Boytler aplica lo mejor del cine mundial creado hasta entonces, teniendo como resultado un inspirado lirismo.

Miguel Contreras Torres dirige la película cromo-patriótica Juárez y Maximiliano.

El presidente Abelardo Rodríguez, dueño de salas cinematográficas, expulsa del país a W. Jenkins por ser un extranjero pernicioso. Éste ya regresa camuflado con prestanombres.

Fernando de Fuentes dirige El tigre de Yautepec, El prisionero 13 y EL COMPADRE MENDOZA. Esta última narra acerca de un oportunista hacendado guerrerense que se sirve de dos bandos enfrentados: los zapatistas y los huertistas, y después los carrancistas. Una película que predice el comportamiento político en México.

En 1934, Ramón Peón filma el mito o leyenda ancestral mexicano de La llorona. Juan Bustillo Oro dirige la expresionista cinta DOS MONJES. La aportación de Fernando de Fuentes al cine de horror será El fantasma del convento. El mismo De Fuentes dirige la entretenida cinta de capa y espada Cruz Diablo.

La Secretaría de Educación, a cargo de Narciso Bassols, crea un departamento de actividades fílmicas. Emilio Gómez Muriel se inicia en la dirección. Junto con Fred Zinneman filma Redes, con Música de Silvestre Revueltas. Redes será un documental propagandista de la colectivización, con una marcada influencia de Eisenstein. La película pretendía ser un cortometraje, pero termina siendo un largometraje, cuya fotografía vanguardista le corresponde al gran fotógrafo norteamericano Paul Strand. Carlos Navarro dirige Janitzio, con base en una leyenda purépecha según la cual los indígenas de Pátzcuaro eran muy celosos de sus tradiciones y no permitían que se transgredieran (Actúa el desconocido, hasta ese entonces, Emilio Fernández). Navarro dirigirá ésta que será su única película filmada en México.

Al año siguiente, en 1935, se fundan los Estudios Cinematográficos Latinoamérica con apoyo del gobierno.

Se crea el Departamento Autónomo de Publicidad y con ello el Departamento de Supervisión de Cinematografía, estableciéndose la obligación a los exhibidores de programar cuando menos una película mexicana al mes. Al calor de la efervescencia sindical de la época cardenista, los trabajadores cinematográficos fundan la Unión de Trabajadores de los Estudios Cinematográficos de México (UTECM).

LUPONINI (EL TERROR DE CHICAGO), dirigida por José Bohr, con un insólito desparpajo, más aún para la época, el Che Bohr se convierte en una réplica mexicana de los gángsters de la Warner de aquel entonces. Luponini encarna a un empleado bancario que elige el crimen como mejor y más excitante opción, en esta demencial, vertiginosa, hiperbarroca y divertida cinta criminal, que recuerda en parte la trama de Dillinger.

Fernando de Fuentes dirige VÁMONOS CON PANCHO VILLA, película que muestra la desilusión en la revolución. La película contenía un final alternativo que fue eliminado, pues se refería a Pancho Villa asesinando a los hijos y mujer de uno de sus combatientes cansado de la lucha y que se excusaba con la desatención a su familia.

Juan Orol dirige el melodrama lacrimógeno Madre querida que obtiene gran éxito de público. Estratégicamente se estrenaba el 10 de mayo.

Juan Bustillo Oro dirige El misterio del rostro pálido, cinta de misterio que demostraba la versatilidad genérica del cine de la década.

Dentro del cine costumbrista Gabriel Soria dirige la lograda cinta Chucho el roto.

En 1936, un otorrinolaringólogo, Alfonso Vergara Andrade, es el iniciador y promotor de los dibujos animados en México; junto con Antonio Chavira y Francisco Gómez, es pionero en revelar fotografías en color.

Fernando de Fuentes filma ALLÁ EN EL RANCHO GRANDE. Actúan en la cinta Esther Fernández y Tito Guízar. El guión es de Guz Aguila, y la fotografía le corresponde al todavía no consagrado Gabriel Figueroa. Se internacionaliza el folclor mexicano (música, canciones, intérpretes, paisajes, costumbres, humor). La película abre los mercados de habla hispana al cine mexicano. Se encontró la fórmula: la comedia ranchera. Ese mismo año se filmará, con la misma intención, ¡Ora Ponciano!,

El Che Bohr dirige Marihuana (El Monstruo Verde), cinta sobre la incipiente criminalidad entorno a las drogas.

Debuta Mario Moreno Cantinflas con No te engañes corazón, de Miguel Contreras Torres.

Se crea la asociación de Productores Cinematográficos de México. Se producen en este año 25 películas.

Se funda la primera Filmoteca Nacional, para luego abandonarse el proyecto. En 1937 se constituye la Federación de Trabajadores de la Industria Cinematográfica Cinematográfica, que agrupa al sindicato de empleados del D.F. y 26 secciones más, entre otras del Estado de México, Hidalgo, Puebla, Tamaulipas y Veracruz.

Incursionan como directores Alejandro Galindo con Almas rebeldes y el cubano René Cardona con Don Juan Tenorio.

Se filma LA MANCHA DE SANGRE, de Adolfo Best Maugard. La Filmoteca de la UNAM en los años 90, rastreó y localizó esta cinta legendaria y maldita, sofocada por la censura en su momento, cuyo título, juega veladamente con la rotura del himen. Lo primero que llama la atención, no es tanto lo adelantado de su técnica incluyendo algunos travellings y sus audaces movimientos de cámara, ni sus crudas escenas naturalistas de desborde sexual o ese, su insólito desnudo manejado con inteligencia y sin mojigatería alguna, sino el tratamiento argumental.

Más allá de las ficheras de la época con vocación melodramática, las prostitutas de Maugard se alejan del arquetipo tradicional, para ejercer con placer un oficio como cualquier otro. Lejos de los arrebatos melodramáticos de Santa, o La mujer del puerto, inmersas en situaciones trágicas del destino, Camelia, la protagonista, al igual que sus compañeras del prostíbulo-cabaret llamado la La mancha de sangre, gozan sin lamentaciones su trabajo y se solidarizan en su labor, al mismo tiempo que disfrutan de una cuba o de un anís, mientras se contorsionan con gusto ante una clientela integrada generalmente por obreros, sin faltar los delincuentes y los “chulos”.

Arcady Boytler dirige AGUILA O SOL, recreación del mundo de la carpas, con las interpretaciones de dos cómicos que alcanzarán posteriormente enorme fama, Mario Moreno Cantinflas y Manuel Medel. Fernando de Fuentes lleva su fórmula de Allá en el Rancho Grande al Istmo de Tehuantepec con el rodaje de La zandunga, para lo cual se mandó traer de Hollywood a la “mexicana que escupe fuego”, la bella Lupe Velez.

Se producen en este año 38 películas.

En 1938 el Estado interviene en los Estudios de la Nacional Productora y cambia de nombre a Estudios Universidad Cinematográfica.

Debutan como directores Raúl de Anda con La tierra del mariachi, y Gilberto Martínez Solares con El señor alcalde.

Jenkins regresa al país y establece en Puebla las bases de lo que se convertirá en el monopolio de la exhibición, con el apoyo de Maximino Ávila Camacho.

Se producen en este año 57 películas.

En 1939, en Guadalajara se funda el Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC), afiliado inmediatamente a la naciente pero ya poderosísima Confederación de Trabajadores de México (CTM). Gabriel García Moreno funda los Estudios Azteca.

El público mexicano empieza a aceptar las películas habladas en otros idiomas, aunque tenga que pasarla leyendo subtítulos.

Chano Urueta dirige LA NOCHE DE LOS MAYAS, cinta filmada en escenarios naturales de Yucatán y con el ya reconocible trabajo del estilista Gabriel Figueroa en la fotografía.

El mismo Chano Urueta dirige el hibrido de horror y humor El signo de la muerte (con Cantinflas y Medel). Se emite el decreto en el que se obliga a exhibir por mes una película mexicana en cada sala. El Gobierno de Cárdenas recibe a múltiples republicanos españoles, desde niños hasta jóvenes, algunos de los cuales se insertarán en el cine mexicano desde distintas posiciones, incluyendo la crítica y posteriormente el estudio de su historia.

Se producen en este año 36 películas.

Así, la irrupción del cine sonoro mexicano, la obra mexicana de Eisenstein, el todavía efervescente nacionalismo revolucionario con sus toques de socialismo, y el crisol multicultural de un puñado de cineasta, productores y actores dieron lugar al gozoso cine plural de esta década también prodigiosa.

Recomiendo la siguiente bibliografía:

Criollo, Raúl Alberto, Tendencias del cine mexicano de los años 30, México, CONACULTA-Cineteca Nacional, 1998.

García Riera, Emilio, Breve historia del cine mexicano: primer siglo 1897-1997, México, Ediciones Mapa, CONACULTA-IMCINE, Canal 22, Universidad de Guadalajara.

Miquel, Ángel, Bohemios en el cine mexicano de los años treinta, México, Difusión Cutural- UNAM, 2000.

Vidrio, Martha, El goce de las lágrimas / El melodrama en el cine mexicano de los años treinta, Guadalajara, Jalisco, Universidad de Guadalajara, 2001.

Viñas, Moisés, Historia del cine mexicano, México, UNAM, UNESCO, 1987.