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Columnas

2008-11-24 00:00:00

Ciudad de México. Plaza de Santo Domingo

Ya las primeras películas sonoras que llegaron a filmar en exteriores en la Ciudad de México, como Los muertos hablan (1935), dirigida por Gabriel Soria, cuentan con algunas imágenes de esta céntrica plaza, tradicionalmente llena de mucha actividad, y que es fácilmente reconocible por los edificios que la rodean, por el Portal de Evangelistas y porque en el centro se halla una fuente con la escultura de la corregidora de Querétaro y heroína de la Independencia, Josefa Ortiz de Domínguez, un espacio siempre grato para las parejas de enamorados, como se sugiere en una de las escenas de El callejón de los milagros (1995).

También, en una de sus esquinas de la plaza se halla el antiguo Palacio del Santo Oficio o de la Inquisición, que data del año 1736 y que funcionó como tal hasta consumada la independencia. Después de haberse usado para diferentes cometidos, fue la sede hasta mediados del siglo XX de la Escuela de Medicina de la Universidad de México. Los escribanos por tradición se han situado del lado del Portal de Evangelistas, para ofrecer sus servicio en un principio a las personas interesadas en que se les redactasen cartas u oficios, si bien en la actualidad se han diversificado, dentro del mercado de las impresiones. La actividad y los atractivos de este espacio han sido ilustrados en cintas como Nocturno a Rosario (1991) o El Profeta Mimí (1972), en la que además es posible ver al actor Ignacio López Tarso en un papel inusual para él, muy bien llevado por cierto: el de un multihomicida que se oculta tras la apariencia de un tímido escribano. (Del libro Una ciudad inventada por el cine, Hugo Lara Chávez, Cineteca Nacional, México, 2006)