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2017-08-01 00:00:00

Crítica: «La guerra del planeta de los simios», cuéntame una de vaqueros

Por Hugo Lara

“La guerra del planeta de los simios” (War for the Planet of the Apes, 2017) es la tercera entrega de este relanzamiento de la saga siglo XXI, la cual resulta una grata sorpresa después de la decepcionante “El Planeta de los Simios: Confrontación” (“Dawn of the Planet of the Apes”, 2014), filme para el olvido. Curiosamente ambas fueron dirigidas por Matt Reeves ("Cloverfield", 2008; "Let Me In", 2010, y próximamente "The Batman"), pero éste también intervino en el guión de la más reciente, área que conoce muy bien y cuyo oficio en esta oportunidad le dio resultados satisfactorios.

“La guerra…” retoma el momento en que Caesar (Andy Serkis), líder de los simios inteligentes, vive en el bosque junto a su familia y sus cientos de seguidores. Un ataque sorpresa por parte de un comando humano cobra la vida  de su esposa y su hijo, a manos de un sanguinario coronel (Woody Harrelson, volviendo a su papel favorito de "Natural Born Killers"). Caesar organiza la evacuación de su tribu, pero él decide marchar en dirección contraria, para buscar al coronel y vengarse con su vida. El orangután Maurice y otros dos simios lo acompañan en una recorrido lleno de sorpresas y obstáculos.

“La guerra…” propone una trama de venganza, simple y llanamente, en el marco fantástico de esta nueva sociedad que forman los simios inteligentes. La venganza, tema universal por excelencia, figura desde los textos bíblicos hasta las tragedias shakespereanas y otras. En el cine, desde luego, hay infinidad de filmes que lo abordan, pero “La guerra…” se acerca más al western que a otro género, y en concreto al western crepuscular.

De ser un western, los simios serían los cheyennes que pelan en condiciones desventajosas contra el séptimo de caballería del general Custer. Y en ese muestrario de personajes, también figuraría el indio renegado, es decir, el simio que presta sus servicios al humano, cuya historia conforma una subtrama del filme.

Así pues, la película adopta el punto de vista narrativo del lado de los simios, con Caesar como protagonista. Esto es un cambio radical con respecto a las primeras películas de los años sesentas, donde el enfoque provenía de los humanos, mientras que los changos encarnaban a los villanos. “En la guerra..” la narración pone al espectador del lado de Caesar, en quien se deposita la empatía, toda vez que es víctima de la crueldad humana.

Movido por la venganza, Caesar entra en crisis y abandona su liderazgo, aunque recibe el apoyo de algunos de sus leales seguidores, además de dos personajes que conoce en el trayecto (una niña humana y un chango parlanchín) y que serán  clave en el desarrollo de la trama y en la forma en que se retrata a los simios como seres sensibles, capaces de conmoverse por alguien de la otra especie, a diferencia de sus rivales humanos. 

Como mencioné arriba, en esta entrega la némesis de Caesar es un militar, a quien sus hombres se refieren como el Coronel, un oficial que ha enloquecido y que comete acciones impredecibles. Es un émulo evidente del Coronel Kurtz de “Apocalypse Now” (Francis Coppola, 1979), quien mantiene a su regimiento bajo hipnosis, mediante un fanatismo de lealtad y temor. Mientras tanto, el Coronel, dentro de su locura, es el único que ha visto con lucidez que todo aquello que ocurre alrededor es el exterminio del hombre a causa del hombre mismo. Es un ser superior, en efecto, al resto de sus soldados.

“La guerra del planeta de los simios” es bastante entretenida, incluso con buenos toques de humor y ocurrencias divertidas. No es solamente una cadena de escenas de acción ni un catálogo de efectos digitales, que los hay de sobra, sino que el director y los guionistas pusieron una mayor dosis de inteligencia y sensibilidad que en la entrega anterior. Veamos para cuántas películas más les alcanza esto.