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2009-03-12 00:00:00

Las cosas como son: Backyard, el traspatio

Por Javier Mora

En su última película, Carlos Carrera (El crimen del padre Amaro, 2002) hace mancuerna con la dramaturga y guionista Sabina Berman (Entre Villa y una mujer desnuda, 1995) y agrega la actuación de Ana de la Reguera (Capadocia, 2008; Así del precipicio, 2006) en el papel estelar, a fin de retratar un tema que viene atribulando al pueblo mexicano desde hace ya varios años: el de las “muertas de Juárez”.

La cinta tiene como eje los problemas que enfrenta una oficial de policía con la responsabilidad de resolver los crímenes que asolan a la ciudad fronteriza, reflejando todas las vicisitudes que tiene que enfrentar: desde la ineficacia de la policía local debido a la corrupción, la movilidad de los políticos a manera de obtener y mantener el poder, y el propio juego de la política con rasgos de nepotismo; a ello se suma el comportamiento de los medios para lograr los ratings, la pasividad de la población a la raíz del problema y la preocupación de algunas organizaciones no gubernamentales, más por detener los asesinato que por resolverlos.

Al unirse con Berman, de quien se aprecia el exhaustivo trabajo de investigación para lograr que el guión atrape al espectador desde el principio y lo mantenga al filo de la butaca,la mano de Carrera es evidente en el manejo de las situaciones reales como se puede apreciar en sus trabajos anteriores, aquí vemos reflejada con toda su fuerza la realidad de un secreto a voces.

Hay que reconocer el trabajo de Ana de la Reguera, que se deshace del glamour de los papeles de mujer hermosa y nos ofrece una actuación que vale la pena destacar como una policía que no pretende ser bonita, sino que es, sencillamente, una profesional que trabaja y que tiene que hacerlo así, sin maquillaje, sin afeites.

Todo se complementa con la actuación de los demás personajes que dan a la película el toque de realidad que se requiere.

Sin embargo, debemos ver más allá; el cine mexicano se está estancando en visiones demasiado localistas y las mejores películas solo reflejan la sordidez de una realidad que debería de cambiar. En Backyard algunas partes parecieran pretender fungir como documental. La película es buena para verla con el fin de reconocer la seriedad del problema que aborda.