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Los vampiros, con los que Chris Weitz lidió en “Luna nueva”, segunda las películas de “La saga Crepúsculo”, se supone que no se reflejan en los espejos. Los emigrantes ilegales, por su parte, apenas aparecen reflejados en el cine. El cineasta norteamericano ha recurrido al chilango Demián Bichir para contar la historia de uno de esos “invisibles”, un jardinero mexicano sin papeles, que lucha por brindar a su hijo una vida de mejor, como dice el título, “A better life”, drama independiente que este viernes se estrena en Norteamérica.
  

Lanza el film, originalmente llamado “The gardener” (El jardinero), Summit Entertainment, quizás como compensación por hacer para ellos la muy exitosa “Luna nueva”. Parte de un guión de Eric Eason (“Manito”), en torno a los esfuerzos en Los Angeles de un jardinero sin papeles por proteger a su hijo adolescente -al que ha criado en solitario- en un peligroso barrio de la urbe californiana.
  

Por suerte, a Weitz le fue mucho mejor con Summit que antes con su otra superproducción, “La brújula dorada”, con New Line, estudio que no le permitió aplicar demasiados criterios propios a la puesta en escena de la película y la cortó a su antojo sin contar con él. En cambio, esta vez las relaciones fueron cordiales, y el cineasta se desquitó ganando con la segunda parte de “Crepúsculo” mucho más dinero que lo que hizo “La brújula…”, habiendo costado mucho menos.
  

A Chris Weitz le sedujo el guión de “A better life” por un tema que no lo era ajeno, contra lo que las apariencias podrían indicar. A pesar de su europeo apellido, su abuela era mexicana. “Vino aquí desde México -explicaba el cineasta a IndieWire- cuando tenía 17 años. Mi mamá habla español con fluidez. Mi mujer es medio cubana medio mexicana. Yo, sin embargo, soy miembro de la primera generación en mi familia que no habla español, desarraigado, si se quiere, como el niño de “A better life”, hijo del personaje de Demián”.
  

Otro punto de cercanía con la historia es que Weitz también se siente emigrante en Los Angeles, “angeleno”, ya que se instaló allí desde su natal Nueva York, hace dos décadas. “Pensé regresar lo antes posible, pero California es una tierra de oportunidades, lo sigue siendo, aunque menos que antes”, dice. En tercer lugar, por el tema de la paternidad: “Soy padre. Es difícil y quizás inútil poder explicar lo que eso significa, pero los que han pasado por esa experiencia saben de qué hablo. Basta con decir que yo había empezado a aprender lo mucho que uno es capaz de hacer por lograr una vida mejor para sus hijos”.
  

Weitz requirió de nuevo en “A better life” los servicios del reconocido director de fotografía vasco Xabier Aguirresarobe, al que había incorporado él a la saga “Crepúsculo”, en la que siguió haciendo “Eclipse”, aunque ya no “Amanecer”. Pero en su reparto y equipo hubo bastantes más iberoamericanos, gente de México, Puerto Rico y España, y el español sonaba a menudo delante y detrás de las cámaras.
  

Para el protagonista principal, el mexicano Demián Bichir, su personaje de Carlos Galindo es un buen representante de los 11 millones de trabajadores indocumentados en Estados Unidos, de los que nadie quiere hablar -o desde luego no hablar bien- pero que están ahí. “El quiere permanecer invisible justamente para no correr el riesgo de tener que mostrar un documento que no tiene y pueda ser separado de su hijo, que es lo único que tiene en la vida”, ha explicado el protagonista de “Hidalgo” a AP.
  

“No hay una sola actividad en la vida diaria de todos nosotros en este país en la que no este involucrado un trabajador indocumentado. Pregonar que son una carga, es solo una estrategia para malinformar. No sólo pagan impuestos, sino que ademas no pueden exigir nada a cambio”, añadía Bichir.
  

“Las fronteras son un invento para controlar”, aseguraba el astro mexicano, cuya carrera internacional incluye además de Estados Unidos y América Latina películas en España y otros países de Europa. Miembro de una saga familiar de artistas del espectaculo azteca, Demián Bichir se siente orgulloso de haber llevado al cine “gringo” un personaje alejado del estereotipo del delincuente o narco tan habitual en sus películas, un hombre honesto, que trabaja muy duro, mientras cumple el papel de padre y madre. “Su único plan es conseguir una vida mejor para su hijo”, resumía el actor, cuya interpretación ha sido elogiada por la crítica en estos días previos al estreno comercial.