Por José de Jesús Chávez Martínez

Cuando irrumpe el cine negro en los 40’s y 50’s, basado en la novela negra, ocurre un cambio estilístico muy interesante que presenta historias de crimen, detectives y mafia con tramas complejas y personajes ambiguos y contradictorios. Abunda el cinismo en protagonistas como policías y maleantes traficantes de lo que sea, drogas, alcohol, etcétera, que van a la deriva, desilusionados e inmersos en problemáticas que precarizan su situación y que generalmente dependen de hombres más poderosos a los que deben dinero o favores no correspondidos, y además conviven con mujeres igualmente enigmáticas, conocidas como mujeres fatales (o femme fatale).

Los escenarios de esta corriente eran sombríos, con calles húmedas, buhardillas y otros lugares oscuros. Esta estética que recurría a los claroscuros, la heredaron del expresionismo alemán del cine silente y explotaron con obras maestras como “El halcón maltés” (“The Maltese Falcon”, John Huston, 1941), “El tercer hombre” (“The third man”, Carol Reed, 1949), “Pacto de sangre” (“Double idemnity”, Billy Wilder, 1944), “Laura” (Otto Preminger, 1944) o “Sed del mal” (“Touch of evil”, Orson Welles, 1958), por mencionar solo unas cuantas.

Cuando llega el color, el cine negro pierde cierta aura y desaparece, por no decir que se transforma, en cine de gangsters. Cabe decir que el cambio social también influyó en este sentido, las vestimentas cambiaron (no más gabardinas ni sombreros), el tráfico de alcohol disminuyó y el sentimiento de la posguerra se difuminó poco a poco. Surgió entonces el cine neo noir, algo más violento y con colores que evocan al antiguo cine negro; algunas películas sobresalientes de este género o estilo son la grandiosa “Taxi driver” (Martin Scorsese, 1975), “China Town” (otra obra maestra, de Roman Polanksi, 1974), “Simplemente sangre” (Blood simple, 1984) y “De paseo a la muerte” (“Miller’s Crossing” 1990), ambas de los hermanos Coen; “Perros de reserva” (Reservoir dogs, 1993) y “Pulp fiction” (1995), las muy reconocidas de Quentin Tarantino. Y ya de este siglo están “Amnesia” (“Memento”, Christopher Nolan, 2000), “Camino a la perdición” (“Road to perdition”, Sam Mendes, 2003), “Ciudad del pecado” (“Sin City”, Robert Rodriguez, 2005), “Sin lugar para los débiles” (“No country for old men, 2007, hermanos Coen) o “The Batman” (Matt Reeves, 2022), también solo por mencionar algunas.

En este último campo neo noir se puede insertar “La noche siempre llega” (Night Always Comes, 2025), una historia de las mismas características, con una anti heroína, Lynette (Vanessa Kirby) que debe desempeñar tres trabajos: panadera, barista y “acompañante” de hombres. Ella se las ve negras porque intenta conservar la casa donde vive en Portland, Oregón, con su madre Doreen (Jennifer Jason Leigh), una buena-para-nada refugiada en el hedonismo, aunque trabaja en algo. Lo que preocupa más a Lynnette es su hermano mayor Kenny (Zack Gottsagen), que tiene síndrome de Down y obviamente necesita cuidados especiales. El problema viene porque ya habían reunido 25 mil dólares destinados al enganche para comprar la casa, pero el día de la entrega Doreen gasta el dinero en un auto nuevo, así que la furiosa Lynnette emprende una aventura nocturna para reunir de nuevo la cantidad, por lo que recorre lugares oscuros y peligrosos, y acude con personas maliciosas, entre ellos un amante frecuente (Randall Park), una amiga prostituta, Gloria (Julia Fox) que le debe tres mil dólares (y no se los paga), un ex convicto (Stephan James), y un antiguo novio, Tommy (Michael Kelly), vendedor de artículos de segunda mano y traficante que la explotó sexualmente cuando era adolescente.

Lynnette encuentra a Gloria en el departamento de soltero de un político que la mantiene por el momento y, al cobrarle la deuda, la suripanta saca 500 dólares de una caja fuerte y la deja encargada porque debe salir a una cita. Con ayuda del exconvicto Cody, la desesperada chica lleva la caja con un “experto” para abrirla y en el interior encuentran 19 mil dólares, relojes de lujo y algunos paquetes de cocaína. Tras forcejeos y una pelea con el experto y el hermano de éste, Cody y Lynnette huyen pero solo para disputarse el dinero; todo termina con el ex reo atropellado y ella con el botín, así que decide buscar a quién vender la droga.

Vemos aquí una decadencia social, económica y moral en el bajo mundo de una ciudad cosmopolita, con problemas de vivienda e indigentes desplazados, una característica que como país arrastra Estados Unidos desde hace ya unas dos décadas, con el mercado inmobiliario al borde del colapso. A ello se agrega la falta de empleos y las familias desorientadas y fragmentadas, sin mucha esperanza ante el futuro, eso que palian con alcohol y drogas.

La historia se enmarca de manera clásica en calles oscuras y húmedas, tugurios también sombríos, “negocios” lúgubres como la casa de empeño de Tommy o la residencia de Blake (Eli Roth), el infausto traficante de droga. El director de la cinta, Benjamin Caron, realiza un buen ejercicio de estilo a partir de la novela de Willy Vlautin, con el eficiente uso del ya mencionado claroscuro que deliberadamente no deja apreciar (o inhibe) los rostros de los personajes.

La actuación de Vanessa Kirby es poderosa, la de Gottsagen muy natural (experto ya, a pesar de su condición especial) y la de Jason Leigh eficiente como una frívola aspiracionista. Sin embargo, a esta cinta se le ha cuestionado su falta de verosimilitud por la espiral de acontecimientos muy forzados y solucionados de manera muy casual y poco creíble. Ciertamente así es, pero es una historia que transmite desesperación, escasa solidaridad social, personajes víctimas de un sistema que ya no convence ni a sus propios ciudadanos y una muestra de lo que aún se puede hacer dentro de este género. Se puede ver sin ningún problema, en Netflix. Entretiene bien.

Título original: Night always comes. País: Estados Unidos. Año: 2025. Dirección: Benjamin Caron. Guion: Sarah Conradt. Producción: Gary Levinsohn, Billy Hines, Ryan Bartecki, Benjamin Caron, Jodie Caron, Vanessa Kirby, Lauren Dark. Cinematografía: Damián García. Edición: Yan Miles. Música: Adam Janota Bzowski. Compañías productoras: SQEP, Co Created Media, Aluna Entertainment, H2L Media Group. Distribución: Netflix. Reparto: Vanessa Kirby, Jennifer Jason Leigh, Zack Gottsagen, Stephan James, Randall Park, Julia Fox, Michael Kelly, Eli Roth.

Por José de Jesús Chávez Martínez

Comunicólogo egresado de la UAM Xochimilco. Profesor investigador en la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Occidente Unidad Culiacán, con las líneas comunicación y educación, y el cine como dispositivo didáctico, de las cuales se han desprendido diversos artículos científicos y tres libros. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII). Desde 2021 es colaborador de correcamara.com