Por Miguel Ravelo

La noche del martes 21 de agosto, las puertas del majestuoso Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, celebrando este año su centésimo aniversario, se abrieron para recibir nuevamente a uno de los festivales de terror más reconocidos y queridos de nuestro país: la decimoséptima edición de Macabro, el festival internacional de cine de horror de la Ciudad de México. Recordando el aniversario número 200 de la publicación de Frankenstein de Mary Shelley, obra cumbre del horror gótico, Edna Campos, directora del festival, dio la bienvenida al público asistente y a los dos invitados de gala de esa noche. La guionista Sandra Becerril y el cineasta de culto Mick Garris, autor de numerosas películas de horror como “Critters 2” (1988), “Psicosis IV” (Psycho IV, 1990), “Sonámbulos” (Sleepwalkers, 1992), así como de la famosa versión en miniserie de una de las obras cumbres de Stephen King: “El resplandor” (The shining, 1997), con guion escrito por el propio King.

La presencia de Garris y Becerril se debía, además, al estreno en México de “Nightmare Cinema”, cinta inaugural del festival y que Macabro trajo a nuestro país a poco más de un mes de su premiere mundial en el Fantasia International Film Festival de Canadá. Y la celebración no es para menos. “Nightmare Cinema” es una cinta antológica, en la que cinco reconocidos directores de cine de horror y suspenso se dieron cita para crear una película que no solamente uniera a varios directores consagrados, sino que además rindiera homenaje a otras cintas estadounidenses de horror antológico como “Creepshow” (G. Romero, 1982) y a la serie de televisión “Cuentos de la cripta”, que se transmitiera de 1989 a 1996. Mick Garris, quien funge como productor de la película y director y guionista de uno de los segmentos, consiguió reunir a nombres tan reconocidos como Joe Dante (Gremlins, 1984), Alejandro Brugués (Juan de los muertos, 2011), David Slade (Hard Candy, 2005), y por supuesto no se puede ignorar la presencia de la mexicana Sandra Becerril, autora del guion del segmento “Mashit”, dirigido por el japonés Ryûhei Kitamura (The midnight meat train, 2008).

Es así como estos cinco directores se dieron cita para crear el “Nightmare Cinema”, representado en la película por el cine Rialto, uno de esos señoriales cines antiguos con cientos de butacas, lujosas esculturas y polvorientas cortinas rojas de terciopelo que el tiempo y la modernidad se han encargado de desaparecer. En este cine de pesadilla, un misterioso proyeccionista (Mickey Rourke), atrae a varias personas para mostrarles una proyección del que será el momento más aterrador en sus vidas. ¿Esto es una película real que les está mostrando su destino? ¿El proyeccionista está provocando en ellos una especie de alucinación? Será necesario ver cada historia hasta el final, porque la curiosidad de cada uno conseguirá siempre ganar la partida, obligándolos a presenciar la proyección más cruel y terrorífica que hayan visto jamás, ahora como protagonistas. 

La película abre con el más logrado de los cinco segmentos, lo cual es una decisión arriesgada ya que a pesar de que el nivel en las cinco historias se mantiene, ninguna consigue la diversión y el horror presentados por “The thing in the Woods”, de Alejandro Brugués. En ella presenciamos la ya clásica secuencia cumbre en todo slasher, en la que un asesino despiadado persigue y mata jovencitos en una cabaña en el bosque, pero con varias sorpresas bajo la manga que le dan la vuelta a todo lo que hemos visto hasta ahora dentro del género; en segundo lugar se nos ofrece “Mirare” de Joe Dante, un corto de body horror bien desarrollado e intrigante, cuya conclusión lamentablemente no termina por alcanzar las altas expectativas que generó en su desarrollo; el tercer corto, “Mashit”, es un delirante homenaje al cine de Robert Rodriguez y Sam Raimi, en el que un sacerdote y una monja deben enfrentarse a un grupo de niños poseídos. Tal vez el corto menos afortunado del grupo, pero que consigue un par de momentos divertidos en su desarrollo.

La cuarta historia, “This way to egress” nos coloca en una sala de espera de un consultorio psiquiátrico, en el que una mujer aguarda su consulta e intenta tranquilizar a sus dos hijos, mientras ve extrañada cómo la gente que la rodea comienza a sufrir monstruosas deformaciones. La historia es interesante pero a este segmento le ganó su apartado visual; realizada en blanco y negro y con un trabajo de postproducción muy vistoso que poco a poco va haciendo que todo el entorno de la protagonista se deforme, la historia termina por no ser tan atrapante, pero se agradece su final abierto a diversas interpretaciones.

El último segmento lleva por nombre “Dead” y fue dirigido por Mick Garris. Es una muy efectiva historia de fantasmas que se niegan a abandonar este plano por no aceptar la separación de sus seres queridos, llegando a tomar acciones verdaderamente terroríficas con tal de que los que aquí se quedaron decidan acompañarlos en su viaje a la eternidad. Es una historia del apego a veces enfermizo entre las personas, que pudo ser el mejor de los segmentos pero que se ve afectado por un final cursi e innecesario. A pesar de esto, consigue ser una de las historias más logradas dentro de la antología.

Es natural que en una película con varios realizadores y guionistas las historias a veces sean disparejas, pero aquí el nivel general es aceptable y la película funciona para una noche de terror y diversión. Se aprecia por supuesto el poder ver una vez más, en pantalla grande, el trabajo de especialistas en el género como Garris o Dante, o visiones novedosas y divertidas como la del argentino Brugués. El paso de los años ha dado pie a nuevas visiones y formas de abordar el cine de terror, pero películas como ésta son una ventana que nos permite viajar a otros tiempos de historias sorprendentes y terroríficas que nos hacían dudar de lo que escondía la oscuridad. Es fácil ver que “Nightmare cinema” fue realizada por personas que conocen y aman el género, y poder disfrutar eso en la oscuridad de una sala de cine, siempre será motivo de celebración.