Por Pedro Paunero
“Desde el Gran Mar he venido, a la Tierra Media
he venido.
En este lugar moraremos, yo y mis descendientes,
hasta el fin del mundo”
Juramento de Elendil, cantado por Elessar Telkontar (Aragorn),
durante su coronación como rey de Gondor.
A punto de cumplirse los veinte años del estreno de “El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo”, la primera de las películas que conforman la trilogía dirigida por el Señor de lo espectacular, el neozelandés Peter Jackson, y basada en los libros del querido autor británico J. R. R. Tolkien, no resulta sorprendente que exista una cantidad indeterminada de cortometrajes (van añadiéndose más cada determinado tiempo), medio metrajes, hasta largo metrajes en la plataforma de YouTube, dedicados a explorar de manera cinematográfica (como antes sucediera con los Juegos de Rol), aquellas historias, adaptadas directamente de los textos de Tolkien o basados en guiones originales, que los fans del escritor deseaban ver proyectados en la pantalla.
Stephen King, el prolífico autor estadounidense de terror, admirador él mismo de la obra de Tolkien, citó en su autobiografía “Mientras escribo” unas líneas que aclaran dicho fenómeno:
“Hemos leído mil páginas y aún no tenemos ganas de abandonar el mundo que nos ha regalado el escritor, o a la gente imaginaria que lo habita. Si hubiera dos mil páginas, las acabaríamos con la misma sensación. Un ejemplo perfecto es la trilogía de Tolkien sobre el Señor de los Anillos. Desde la Segunda Guerra Mundial, sus mil páginas de hobbits no han saciado a tres generaciones sucesivas de aficionados al género fantástico. Nadie ha tenido suficiente, ni siquiera añadiendo aquel epílogo amazacotado que es El Silmarillion. De ahí Terry Brooks, Piers Anthony, Robert Jordan, los conejos viajeros de La colina de Watership y medio centenar de obras más. Los autores de estos libros crean a los hobbits que seguían añorando; intentan recuperar de los Puertos Grises a Frodo y Sam porque ya no está Tolkien para hacerlo.”
El mayor “continuador”, en realidad un recopilador, de la obra de Tolkien fue su propio hijo, Cristopher, fallecido recientemente (2020), que prácticamente daba a la imprenta hasta la servilleta donde el padre había descartado borradores. Pero el lector pide más. Y el actor y el director, amateur o semi profesional, se ha encargado de hacerlo, a través de algunas películas de cierta calidad pero, sobre todo, en las que se destaca la ingente labor de amor y respeto por la obra del británico. Como parte de la próxima celebración, a dos décadas del estreno de la trilogía de Peter Jackson, y de la serie que se prepara –la más cara de la historia, y que se espera con ansias–, a través de la plataforma en Streaming de Amazon, así como de la película animada “The War of the Rohirrim” (Kenji Kamiyama), me ocuparé de algunos de los mejores trabajos dirigidos por los entusiastas fans de Tolkien.
“Nacido de la esperanza” (Born of Hope, 2009)
Fue dirigida y producida por Kate Madison, de la compañía británica Actors at Work Productions, quien invirtió las ocho mil libras que tenía como ahorro de toda la vida, según la información que nos ha llegado de ella, pero que, a través de donaciones en línea, alcanzó la cantidad mayor de veinticinco mil libras, para ofrecer un trabajo ambicioso y digno, que cuenta la historia de los Dúnedain, los Hombres del Oeste, situada hacia el final de la Tercera Edad de la Tierra Media, cuando el Señor Oscuro Sauron, envía legiones de orcos para exterminar a este pueblo númenóreano, así como a la descendencia de Isildur, y hacerse con el Anillo de Barahir, perteneciente primero al rey elfo Finrod, y que le fuera obsequiado a Barahir, un aliado humano de los elfos. Cuatro viajeros son auxiliados por la banda de guardabosques de Arathorn II (Christopher Dane), tras haber quedado esparcidos del resto, y son trasladados a Taurdal, el pueblo que gobierna Arador (Iain Marshall), padre de Arathorn. La película, basada en algunas líneas del apéndice de “El Señor de los Anillos”, se centra en el encuentro, enamoramiento y boda de Arathorn y Gilrael, llamada “la Bella” (Beth Aynsley), quien fuera rescatada por aquél, con su padre Dírhael (Andrew McDonald) y su madre Ivorwen (Philipa Hammond), mientras trasladan el cuerpo de su hermano Dorlad (Tom Quick), tras sufrir un ataque por parte de los orcos, y el posterior nacimiento de Aragorn (interpretado en distintas etapas de su vida por Robert “Bobble” Harvey, Jonah McLafferty y Luke Johnston), la “esperanza” (Estel) de los hombres, nombre otorgado por su propia madre. En la película vemos por primera vez en pantalla a los elfos gemelos Elladan (Matt Kennard) y Elrohir (Sam Kennard), hermanos de Arwen, enviados desde Imladris para ofrecer un refugio al niño y a su madre. La misma directora, Kate Madison, interpreta a Elgarain, la mejor amiga de Arathorn, y enamorada de este en secreto, antes de morir heroicamente. Al final, nos percatamos que, en un flashback, Gilrael ha sido quien nos ha contado toda la historia, mientras la narra a su hijo, y pronuncia la célebre sentencia:
“Doy esperanza a los Dúnedain. No he guardado ninguna para mí”.
La búsqueda de locaciones similares a las que Peter Jackson usara para la trilogía, la recreación de la aldea, el vestuario y el maquillaje, la música (debida a una pléyade de artistas entusiastas) y que contiene reminiscencias de la que Howard Shore (el ganador de tres premios de la Academia) escribiera, así como unas actuaciones convincentes, dan como resultado una película preciosista, afín al espíritu de las novelas, y de las películas de Jackson, en el más relevante de los Fan Films de Tolkien rodado hasta ahora.
Como dato curioso, en el minuto 59:04, cuando Arathorn es asaeteado por un orco, podemos ver en el árbol, a su izquierda, una letra “M” grabada en su tronco, en un bosque en el cual, de haber sido grabado algún signo, habría sido alguno de los que se incluyen en los varios sistemas de escritura de la Tierra Media, y no una letra del alfabeto latino.
“La búsqueda de Gollum” (The Hunt for Gollum, 2009)
Adaptación libre, igualmente, a partir de algunos fragmentos de los Apéndices de “El Señor de los Anillos”, que se centra en la búsqueda que realizan Gandalf (Patrick O´Connor) y “Trancos” (Adrian Webster), nombre dado en sus años de montaraz a Aragorn, de la criatura Gollum (voz de Gareth Brough), para averiguar cómo encontró al Anillo Único y si ha puesto sobre aviso al enemigo sobre su paradero, se centra en específico en un episodio que no se cuenta en “La Comunidad del Anilo”, y que se sitúa entre el descubrimiento que hiciera Gandalf del Anillo Único como posesión de Bilbo, y el viaje de Frodo a Bree, donde se topará con Aragorn. Fue dirigida y producida por Chris Bouchard, de Independent on Line Cinema, con tres mil libras obtenidas por financiamiento por parte de los fans, a través de las redes y plataformas de Internet.
La película comienza en el interior de una hostería de Bree, con la charla de Gandalf y Aragorn, que se preguntan sobre las maneras en que Gollum pudo hacerse del anillo. Aragorn se pone en marcha, no sin antes modular una oración ante la corroída estatua de Elendil. Durante el viaje se topará con Arithir, hijo de Argonathen (Arin Allridge), un montaraz de Arnor, con quien compartirá algunos tramos de su viaje, en los tiempos en que Gollum ha salido reptando de su cueva y se dedica a robar pescados en las aldeas, ignorando que uno de los Nueve Nazgul lo persigue, hasta el rescate final por parte de los elfos de Rivendel, donde se encontrará, una vez más, con Gandalf, y a donde trasladarán a la llorosa criatura paranoica.
La música también imita a la de Howard Shore, incluyendo a “La canción de Gollum”, interpretada por Emiliana Torrini en “Las dos torres”, pero que aparecía como anónima al momento de su estreno. Este mediometraje adolece de reiteraciones que remiten a las dos primeras películas de Peter Jackson, como la escena del romance entre Aragorn y Arwen (Rita Ramnani), que aquí resultan un tanto melosas, algunas otras situaciones filmadas casi plano a plano, sobre todo la tortura de Gollum en Mordor, así como las cansinas escenas de lucha contra los orcos, aunque en cuanto a calidad, esta apenas se sitúa por detrás de la película de Kate Madison.
Horn of Gondor (2020)
Cortometraje checo, dirigido por Šimon Pešta, del Colectivo artístico “Rosenthal”, inspirada en la historia de Borondir (interpretado por Borek Belfin), hijo de Emeldir (Dalibor Belfín), mensajero superviviente de los enviados por el Senescal Cirion (Zdenek Tomes), a Éothéod, el país de los Señores de los Caballos, los legendarios y honorables Eorlingas, también llamados Rohirrim, en busca de ayuda, y que se narra en los “Cuentos inconclusos”, de Tolkien.
La historia nos remite a la Tercera Edad de la Tierra Media, quinientos años antes de la coronación de Elessar (Aragorn), con un Gondor que ha perdido batalla tras batalla, asediado por hordas de Balchoth, descendientes de los Aurigas, a la vez que de legiones de orcos. Borondir, el último de los seis voluntarios que han tomado la misión, pierde a Baldor, su caballo, en pleno descampado, por lo que tiene que aventurarse a pie en el bosque, hasta dar con el borde de un precipicio, desde el cual tendrá una epifanía y hará sonar el cuerno de Gondor, tras pedir ayuda a Aransul, el viento errante del Sur, el “Soplo de Súlimo” (o Manwë, el más importante de entre los Valar), a quien ha encomendado su guía, para que lleve su voz hasta los jinetes, si estos no son sólo una leyenda.
Pero el sonido del cuerno atraerá a tres guerreros de Balchoth, con los que tendrá que vérselas, antes de que el cuerno sea respondido por tres Eorlingas que indagan sobre el sonido del cuerno que escucharon. Después de aceptar la alianza, los jinetes se dirigirán al sur, donde librarán la Batalla del Campo de Celebrant, en la cual el ejército de los Balchoth será destruido y Cirion, en agradecimiento, les entregará la provincia de Calenardhon, que desde entonces llevará el nombre de Rohan. Este es el antiguo origen de la alianza a la que acudirá el Rey Théoden, cuando Gondor pida ayuda durante la Guerra del Anillo, y que podemos ver representada en “El retorno del rey” con la Batalla de los Campos del Pelennor, al pie de Minas Tirith, en la tercera parte de la trilogía de Peter Jackson.
“Horn of Gondor” es el más corto, y el más emotivo, de los Fan Films basados en el legendarium de J. R. R. Tolkien que incluye un hermoso tema en lenguaje Quenya, escrito por Katerina Egemova, con música compuesta por Petr Kubelik y Vit Filipovsky, que se aleja de las anteriores imitaciones de la música de Howard Shore, aunque no haya podido sustraerse, por unos segundos, de recurrir al tema del citado Shore, después de todo, cuando la voz del narrador –sobre el mapa de Rohan–, cuente el surgimiento de dicho país.
Otras menciones:
Si bien no alcanzan la calidad de los tres Fan Films anteriores, vale la pena mencionar el sangriento Live Action del video juego “Shadow of Mordor” (Sam Gorski y Niko Pueringer, 2014), “Ranger” (Josh Fortune, 2020) y el poético Montaje Fan “La escalera interminable” (Unay Maragato, 2021), que demuestran la influencia y permanencia de la obra de J. R. R. Tolkien en sus apasionados seguidores.