Por Jean-Pierre Garcia
En exclusiva desde Cannes

El primer largometraje del joven director egipcio A. B. Shawky no dejó indiferente al público del Festival de Cannes. Sencillo en su temática (el combate día a día de un leproso que se niega a ser mirado como monstruo) pero bastante provocativo en su realismo. Una obra hecha contra la indiferencia.

Beshay, un hombre de unos cuarenta años, es un pepenador que se gana la vida sacando madera y objetos todavía útiles de un depósito de basura situado en el límite del desierto. Su cara lleva las cicatrices que la lepre le dejó cuando era niño, sus manos deformes son impresionantes pero le sirven de modo práctico como emocional. Ciertamente, su enfermedad ya no es contagiosa, pero se nota en la mirada y reacciones de los otros que este hombre es y será un marginado, lo que da sentido a su vida. A pesar de esta situación, este ser herido vive con ánimo, tiene amigos, está casado pero vive solo al inicio de la historia, pues su esposa está internada en un psiquiátrico. Además, hay un niño huérfano  de 10 años que pretende llamarse Obama y quien lo considera como un padre y lo persigue por todas partes.

El día en que le anuncian que su esposa murió, Beshay decide buscar a su padre que en su niñez lo llevó al leprosario y lo abandonó. Recuerda que era una ciudad en el sur del país llamada Qena. Así, emprende un viaje imposible con su burro y su carrito, y tras un tramo de recorrido se da cuenta que el niño Obama se ha escondido bajo unas mantas y viaja con él.

Este road-movie a través de Egipto posee algo extraño, tanta miseria acumulada, tantas hazañas y aventuras en un universo muy hostil. Les roban su poco dinero, se les rompe una rueda y ya no pueden usar el carretón,  tratan de robarle más tarde el burro. El animal no soporta el desierto y se muere. El road-movie continúa aborde de autobuses y trenes. Paso paso, nos damos cuente que Beshay y Obama se necesitan uno y otro. El huérfano ya no se busca un padre pues ya piensa haberlo encontrado. El viejo leproso se siente muy querido. Y sin contar toda la historia, se pudiera decir que estamos frente a un “feel-good” movie. Pero más allá de los buenos sentimientos, la dureza de sus existencias surge a cada esquina y puede transformar el menor problema en una pesadilla.

La puesta en escena juga con el realismo de las situaciones, sin embargo, se aleja bastante de las tramas clásicas del neo-realismo italiano. Lo que domina es la poesía y la fantasia en una obra que hubiera podido dejarnos sin voz y rápidamente entrar en el cine de horror.

Y disculpenme, pero me sentí muchas veces a lo largo de “Yomeddine” sobre las huellas del Lazarillo de Tornes. Y en un universo muy buñueliano en ciertos pasajes.     

CREDITS
A.B. SHAWKY – Director
A.B. SHAWKY – Script / Dialogue
Federico CESCA – Director of Photography
Erin GREENWELL – Film Editor
Omar FADEL – Music
Sherif ZEIN – Sound
Laura MOSS – Set decorator

CASTING

Rady GAMAL – Beshay
Ahmed. ABDELHAFIZ – Obam

Por Jean-Pierre Garcia

Jean-Pierre García es crítico e historiador de cine, fundó y dirigió el Festival Internacional de Cine de Amiens, Francia, de 1980 a 2011, que muestra cine del mundo entero y ha desarrollado un papel muy importante en lo que se refiere al apoyo a jóvenes directores de África, Asia y América Latina. Organizó varias retrospectivas y homenajes al cine mexicano y participó en el libro Luz, cámara, acción: cinefotógrafos mexicanos. En 1996, creó el Fondo de Apoyo a Desarrollo de Guiones del Festival de Amiens. Ha sido integrante y presidente de varios jurados internacionales en Europa, África, Asia y América Latina. Es experto en políticas de financiamiento y apoyos a cines del hemisferio sur.