Por Michelle Dassum
Noticine.com-CorreCamara.com

El actor estadounidense Tom Cruise ha sido el primer gran astro este año en Cannes. Presentando su postergada nueva cinta, “Top Gun: Maverick” (originalmente estaba previsto que se estrenara en 2020), recibió 5 minutos de ovaciones en pie. Buena parte de ellas se las ganó el propio intérprete y productor, que -como de costumbre- se entregó en cuerpo y alma. Además de firmar cientos de autógrafos y entregarse a los selfies de sus fans, protagonizó una multitudinaria clase magistral.

Sus colaboradores y los medios, además, contaron interesantes testimonios sobre el esfuerzo que desplegó Cruise para hacer posible esta tardía secuela: 36 años después del lanzamiento de la cinta original, sabemos que fue posible gracias al empeño del actor. Además, impuso una condición: que no fuera a parar en exclusiva a una plataforma, sino que siempre pensó en que el público la disfrutara primero en cines. “Hago películas para la gran pantalla”, sentenció.

En realidad -como contó el productor Jerry Bruckheimer a Hollywood Reporter- la película ha sido posible por la iniciativa del actor. Llamó personalmente al máximo responsable de Paramount y le dijo que quería hacerla. Se empeñó, por otra parte, en que Val Kilmer apareciera también en esta secuela, a pesar de su carrera en declive los últimos años.

Tom Cruise y su “Top Gun: Maverick” hicieron literalmente “despegar” el Festival de Cannes. En los alrededores del Palacio de los Festivales, centenares de admiradores esperaron desde horas antes su paso por la alfombra roja para presenciar la première mundial del nuevo episodio de una saga que comenzó el difunto director Tony Scott en los 80.

El propio festival, que le entregó una Palma de Oro de honor, se reservó una sorpresa: el vuelo sobre la Croisette de los aviones de la patrulla de Francia, dejando un rastro con los colores de la bandera gala, los mismos que los de la estadounidense.

En su clase magistral, Tom Cruise compartió sus ideas: “No fui a la escuela de cine, pero conozco las películas”, recordó el divo. “Crecí en un set y hago películas para los espectadores porque también soy un espectador. El cine es mi vida, mi pasión. Sigo yendo a ver estrenos, con otros espectadores, pero me pongo una gorra”, dijo sonriendo.

El millar de personas presentes en el Grand Palais le regalaron fuertes aplausos, mientras el actor proseguía: “He pasado mucho tiempo con los dueños de los cines, con aquellas personas que sirven las palomitas de maíz, las que hacen que esta magia suceda”. De nuevo, el intérprete neoyorquino, a los 59 años, demostró que no sólo es un número uno en las taquillas, sino el más entregado, el más profesional y el más digno representante de su oficio.