Cinecrítica: “Ciudadano Buelna”, al rescate de los héroes olvidados
Por Hugo Lara Chávez
El experimentado cineasta Felipe Cazals (1937) a lo largo de su interesante filmografía se ha aproximado con reiteración a la historia de México, sea a través de relatos con carga social como “Canoa” (1975) o “Las poquianchis” (1976), o a partir de un personaje clave, como el revolucionario Emiliano Zapata en la película de 1970 que lleva su nombre; el padre misionero Kino y el general Antonio López de Santa Ana en “Kino: la leyenda del padre negro” (1993) y “Su alteza serenísima” (2000), respectivamente. De igual forma, a través de su cine ha visitado episodios como la república de Juárez y la intervención francesa en “Aquellos años” (1972), el Porfiriato en “Las vueltas del citrillo” (2006) o a Expedición Punitiva en “Chicogrande” (2010).
Estas credenciales lo llevaron a dirigir “Ciudadano Buelna”, una producción impulsada por el Gobierno de Sinaloa y la universidad local acerca de un revolucionario originario de ese estado del noroeste de México: el general Rafael Buelna. Se trata de un ilustre personaje poco conocido fuera de Sinaloa, un militar nacido en Mocorito en 1890 dentro de una familia acomodada, de carácter rebelde y temperamental. Con formación de abogado y cierta experiencia como periodista, Buelna inició desde muy joven su actividad revolucionaria.
La película de Cazals, basado en un guión suyo, hace un recorrido por la vida de Buelna (encarnado por Sebastián Zurita) desde sus épocas de estudiante cuando se une a la lucha de Madero contra la dictadura de Porfirio Díaz, en 1910, hasta su muerte en el contexto del enfrentamiento contra la hegemonía del general Álvaro Obregón, en 1924. El filme hace énfasis en el idealismo de Buelna, un luchador solitario que entabla una férrea oposición contra el caudillismo que representaron, en distintos momentos, Carranza (Raúl Méndez), Obregón (Gustavo Sánchez Parra) e incluso Pancho Villa (Enoc Leaño). La trama también alude a cierta parte de la vida íntima de Buelna, al lado de su esposa Luisa Sarría (Marimar Vega) y de sus simpatías por Heriberto Frías (Jorge Zárate), Lucio Blanco (Damián Alcázar) y Emiliano Zapata (Tenoch Huerta).
En el cine, suele haber dos caminos para encarar las biografías sobre personajes reales: narrar un largo trayecto de su vida, que puede ir desde su nacimiento hasta su muerte; o bien relatar sólo un momento crucial que lo dimensiona como personaje que trasciende. En ambos casos, se trata de un desafiante ejercicio de síntesis y de habilidad narrativa para escoger lo mejor; cada alternativa tiene sus dificultades y ventajas. Hay ejemplos que han optado por uno o el otro camino, como “Lawrence de Arabia (1962), “La lista de Schindler” (Schindler’s List, 1993) y recientemente “Lincoln” (2012) o “Hitchcock” (2012). En el caso de “Ciudadano Buelna” (2012), Cazals decide abordar a su personaje durante un periodo prolongado y enmarañado.
De esta manera, el extenso recorrido que propone el filme se convierte en un complejo rompecabezas y en un terreno pantanoso para el ritmo y la agilidad de la trama. De sus posibilidades como drama épico, la cinta renuncia a mostrar escenas de batallas y se convierte en una intrincada biografía apta para iniciados en la historia de la Revolución —aquellos que puedan reconocer personajes y contextos— pero inaccesible para los que desconozcan aquel enredado universo de generales bigotones, campañas bélicas y debates políticos.
Partidario de las escenas solemnes y muy dialogadas (algo que pesa en la actuación de Zurita, poco carismático de por sí), Cazals intenta exponer desde el ángulo de Buelna las distintas encrucijadas de la gesta armada: de la victoria de Madero a su asesinato y la usurpación de Victoriano Huerta; del triunfo revolucionario contra éste a la pugna entre Venustiano Carranza y la Convención de Aguascalientes; del ocaso de Pancho Villa a la consolidación en el poder de Álvaro Obregón, etcétera. Al no acotar la biografía de Buelna, y optar por describir una colección de episodios que ocurren a lo largo de 15 años, el filme se vuelve frío, como una sucesión de lecciones contadas en una sola clase, sin humor ni ironía.
Lo destacable de “Ciudadano Buelna” es el esfuerzo de Cazals por revisar la compleja historia de México, para proponer una reflexión sobre un personaje olvidado que se rebeló contra el régimen de los caudillos, ambiciosos y corruptibles, que gobernarían México durante las siguientes décadas. Así Buelna resulta uno de esos héroes honestos que, a pesar de sus méritos —o precisamente por ellos— no trascendió a la historia oficial.
Son destacables también en el filme los trabajos de Lorenza Manrique en la dirección de arte y de Martín Boege en la fotografía.
Director: Felipe Cazals. Productores: Fernando Gou. Compañía Productora: Cuatro Soles Films S. A. de C. V. Idioma: Español. Guión: Felipe Cazals y Leo Mendoza. Fotografía: Martín Boege. Dirección de Arte: Lorenza Manrique. Dirección de Vestuario: Mayra Juárez. Música Original: Víctor Báez. Sonido: Gabriel Coll. Postproductor: Tlacateotl Mata. Diseño Sonoro: Samuel Larson. Edición: Oscar Figueroa Jara. Reparto: Sebastián Zurita; Marimar Vega; Damián Alcázar, Jorge Zárate, Tenoch Huerta, Bruno Bichir, Elizabeth Cervantes, Dagoberto Gama, Gustavo Sánchez Parra, Enoc Leaño, Raúl Méndez.