Por Perla Schwartz
El cineasta regiomontano Carlos González Morantes, emprende un
homenaje a las películas de la época de oro del cine mexicano en
“Crepúsculo Rojo”, un drama rural filmado en locaciones de Galeana e
Iturbide, allá en Nuevo León.
El punto de partida de la historia es el despojo de su rancho a
Valente (Alberto Estrella) por ser incapaz de cubrir un crédito
hipotecario, a raíz de la crisis económica. En un acto de
desesperación, él opta por asaltar un banco, pero nunca contará con el
hecho que uno de sus mejores amigos, Dagoberto (Enoc Leaño), en su
calidad de jefe de la policía, será el comisionado de ir en su búsqueda
para hacerlo cumplir con los mandatos de la ley.
Una amistad de largos años queda despojada de su fortaleza, puesto
que saldrán a flote antiguas rencillas y rencores. Estrella y Leaño
desarrollan los papeles protagónicos con gran soltura, en un filme que
recupera la esencia del México rural, pues incluso no falta el cura
(una buena interpretación de Ernesto Yáñez) quien a toda costa manipula
a sus feligreses.
Mención especial merece la participación del mimo César Cubero en su
papel del ayudante fiel de Valente. Su personaje no puede hablar, pero
todo se lo comparte a partir de la intensidad de su mirada.
González Morantes nos sitúa en un México rural que se ha negado a
desaparecer, no obstante el fuerte avance de la modernidad, un México
donde supuestamente prevalecen las buenas costumbres y la cohesión
familiar, aunque tampoco falta el prostíbulo regenteado por la siempre
efectiva Isela Vega, quien tiene en la dulce María Rebecca, a una de
sus más dulces pupilas, la cual despierta fuertes pasiones entre varios
de los lugareños.
Por momentos, este filme se torna un western crepuscular, buenos
contra malos, enfrentamientos, desavenencias, tiene un buen ritmo, se
muestra el oficio para dirigir del ex director de Filmoteca de la
UNAM, ahora es una cinta que se puede ver en Cineteca Nacional. Al
menos, es diferente de algunas de las propuestas más recientes.
Crepúsculo rojo
México 2009. Dirección: Carlos González Morantes. Guión: de él mismo
en colaboración con César Jaime Rodríguez. Música: Arturo Macías y
Gabriel Hernández. Fotografía: Jorge Suárez Coellar. Intérpretes:
Alberto Estrella, Enoc Leaño, Isela Vega, María Rebecca, duración 93
minutos.
