Por Hugo Lara Chávez
El efecto tequila narra la gloria y la caída —las dos igual de vertiginosas— de un corredor de bolsa, José Fierro (Eduardo Victoria), quien se enriquece a costa de la engañosa bonanza económica durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, para luego convertirse en el chivo expiatorio de un fraude de proporciones mayúsculas, que proviene de las más altas esferas del gobierno y el mundo financiero mexicano y que acaba no sólo con su vida profesional, sino con su intimidad familiar.
El filme está narrado desde el punto de vista del protagonista que, retirado del mundo bursátil, administra un bar con el nombre de “El efecto tequila”, desde el cual busca desenmascarar al verdadero responsable del fraude que lo hundió en el pasado, un criminal de cuello blanco. Así, la película reconstruye los episodios de su vida con una serie de flashbacks, en el contexto del convulsionado año de 1994 en México, que culminó con la crisis de diciembre. Entre otros momentos, se aborda la ambición que empuja al protagonista a urdir trampas para involucrar a su padre en una millonaria operación financiera, mientras su matrimonio se destruye sin darse cuenta.
El efecto tequila es un thriller político que tiene el atributo de abordar un episodio doloroso pero fundamental de la reciente historia de México, con la brújula puesta hacia el cine de directores como Oliver Stone (Wall Street, 1987) , pero con un presupuesto de videohome y un timón que desafortundamente conduce a las mareas del melodrama de telenovela —como lo evidencia una innecesaria subtrama sobre la esposa infiel, encarnada por Karla Souza—, por su tratamiento acartonado, una insegura dirección actoral y una edición caótica y fuera de ritmo. De hecho, la realización debe recurrir a la narración en off para que lo que suceda en pantalla pueda ser inteligible.
Anteriormente, el director Juan Antonio de la Riva había tocado el mismo entorno de la crisis económica en Elisa antes del fin del mundo (1996), así como Mari Carmen de Lara en En el país de no pasa nada (1999), pero no hay todavía una película importante que aborde de forma frontal la turbia gestión de Salinas de Gortari y sus consecuencias funestas para el país. En ese sentido, El efecto tequila es la más directa, y tal vez por eso el director —con cierto sentido de la oportunidad— denunció que había sido objeto de un intento de censura, al ser retirada de algunas salas de Cinemex.
Serment, quien anteriormente dirigió la comedia Kada kien su karma (2007), así como algunos documentales y programas de televisión, está lejos de lograr un filme sólido, que mantenga el interés de forma constante, y tanto su aproximación histórica como su trama de ficción resultan flojos.
A su favor, cuenta con un reparto interesante, donde destacan sobre todo José Alonso, en el papel del padre del protagonista, así como Julián Pastor, que interpreta a un veterano corredor de bolsa alcohólico que sirve como un cronista casual de la debacle nacional.
“Efecto Tequila”. México, 2010. Dirección y guión: León Serment, el guión en colaboración con Reyes Bercini. Fotografía: Ramón Orozco Stoltenberg. Música: Alejandro Giacomán. Intérpretes: Eduardo Victoria, Karla Souza, José María Torre, José Alonso, Duración: 100 minutos.