Por Hugo Lara Chávez

El director David O’Rusell (Three Kings y I Heart Huckabees) ha retomado una historia basada en personajes reales para su más reciente filme El peleador (The Figther, 2010), una de las películas con un número importante de nominaciones este año al Oscar, entre ellas las de mejor película, mejor guión original, mejor dirección y mejor actor de soporte, para Christian Bale.

El peleador narra la historia de Micky (Mark Wahlberg), un boxeador mediocre que vive a la sombra de su hermano mayor, Dicky Ward (Bale), un ex púgil que alguna vez noqueó a Sugar Ray Leonard. Por eso mismo, Dicky es una celebridad en Lowell, Massachusetts, el pueblo donde viven. Micky es entrenado por su extrovertido hermano, adicto a las drogas e irresponsable, y además es manejado por su dominante madre, Alice (Melissa Leo, con una sobresaliente actuación), quien suele consentir a su hijo Dicky. Pero Micky encuentra la posibilidad de rescatar su carrera cuando se enamora de Charlene Fleming (Amy Adams), quien le ayuda a tomar distancia del  control de su madre y hermano. Así, logra sumar varios triunfos hasta que se ve en posibilidades de pelear por un campeonato y, en paralelo, reconciliarse con su familia.

La trama está situada en los años ochentas, ambientada de forma simple pero eficaz mediante la música, los vestuarios y utilería. O’Rusell realiza su película con cierto sabor documental, sobre todo en lo que respecta a retratar los ambientes de Lowell, de casas desvencijadas y habitadas por gente corriente, de la clase proletaria mayoritariamente wasp (white anglo-saxon protestant) que pueblan cierta parte de Estados Unidos y que son encarnados muy fielmente a través de la madre y las hermanas de Dicky y Micky, mujeres vulgares, con educación y aspiraciones limitadas.  En ese marco, el filme pasa de la trama boxísitca para desarrollarse como drama familiar.

Además, el director incluye en el reparto a algunas personas que en la realidad intervinieron en la vida de Micky Ward, como su entrenador, el policía Mickey O’Keefe, e incluso el mismo Sugar Ray Leonard, que hace una breve aparición, como también lo hacen los reales Micky y Dicky quienes se presentan en la secuencia de créditos finales.

El peleador basa su mejores atributos en la fuerza actoral de Christian Bale, quien interpreta al personaje más llamativo de la trama, por encima del propio protagonista. Dicky es un ser ambivalente, luz y sombra, una oveja descarriada capaz de cometer tropelías a causa de su irresponsabilidad, pero al mismo tiempo tiene cierta nobleza y mucha simpatía, lo que lo salva de ser despreciable. Como lo hiciera anteriormente en otros papeles como en El maquinista, Bale le da gran solvencia y verosimilitud a su personaje y consigue que el público se conecte con él. En cambio, Mickey-Whalberg resulta un personaje soso y plano, convencional, cuyas decisiones parecen resultado de lo que debaten los demás, pero no él mismo.

El pelador no alcanza el nivel de los mejores filmes de ambiente boxísticos, como las imprescindibles Raging Bull (Scorsese, 1980), Rocky (Stallone, 1976) o Million Dollar Baby (Eastwood, 2004). La realización de O’Keefe se nota rutinaria para filmar las escenas de las peleas, que ocupan un lugar secundario, y en el plano narrativo, no logra la intensidad de las más recientes películas de seres desencantados y decadentes, como lo logró El luchador (The Wrestler, Darren Aronofsky, 2008), que hace dos años sirvió para sacar del olvido a Mickey Rourke.

El peleador (The Fighter)

 EUA, 2010. Dirección: David O. Russell. Guión: Scott Silver, Paul Tamasy, Eric Johnson. Reparto:  Christian Bale, Mark Wahlberg., Amy Adams, Melissa Leo.

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Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.