Cinecrítica: Monsters University. Pixar se agota a sí misma

Por Hugo Lara

Uno de los mayores éxitos de la productora Pixar fue sin lugar a dudas “Monsters, Inc.” (2001), dirigida por Pete Docter, David Silverman y Lee Unkrich, con guión de Andrew Stanton y Daniel Gerson. Era una historia que en términos técnicos resultaba sorprendente, con una animación depurada, y en cuanto al guión era una idea muy divertida bien realizada. Se trataba de la historia enmarcada en un supuesto mundo de monstruos que salían al mundo de los humanos para asustar a los niños y recolectar energía. Figuraban como protagonistas unos seres más que terroríficos entrañables: James P. “Sulley” Sullivan y Mike Wazowski, enredados en una aventura con la pequeña Bu.

Doce años después llega la tardía segunda entrega de esta filme, “Monsters University” (2013), ahora bajo la dirección del novato Dan Scanlon con guión suyo y de Robert L. Baird. Se trata de una precuela situada en la época universitaria del verde y redondo Wazowski, cuando conoce al que se será su gran amigo y compañero de andanzas, el gran mosntruo azul “Sulley” Sullivan. De una inicial animadversión, cada uno buscando convertirse en un “asustador” profesional,  superarán muchos obstáculos hasta formar la inseparable pareja que conocimos en la primera película.

La frescura e ingenio que antaño prodigaba Pixar en cada una de sus películas, es ahora una Luna menguante. La época de azoro y entusiasmo que detonaban filmes como “Toy Story” (1995), “Finding Nemo” (2003), y hasta “WALL·E” (2008) han quedado atrás. Tal vez el mayor daño que le ha hecho a esta casa productora es su lucrativa asociación con los Estudios Disney, que funciona bajo el esquema del “mainstream” y los blockbuster: atraer a los consumidores de palomitas aun sacrificando la creatividad.

A pesar de la simpatía que despiertan los protagonistas —Wazowski y Sullivan— y de algunas situaciones graciosas, el filme resulta menor a su predecesor, y con un sabor excesivamente “american way of life”, al centrarse en el entorno de una universidad hecha a imagen y semejanza de las de Estados Unidos, con todo y sus fraternidades Alpha, Beta, Phi, Omega y etcétera que se han aludido en diversas películas gringas para adolescentes. El humor depende demasiado de eso y en consecuencia provoca una gran merma de originalidad.

Si bien algunos buenos chistes y el carisma de sus personajes permiten rescatar en parte el espíritu de aquella película de 2001 (hay buenas secuencias como aquella cuando asustan a los policías, así como el doblaje en México a cargo de Víctor Trujillo y Andrés Bustamante “El Güiri Güiri”), “Monsters University”, es inferior a las expectativas. Y le resta potencia además el sobrecargado alegato aleccionador, moralizante sobre la amistad y el “deber ser”. Esto es consecuencia de la tendencia por producir  segundas partes, precuelas y continuaciones de sagas que hacen más evidente la crisis de contenidos de Hollywood, maniatado por la avaricia y el miedo para arriesgarse a probar nuevas cosas.

Recuerdo que alguna vez, en una entrevista en Los Angeles que realicé a John Lasseter, la cabeza de Pixar, afirmaba que “Disney hacía películas para niños que también disfrutaban los adultos, mientras que Pixar hacía películas para adultos que también disfrutaban los niños”. “Monsters University” busca satisfacer al público que le dictan sus mercadólogos, pero no los que antes bucaban por instinto. A esta película le falta corazón y eso es una decepción, aunque se convierta en un gran éxito de taquilla.

 

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Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.