Hipatía y Amenábar


Por Javier González Rubio I.


Gracias a la magia del cine este año ha empezado a darse un encuentro de dos personajes absolutamente lejanos en el tiempo. El resultado lo conoceremos en el otoño o en el invierno. Ella, una científica y filósofa de la legendaria Alejandría. El, un cineasta español. Al parecer, es la primera película que protagoniza Hipatía, a mil 600 años de su muerte. En la transmutación o transustación cuenta con el apoyo invaluable de una espléndida actriz, Rachel Weisz, de una rara belleza y con una amplia gama de registros actorales. Ella es conducida de la mano por el autor del guión y de la cinta, Alejandro Amenábar , también excelente músico, que tan buen sabor de boca nos ha dejado con sus películas anteriores (Mar adentro, Los otros, Abre los ojos y Tesis).


Hipatía fue una mujer de armas tomar, admirable en todos los sentidos pues con obstinación se dedicó al conocimiento en una época en que el mismo estaba vedado a las mujeres. Hija del matemático Theo, logró estudiar en Atenas y a su regreso fue electa presidenta de la Academia de Alejandría en un tiempo de violentas pugnas entre cristianos y paganos, tan fúricos unos como los otros, o sea la historia de siempre, abierta o soterrada que cíclicamente estalla y el mundo retrocede. El emperador Teodosio, que logró mantener unificado los imperios romanos de oriente y occidente decretó como religión única el cristianismo y prohibió todas las manifestaciones de culto que consideró paganas y la veneración a los antiguos dioses. A su muerte, en 385 D.C., el cristianismo se torna todavía más feroz y las persecuciones se acentuaron. Theophilius, Arzobispo de Alejandría, cruz en mano y seguido por sus monjes marchando hacia el Templo de Serapis, procedió a tirar abajo sus pilares y la colosal estatua del dios; de ahí siguió la destrucción de la Biblioteca de Alejandría. También la neoplatónica Hipatia fue víctima de ellas y acabó brutalmente asesinada por una horda de cristianos en 391. Se cebaron con ella no sólo por ser pagana sino por ser mujer, independiente y erudita (tres cualidades que la intolerancia aborrece). Amenábar trae la historia como un homenaje a Hipatía, al conocimiento y contra la intolerancia.


En ocasiones, el poder maravilloso del cine nos acerca a un personaje único y nos asombra con él y su circunstancia. Nos recuerda también que la historia, en esencia, aunque cambie sus métodos, se recicla sencillamente porque sus protagonistas son seres humanos.


Amenabar, o quizá sus padres más que él, saben bien las consecuencias de la intolerancia. El llegó a España con sus padres a los pocos meses de nacido huyendo de la dictadura chilena; se refugiaron en una España en la que agonizaba la dictadura franquista, así que el futuro cineasta creció en una democracia que evolucionó a pasos agigantados.


Agora, la película sobre Hipatía, es hasta ahora su obra más ambiciosa. La filmación ha durado 15 semanas, de marzo a junio de 2008 y el primer tráiler ha empezado a dar la vuelta al mundo. Vale la pena verlo: http://www.youtube.com/watch?v=lrC2sSw8lWU&NR=1