Por José de Jesús Chávez Martínez

¿Qué hubiera pasado si Superman hubiera nacido con algún problema de autoestima y un carácter impulsivo e irritable? Pues esta película de bajo presupuesto lo sugiere. En efecto, “Brightburn: Hijo de la oscuridad” es la historia de Brandon (Jackson A. Dunn), un niño extraterrestre con apariencia humana que llega a nuestro planeta en una nave y se estrella en un pueblo de Kansas llamado Brightburn, específicamente en la granja del matrimonio Breyer, formado por Kyle (David Denman) y Tori (Elizabeth Banks), quienes no pueden tener hijos por más que lo intentan. La pareja adopta al niño y lo llena de cuidados y amor, pero cuando llega a la adolescencia temprana empieza a sufrir acoso escolar, lo cual agudiza sus percepciones sociales y lo llena de rencor.

Brandon con su personalidad tímida y retraída, pero a la vez irascible, descubre poco a poco que tiene super poderes: mete la mano entre las aspas de una cortadora de césped sin sufrir daño alguno (la que se daña es la máquina) y deforma fácilmente un tenedor con los dientes. Estos impulsos los realiza de manera casi inconsciente, además de que entra en franca rebeldía con sus padres expresada mediante extraños dibujos.

También el chico descubre que puede volar y, una noche, va a la casa de Caitlyn Connor (una niña de su salón que le gusta) para espiarla, pero ésta lo descubre y después lo rechaza físicamente en una dinámica en la clase de deportes llamándole “pervertido”, lo que enfurece a Brandon y rompe la mano de Caitlyn. Todo empeora.

Tori le dice a Brandon la verdad de su origen, lo que solo sirve para acrecentar más su resentimiento y al igual que las sospechas de Kyle sobre algo malo. El niño oye voces también que le aconsejan apoderarse del mundo y es así como crea una especie de disfraz con capucha roja para volar y hacer desmanes. Después pide perdón a Caitlyn en el hospital, pero ella le advierte que su mamá, Érica, le ha prohibido tener contacto con él. Érica entonces pagará las consecuencias.

Esta historia puede relacionarse con el Superman bizarro, creado por DC Comics en la década de los 50’s, cuando Superboy fue expuesto a un rayo duplicador. Ya después se genera un personaje malencarado con vestimenta similar a la de Superman bueno, pero con la “S” en el pecho colocada al revés. Como sea, este filme es una propuesta llena de contrariedades que alude al máximo representante de DC en sus orígenes, cuando llega como meteorito a la Tierra.

Como producto de bajo costo, la película no está exenta de deficiencias en efectos especiales y algunos rasgos no bien trabajados en varios personajes. Sin embargo, destaca Elizabeth Banks, cuya interacción en este tipo de cintas parece interesarle (por ejemplo, dirigiría la feliz y grotesca “Oso intoxicado” –“Cocaine bear”- en 2023), encarnando en esta ocasión a una sexy y a la vez abnegada madre que debe elegir salvar a la humanidad como última misión.

Este drama familiar de ciencia ficción que igualmente involucra algo de “coming of age” se empantana y da risa por momentos, pero a la vez destaca por la crudeza, odio y violencia desplegada por Brandon que, cual Peter Parker, improvisa un traje que más bien lo hace parecer un espantapájaros. Otro guiño es hacia “El pueblo de los malditos” (“Village of the Damned”, Wolf Rilla, 1963) por aquello de los ojos rojos de Brandon cuando con ellos emite rayos láser. Otra leve similitud es con “Poder sin límites” (“Chronicle”, Josh Trank, 2012), la interesante historia en pietaje encontrado de unos jóvenes que también por causa de un meteorito caído en Seattle adquieren cualidades sobrehumanas que rebasan su entendimiento y su control.

La pregunta es si alguien será capaz de detener a Brandon, ya sean sus padres, la policía o sus familiares. Una pista: su “criptonita” está en la nave que lo transportó a nuestro mundo.

Es una historia de anti-superhéroes, tal como lo anuncia el cameo de Michael Rooker (como el youtubero “The Big T”) previendo un apocalipsis con la invasión de seres super poderosos que evocan a los personajes de DC Comics; por ejemplo, una “bruja” que ahorca personas con sus lazos, sí, una especie de bizarra Mujer Maravilla.

Si se le quiere ver como una parodia trágica, puede ser. Como una divertida y dramática crítica a la andanada e invasiva avalancha de Avengers, Justicieros y demás, también. Pero esperemos eso, un buen rato de diversión ciertamente inteligente de la mano del director David Yarovesky y con James Gunn, archi famoso por dirigir la saga de “Guardianes de la Galaxia”, como uno de los productores. Está en Netflix.

Título original: Brightburn. País: Estados Unidos. Año: 2019. Dirección: David Yarovesky. Productores: James Gunn, Kenneth Huang, Mark Gunn, Brian Gunn, Dan Clifton, Simon Hatt, Nic Crawley. Guion: Brian Gunn, Mark Gunn. Fotografía: Michael Dallatorre. Montaje: Andrew S. Eisen. Productoras: Screen Gems, Stage 6 Films, Troll Court Entertainment, The H Collective. Distribución: Sony Pictures Releasing. Reparto: Elizabeth Banks, David Denman, Jackson A. Dunn, Matt L. Jones, Meredith Hagner, Becky Wahlstrom, Stephen Blackehart, Emmie Hunter, Gregory Alan Williams, Jennifer Holland, Michael Rooker.

Por José de Jesús Chávez Martínez

Comunicólogo egresado de la UAM Xochimilco. Profesor investigador en la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Occidente Unidad Culiacán, con las líneas comunicación y educación, y el cine como dispositivo didáctico, de las cuales se han desprendido diversos artículos científicos y tres libros. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII). Desde 2021 es colaborador de correcamara.com