Por Miguel Ravelo

Hasta hace pocos años, el nombre de Edward Berger no era habitual en las ceremonias de premiación como los Oscar o los Globos de Oro, a pesar de tener ya varios largometrajes y series de televisión en su haber. Fue hasta 2023, cuando “Sin novedad en el frente” (All Quiet on the Western Front) se llevara cuatro de sus nueve nominaciones al Premio de la Academia, incluyendo el de Mejor Película Internacional, cuando el trabajo del director alemán comenzó a ser considerado.

La cruda visión de un soldado alemán intentando sobrevivir durante la Primera Guerra Mundial no pasó desapercibida por la mayoría de festivales alrededor del mundo, reconociendo a la cinta como una de las mejores piezas en abordar uno de los más importantes conflictos bélicos. La dirección de Berger fue vertiginosa; la atmósfera conseguida, asfixiante. Es curioso que la tensión y vigor logrados en una película tan violenta como ésta, se transmitan de forma tan natural a “Cónclave”, película que aborda el proceso de selección de un nuevo Papa en el Vaticano.

Lo primero que llama la atención en “Cónclave” es su excepcional elenco: Ralph Fiennes, Stanley Tucci, John Lithgow e Isabella Rossellini como las cartas principales de la cinta, la cual cuenta también con el notable actor italiano Sergio Castellitto. “Cónclave”, además, representa el debut actoral del mexicano Carlos Diehz, quien interpreta a uno de los cardenales sobre los que recaerá la elección del nuevo pontífice.

Con un notable guion del nominado al Oscar Peter Straughan (“El espía que sabía demasiado”, 2011), basado en el bestseller homónimo de Robert Harris, “Cónclave” arranca con el fallecimiento del Sumo Pontífice y el inmediato llamado para que el Colegio de Cardenales, liderados por el cardenal británico Thomas Lawrence (Fiennes), se recluya en el Vaticano durante varios días para votar y elegir al sucesor. La labor de los casi 140 cardenales será elegir al que, entre ellos, reúna las condiciones para ser designado como líder de la religión católica, por lo que las ambiciones entre los piadosos hombres de fe enseguida saldrán a la luz.

Contrario a lo que su premisa podría sugerir, “Cónclave” es una película que desborda tensión y suspenso desde sus primeras secuencias. En cuanto los cardenales llegan al Vaticano, Berger nos guía para conocer sus posturas y personalidades, así como a los cuatro candidatos que más posibilidades tendrán de recibir el nombramiento. La tarea de que el encierro de los cardenales se desarrolle de la forma más ordenada posible recaerá en el cardenal Lawrence, de postura liberal y quien previamente presentara su renuncia como cabeza del Colegio de Cardenales, la cual fue rechazada por el difunto Papa. 

Una vez ubicadas las piezas del juego, el conflicto se desatará dentro del más sagrado recinto para la religión católica. Como lo mencionará el cardenal Bellini (Stanley Tucci), este conclave es una guerra, y cada cardenal deberá elegir un bando. Por supuesto, las conspiraciones comenzarán, el intento de ganar aliados entre los cardenales dictará las más variopintas acciones entre ellos y, sobre todo, saldrán a la luz los oscuros secretos que algunos guardan y que sus adversarios buscarán revelar para tirar sus candidaturas. La tarea que tiene el cardenal Lawrence entre manos no será fácil.

Entre los muy destacables valores presentados por “Cónclave”, además de sus notables actuaciones, está la extraordinaria recreación del Vaticano y sus interiores, en especial de la Capilla Sixtina, en donde se llevan a cabo las votaciones que formarán los momentos más intensos de la película. Al ser imposible filmar dentro de este lugar, el equipo encargado del diseño de producción, liderado por Suzie Davies, realizó uno de los más impresionantes trabajos de recreación de un lugar histórico.

Es notable también la fotografía de Stéphane Fontaine, que nos regala algunas de las más sobrecogedoras imágenes del año, jugando con los espacios cerrados dentro del Vaticano y volviéndolos un lugar asfixiante para los espectadores, así como con composiciones en los que los blancos y rojos de la vestimenta de los cardenales parecen cobrar vida mientras forman caprichosas figuras bajo las que se encuentra una de las más importantes decisiones de la política mundial. No se queda atrás la música de Volker Bartelmann, quien consigue piezas profundamente estresantes que logran que el suspenso y la tensión tomen un protagonismo fundamental.

A pesar de sus muchas virtudes, “Cónclave” no está exenta de algunos tropiezos que consiguen que su último tercio no sea tan funcional. La decisión final tomada por los eclesiásticos resulta un tanto gratuita y poco coherente con lo que la película ha desarrollado durante su metraje. Por otro lado, la película guarda una revelación final que resulta innecesaria y sensacionalista, abandonando por completo la mesura y tensión tan bien alcanzadas por Berger durante la cinta. Es curioso que los realizadores de una película tan bien desarrollada se dejaran llevar por salidas que buscan jugar con la polémica antes que dar a la historia el cierre lógico que fue construyendo durante su metraje.

Haciendo a un lado lo anterior, “Cónclave” resulta un thriller atrapante y recomendable. Berger nos lleva a un lugar en el que esperaríamos templanza, paz y decisiones basadas en el raciocinio, y sin embargo encontramos en él, entre personas que deberían ser una guía espiritual para sus fieles, a algunos de los más mezquinos y ambiciosos personajes vistos en cine este año. Las alianzas, traiciones, conspiraciones e intrigas de la fe son uno de los más conseguidos elementos dentro de “Cónclave”, una película que podemos asegurar tendrá un número considerable de nominaciones al Oscar este año.