Por Gustavo Ambrosio

Wes Anderson ha demostrado en los últimos años una versatilidad autoral como nadie en el medio fílmico.
Su vena negra para la comedia se trasladó en esta ocasión a un género prácticamente olvidado en la literatura y el cine, el misterio.

La historia del Hotel Budapest se desarrolla en un mundo paralelo al nuestro, similar, pero no igual, algo así como lo que logró Chaplin en “El gran dictador”, un contexto entre guerras en una Europa que va del esplendor imperial hasta la decadencia burguesa y aristocrática.

Muy a lo Agatha Christie pero con toda la estética Andersoniana, nos encontramos al señor Gustav H., un hombre refinado con una tendencia gerontofílica, el cual causa un impacto que atraviesa generaciones, mentes, corazones y páginas.
El estilo visual y narrativo de Wes Anderson se afina. Lo hace único y chispeante. El diseño artístico alcanza un nivel que se veía desde sus primeros filmes, único y con el sello. Desde los colores, las exageraciones espaciales, los ornamentos y los decorados, hasta el vestuario (Ojo, lo hace Milena Canonero, responsable de “Barry Lyndon” y “María Antonieta”) y el maquillaje. El tufo histórico le sirve al director de “Fantastic Mr. Fox” para explotar toda su vena creativa.

Es, en pocas palabras, su película mejor dirigida a la fecha, no cualquiera obtiene que un encuadre contenga estilo, estética y discurso en unos pocos segundos.

Los momentos hilarantes son varios, donde la sangre y la crueldad resultan terriblemente graciosas. Y los homenajes a cintas de estilo victoriano, herencia incluida, y “El nombre de la rosa”, hacen sonreír.

Sin embargo, los momentos parecen flashes, uno a uno, que plantean muchos personajes, con acciones inmediatas, pero que nos impiden hacer una conexión cercana con ellos, más allá de las ocurrentes escenas de humor.

La trama está muy estirada y pasa a una velocidad que diluye momentos dramáticos importantes, como el final, que hubieran tenido mayor impacto de estar más cimentados desde un punto de vista no tan acelerado y salteado.

El reparto encabezado por un portentoso Ralph Fiennes se desenvuelve en sus papeles caricaturizados y los presentan tan exagerados como Wes se los solicita, pero el diálogo emotivo de e inteligente de “Moonrise Kingdom” se extraña en esta especie de parodia de la decadencia europea.

Alexandre Desplat vuelve a colaborar en la música y como siempre tiene un despliegue sonoro adecuado para ambientar el filme y le da vida para que el “feeling” de Wes esté siempre en la pantalla, aún en los momentos más oscuros de la película.
“El Grand Hotel Budapest” es una comedia negra disfrutable, pero que roza la superficie de lo que generalmente Wes Anderson nos entrega, es como un filme bonito, agradable, como los pastelillos que se comen los personajes, deja un buen sabor de boca pero con ganas de más.

“The Grand Hotel Budapest”, escrita por Wes Anderson y Hugo Guiness, Dir. Wes Anderson, EUA/2014, Reparto: Ralph Fiennes, F. Murray Abraham, Matiehu Amalric, Adrien Brody, Williem Defoe, Harvey Keitel, Saoirse Ronan, Tilda Swinton, Lea Seydoux, Jude Law, Bill Murray, Edward Norton, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson, Owen Wilson