Texto por Lía Rueda.
“El último viaje” (2024). Guionista, director, editor y director de fotografía: Rodolfo Santa María Troncoso. Música original de René Rodríguez. Edición: Joaquim Martí Marqués y Rodolfo Santa María Troncoso. Con Federico Rebolledo Mota, Victoria Angulo García, Valeria Rebolledo Angulo. Productora: Artegios, Cosecha Docs. Distribuidora: Artegios Distribución. Productor: Rodolfo Santa María Troncoso. Apoyada por el programa Fomento al Cine Mexicano (FOCINE).
Un documental que te moverá el alma. Rodolfo Santa María Troncoso tiene el registro completo del mexicano doctor Federico Rebolledo Mota (tanatólogo y especialista en cuidados paliativos, 1950-2021) sobre el final de la vida de un ser humano. Y de pronto, lo inesperado siempre llega: al doctor le detectan un cáncer terminal y a preparar la maleta, como bien diría el doctor Rebolledo: “El planteamiento no es para morirnos, sino para terminar la vida bien preparado”. Un proyecto finito donde te dan tu último boleto. El doctor, con un gran semblante en su cara y un gran humor, le da un giro a la manera de ver la muerte. Hay que dejarles el paso a otras personas más jóvenes para que sigan viviendo.
El doctor Rebolledo es directo y sin rollos; quiere hacer su “tanatoshower”, como él decía: una gran fiesta de despedida para hacerse la idea de una vez de que ya es tiempo de irse, “venderles” la idea a sus amistades y familia para que no les tome por sorpresa. Federico escribió su vida; dice que antes de morir, las experiencias que pasó con sus pacientes le hicieron ver que las personas recuerdan toda su vida, por eso, antes de que olvidara sus memorias, mejor las escribió. Siendo tanatólogo y conocedor de la carta de derechos humanos de los pacientes en fase terminal, puedes hacer la carta de voluntad anticipada. Terminando su vida, digamos la muerte celular programada, comienzas a perder peso y tiras la energía que te sobra, y es por eso que uno dice que viaja ligero; en el proceso de consumación, el insomnio se apodera de uno, junto con las alucinaciones y el dolor.
La medicina y la cultura están peleadas, según comenta el doctor Rebolledo; no nos dejan morir dignamente, a fuerza nos quieren prolongar la muerte con respiraciones artificiales o coma inducido, no hay nada que hacer. Cuando el paciente está en paz, ya se puede ir tranquilo, comenzar a soltar, llorar, atreverse a salirse de uno mismo, y es que hay una contradicción terrible todo el tiempo que hace que no te puedas ir.
Con la morfina llega el estado profundo del sueño, donde descansas; cada vez duermen más y más y llega una tendencia al coma. Estar consciente del aquí y ahora y de tu propia muerte. Cuando dejas de ser tú mismo, no es que quieras morir, es simplemente terminar mi vida; empezó un día y tiene fecha de caducidad, como todo.
Tiene derecho a su “tanatoshower” para facilitar los movimientos, poder despedirse de todos: “ha sido un honor y placer haber coincidido con todos los que la vida le puso enfrente”. La eutanasia es la clave para el bien morir, pero en México está prohibida por la Ley General de Salud.
¿Por qué la gente se aferra a no querer morir? ¿Por qué no buscar una muerte digna? Hacer su voluntad; su religión está en el otro ser humano: la esperanza, tranquilidad y paz. Cuando pierdes el control de tu vida y dejas de tomar decisiones, se hace uno la idea de que no es real; la esperanza, que dicen que muere al último, cuando comienzas el proceso de muerte, nadie te enseña todo lo que deberías ayudar para que vayan haciendo el duelo los que se quedan, tus seres queridos. Estar satisfecho con tu vida; puedes acabar tu vida como un cuento de hadas, en una gran culminación, ir muriendo con inteligencia; la esperanza es más que el ser. El bien perfecto no existe en este mundo, solo puede acontecer más allá del tiempo, espacio y materia, como decía el poeta polaco Czeslaw Milosz (quien fue Nobel de Literatura en 1980). Como lo hacía el doctor Federico Rebolledo, decía: “El enemigo no es la muerte, es la ignorancia”.
Al negar la muerte, se pretende llegar al momento de esa condición de pobreza humana, llegando fatal por tanta medicina que, en vez de mejorar, empeora y te vas hecho una piltrafa; mejor, dignidad humana. Si tu conciencia está clara, mejor. Pero los familiares hacen lo imposible por no dejarlo ir, porque ya no lo volverán a ver. La libertad de decidir cuándo irse y acompañarlo hasta donde esa persona quiera. Cuando ya eres dependiente de otra persona por completo, lo complica todo. Siempre hay que hablar de los buenos recuerdos con la gente que uno quiere y no hablar de la enfermedad.
Tenía una convicción muy clara; dedicó su vida a acompañar a otros seres humanos en sus últimos días, y la vida le regaló que toda su familia estuviera con él en sus últimos días, riendo, disfrutando de todo lo que vivió con ellos. El último viaje que hizo, lo hizo a su manera y feliz.
Definitivamente, es un documental que está bien logrado, con un poderoso mensaje donde transformó su vida personal con dignidad; viajar ligero y hacer su maleta fue más fácil con la filosofía que logró hacer entender a sus familiares. Un documental que te lleva a la profunda reflexión sobre lo que todos tenemos que pasar: la muerte. Un documental que te lleva al presente, en el aquí y ahora. Sin duda, Rodolfo Santa María Troncoso refleja lo emocional, el amor al proyecto y la humanidad en momentos tan íntimos del doctor Federico, que si él estuviera aquí, estaría muy orgulloso de esta ópera prima del poderoso documental de Rodolfo Santa María, que le cambiará la vida a muchos seres humanos a la hora de su fin. El último viaje de un memorable viaje.
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