Por Gustavo Ambrosio

El tema migratorio ha sido retratado casi hasta el cansancio en la cinematografía latinoamericana en los últimos años, desde documentales, cortos, series y obvio, ficciones.

Desde Sabina Rivas hasta Sin Nombre, las películas sobre “migrantes” tienen siempre el ingrediente de cruda realidad y denuncia social, el cual se repite, película tras película, y al final terminan todas por parecerse. Aunque como dice el dicho, el chiste no es qué cuentes si no cómo.

La persecución de un sueño, ese ingrediente clásico de los personajes es único en la cinta de Diego Quemada-Diez, donde un grupo de cuatro jóvenes guatemaltecos buscan a como de lugar llegar al paraíso que siempre se les ha prometido desde que son niños, los Estados Unidos.

Para empezar, La Jaula de oro, posee a unos de los personajes más entrañables en años. Arquetípicos, pero no estereotipos; una chica que se viste de chico para evitar los problemas del trayecto, un muchacho arrogante obsesionado por ser un cowboy, un joven apegado a su país y un indígena que no sabe una palabra en español.

La road movie se mueve casi por capítulos, cada segmento es una sorpresa tras otra que va adquiriendo un tono dramático cada vez más complejo. Es una tragedia que se construye como el tren que pasa por los túneles, pasa de un mundo para otro, así transitan las escenas.

Admirar los fotogramas con un realismo que simula un docudrama, te deja helado por la cantidad de simbolismos (la escena del túnel del tren o la fábrica gringa), que nos pone a vislumbrar un retrato fiel a una cultura de desarraigo, de movimiento y descompuesta por la pobreza, como la que existe en Centroamérica.

La huida de las personas hacia un lugar mejor, un país que ha crecido siempre a expensas de ellos, y para ello atravesar el infierno, o sea, México. Un paso a paso, un viaje del héroe, con escenas intensas como las del secuestro rápido, la del jinete en medio de la basura o la de los zetas, te sacuden y a la vez te hacen empatizar con los personajes.

Los actores debutantes, sobre todo Brandon López y Rodolfo Domínguez, revelan un talento aplastante, los gestos y actitudes de ambos levantan una cinta que podría haber pecado de debilidad actoral gracias a una simpleza interpretativa por parte de Karen Martínez.

Por otro lado, el trabajo tras las cámaras de Quemada-Diez está bien aplicado, pues aprovecha el movimiento en tren, los campos y los paisajes urbanos, rurales y naturales para darle un significado a cada fotograma de su película. Aunque a veces parece excesivo su uso en el tren, y alarga tomas innecesarias. Nuevamente el estilo documental de denuncia resulta un tanto tedioso.

La Jaula de oro es una cinta intensa, con personajes entrañables y un trabajo dramático en el guión bien planteado, con giros de tuercas y momentos realistas que no dejan ningún hueco narrativo. Sin embargo, algunas tomas pseudodocumentales y repetitivas la colocan dentro del “género” de película de migrantes, pero sin duda, sobresale, por mucho, de todas ellas. Digna representante de México en los Goya.

La jaula de oro, escrita por Lucía Carreras, Gibrán Portela, Diego Quemada-Diez, Dirigida por Diego Quemada-Diez, México/2013, Reparto: Brandon López, Rodolfo Domínguez, Karen Martínez, Carlos Chajón.