Por José de Jesús Chávez Martínez
Considerable expectación causó esta película tal vez por la participación de la cantante y actriz Lucero Hogaza en algo “distinto” a lo que ha venido haciendo, es decir, telenovelas y producciones musicales. Su paso por el cine se resume a no más de diez películas, de entre las cuales se podría resaltar la mediana “Zapata, sueño del héroe” (Alfonso Arau, 2004) y el doblaje para el personaje de Jane en “Tarzán”, exitosa cinta animada de Disney (Chris Buck y Kevin Lima, 1999).
Ahora, la famosa intérprete ciertamente encarna a un personaje diferente, la doctora en Física Nora Cervantes, quien vive en la década de los 60’s, específicamente en 1966, y junto con su esposo, y homólogo científico, el doctor Héctor Esquivel (Benny Ibarra hijo) trabajan en un importantísimo y secreto proyecto en la UNAM, consistente en ni más ni menos que una máquina del tiempo con la que lograrán viajar a 2025, en la misma Ciudad de México.
Esta historia es ambiciosa ya que incursionar en la ciencia ficción en el cine mexicano no es sencillo por aquello del despliegue de producción que debe volver verosímil el entorno, con un armatoste que parezca legítimamente complejo y se adecue a las condiciones tecnológicas de los 60’s en nuestro país.
Hay aciertos en el punto anterior, en parte gracias a que las instalaciones de la UNAM siguen incólumes y conserva ese mismo espíritu académico de elevado nivel. Es ahí donde dos exponentes de la farándula ligera como Lucero e Ibarra no logran despojarse de esa etiqueta, sea ésta injusta o no. Vaya, es difícil imaginar a ambos como científicos, por mucho que los caractericen cambiándoles el peinado y la vestimenta. Sin embargo, hacen un esfuerzo plausible por estar a la altura, en especial Lucero, tratando de adaptarse a los elevados diálogos de las ciencias duras.
No obstante, la historia plantea algo interesante: el marcado cambio de ideologías respecto al lugar de grupos que antes se suponían minoritarios y sobre todo del empoderamiento femenino en la actualidad, el cual encanta a Nora, pues desde sus tiempos era ya una lideresa en el campo de la física y en pleno 2025 encuentra condiciones mucho más favorables para su papel como científica vanguardista. Pero entonces el que sufre por eso es Héctor, que no entiende cómo su patriarcado (machismo, pues) está sumamente debilitado, siendo él igualmente un científico brillante y el puntal teórico del proyecto intertemporal (por llamarlo de alguna manera). La escena de la conferencia que Nora imparte ya en la “nueva” UNAM es muy ilustrativa de este conflicto, que entonces deriva en fuerte conflicto de pareja.
Hay otro personaje esencial, Julia (Berenice Jonguitud de joven y Ofelia Medina en la tercera edad), una estudiante que quiere ser asistente académica de Nora y descubre el proyecto secreto de los doctores, pero que ya en 2025 se ha convertido en rectora de la UNAM y es la única que sabe quiénes son ellos cuando nadie los conoce ni reconoce en la actualidad. Julia ha establecido una política feminista en la máxima casa de estudios y empieza a apoyar firmemente a Nora e incluso le ofrece un importante cargo directivo en el área de ciencias básicas. Esto orillará a Héctor a tomar, molesto, una dura decisión que pondrá en riesgo su matrimonio y a Nora a decidir si vivir ese mundo idílico que le toma por sorpresa o apoyar a su marido.
Si alguien es fan de estos dos cantantes otrora estrellas infantiles-juveniles, la película le agradará bastante por su ligereza narrativa y su buena ambientación. Para los más exigentes, pues resulta un buen intento de combinar ciencia ficción con conflictos ideológicos y de pareja, pero hasta ahí. A esto último se agregan algunos detalles discordantes. Por ejemplo, los dos científicos de frontera se asombran con el Internet, cuando ellos debían saber que los inicios de la red de redes datan de la creación de ARPANET, precisamente en los 60’s, lo cual debía sorprenderles mas no maravillarlos en extremo, aparentando desconocerla por completo. También está el poco afortunado chiste del programa ochentero “Chiquilladas” (en el que Lucero participó siendo niña), aludiendo a “Chiquidrácula”; o el deslucido homenaje a “Volver al futuro” (Zemeckis, 1985): ¿Quién en la Ciudad de México, en 2025, tiene un auto DeLorean y, peor aún, lo usa para ir a comprar a una tienda de conveniencia a medianoche, cerca de la UNAM?
Bueno. Esta cinta recién se estrenó en junio pasado con éxito, y ahí debe mantenerse porque no es del todo mala, sino sirve para pasar un rato de diversión con un elenco conocido y muy esforzado por agradar. Tampoco es así que digan infumable. Tiene buena producción, apoyada por, y exhibida en, Netflix. Parece ser la mejor obra al momento del director Chava Cartas, experto en comedias leves.
País: México. Año: 2025. Dirección: Chava Cartas. Guion: Juan Carlos Garzón, Angélica Gudiño. Música: Héctor Hernández Stumphauser. Fotografía: Beto Casillas. Montaje: Sam Baixauli. Productora: Draco Films. Distribución: Netflix. Reparto: Lucero, Benny Ibarra hijo, Ofelia Medina, Renata Vaca, Claudia Lobo, Berenice Jonguitud, Alejandro Ávila, Mario Alberto Monroy, Enrique Singer.