Por Miguel Ravelo Ortega

México guarda en su corazón infinidad de de secretos y tradiciones, algunas ya desaparecidas y otras tan presentes hoy como hace cientos de años. Existen incontables etnias y poblaciones que muchos desconocemos, pero que viven día a día respetando hábitos y costumbres de las que a veces ni siquiera nos enteramos, a pesar de compartir con ellos el mismo hogar y formar parte de una misma cultura. Y es aquí donde la gran riqueza que forma a México se ve apoyada por el cine documental, que a través de películas que hacen las veces de pequeñas ventanas, nos permiten asomarnos por un par de horas a una realidad que está a la vuelta de la esquina y que sirve para expandir nuestra visión y entender todo aquello que nos hace parte de este país. En esta ocasión, quien se encarga de prestarnos la llave para abrir una más de esas ventanas es Jorge Prior, reconocido documentalista que esta semana estrenó en la Cineteca Nacional su película “¿Qué sueñan las cabras?”, presentada en 2012 en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y en los festivales de Toulouse, Montreal y Huelva, y que hasta ahora puede ser vista en la ciudad.

La cámara de César Gutiérrez y del mismo Jorge Prior nos lleva a conocer y convivir con pastores de la sierra mixteca en Oaxaca y Puebla, dedicados a la crianza de cabras y cuya subsistencia depende del trabajo que realizan con estos animales. Somos testigos de su vida en el monte, aparentemente monótona y llena de madrugadas heladas a las que los pastores están más que acostumbrados, hasta que llegamos a uno de los puntos centrales en su cotidianeidad y que es parte fundamental de este documental: la matanza anual, en donde durante varios días se da a muerte a cientos y a veces miles de cabras para el posterior aprovechamiento y venta de su carne, piel, vísceras, cuernos y pezuñas.

A pesar que la visión del sacrificio de tantos animales puede resultar brutal, Prior logra retratar la matanza desde el punto de vista de quien la realiza. Nos hace entender, nos muestra el antes y después de esta ceremonia. Nos invita a reflexionar sobre la vida y la muerte. No estamos viendo un grupo de personas matar cabras sin ton ni son; somos testigos de una tradición de más de 400 años de comunidades que conocen a estos animales, que los han visto nacer y crecer y que saben que ha llegado el momento de que un ciclo se cumpla y las cabras sean aprovechadas y sacrificadas para poder continuar con su forma de vida. Enmarcado con festividades llenas de color y vida, hombres con impresionantes máscaras de demonios bailan y se preparan para realizar el acto, el cual es bendecido a través de la celebración de una misa. Posteriormente, uno de los más experimentados matanceros indicará a los más jóvenes la forma en que deben matar a las cabras. Sin prisas, sin correr, dándole al animal el respeto que merece.

Una de las virtudes principales de este trabajo es hacer al espectador parte de este ciclo. Editado en capítulos (llamados en la película “trozos”), Prior nos cuenta con agilidad el inicio de una tradición y su desarrollo desde la voz de sus protagonistas. A través de la muy acertada música de Rubén Luengas interpretada por la Orquesta Pasatono y Lila Downs, los testimonios de los pastores y sus familiares nos mostrarán cómo se vive esta tradición, sabiendo que el trabajo que realizan está siendo repetido después de muchas generaciones, y que ya forma una parte ineludible de ellos. ¿Qué significa para estas comunidades la matanza de las cabras? ¿Qué es para ellos criar decenas, cientos de animales, verlos crecer día a día, saber que los mismos animales reconocen la voz y hasta los silbidos de sus pastores, y posteriormente llevarlos a morir? ¿Qué viene después? ¿Qué significado guarda la vida y la muerte?

Un documental como este tiene gran valor, y Jorge Prior nos guía con conocimiento y firmeza a lo largo de un ciclo que necesariamente debe terminar para después iniciar de nuevo. En uno de los últimos trozos, somos testigos del nacimiento de un pequeño becerro y escuchamos una ocasión más al narrador que, acompañado de la orquesta que nos guió durante este viaje de muerte y vida, se pregunta una vez más, aunque seguramente no la última: ¿qué sueñan las cabras?