Distribuidoras y exhibidores coincidieron en señalar que su poco interés en la producción mexicana no obedece al malinchismo, sino porque no es negocio. Así, los representantes de distribuidoras reunidos en la mesa redonda Para que todos te vean: distribución en México, se reunieron por primera vez tras el recién concluido Festival Internacional de Cine de Monterrey.


Dentro de las propuestas, Eckehardt von Damm, director general de Corazón Films, señalo la importancia de empezar “a formar un pensamiento más industrial, que no está peleado con lo romántico”.


Mas allá de discusiones sobre temáticas, modos de escribir un guión, estética y estilos de filmar, que se dieron en pláticas informales y en encuentros formales durante el festival, apareció la voz de los distribuidores para recordar a la gente que tener números negros interesa.


“Es importante que se tome en cuenta todo el ciclo del cine. Parte de completarlo es que estén con nosotros los distribuidores”, afirmó Juan Manuel González, director del festival, acerca del Día de la Industria, en el cual se llevó a cabo la mesa.


“Hacer una película debe ser un negocio y es de altísimo riesgo. Si no recupera por lo menos el costo, tardará en hacerse la siguiente película”, dijo Eckehardt von Damm.


En esta situación –no recuperar lo invertido– están dos terceras partes de las películas mexicanas estrenadas en cine, ilustró Mauricio Durán, quien encabeza Universal Pictures International Mexico (UPI México).


Ante esto Von Damm externó: “el apoyo del gobierno al cine es fundamental”. Si ofreciera el apoyo que dan gobiernos de otros países, como Francia, “las posibilidades de que sea negocio serían mejores”.


Opinó que en “la distribución es donde se acaba el sueño. Es donde hay que aterrizar, poner números a la película. Cuando uno levanta una cinta hay que pensar en el segundo y tercer proyecto”.


Asimismo, aseguró que “el distribuidor no es el enemigo del productor ni es el que se queda con más dinero”.


Por su parte, Alfonso López, director de la división de cine de Quality Films, advirtió que “ha cambiado el esquema cinematográfico”: se acortó la vida en cine de una película, “ya no excede los seis meses; luego, la novedad del DVD dura unos tres o cuatro meses y a los ocho a nueve meses ya está en la televisión. La piratería nos está comiendo el mercado, ha obligado a estrechar el tiempo de las ventanas (cine, DVD, etc.)”.


Leonardo Zimbrón, de Warner Brothers, ofreció las cifras de las cintas mexicanas que más ingresos han obtenido en Estados Unidos: El laberinto del fauno (37 millones 634 mil 615 dólares), Como agua para chocolate (21 millones 665 mil 468), Y tu mamá también (13 millones 649 mil 881) y Bajo la misma luna (12 millones 102 mil 872).


Pero éstos son los gigantes, las excepciones. Por tanto, Zimbrón pidió a los asistentes que se dedican al cine que se enfoquen en el mercado mexicano y no en el estadounidense.