*El director también dijo que el cine ha muerto.

Por Leticia Carrillo; desde Guanajuato, Gto.

Peter Greenaway dijo que todo el arte y las religiones están fundadas en las nociones del sexo y la muerte: “El dinero es otro tema pero pocos lo tienen y los que lo poseen lo ocupan para tener mucho sexo y evitar la muerte” mencionó el director durante la conferencia magistral que dictó en Expresión en Corto.

El cineasta expresó que todas las acciones humanas están motivadas por instintos sexuales y  esta faceta de la vida humana siempre se ha  representado en el cine y seguirá siéndolo: “además el cine debe hablar de todo, sin prejuicios” añadió el director de The draughtman’s contract.

Por otra parte, afirmó que el cine ha muerto pero opinó que no hay que llorar por ello porque es necesario dar el salto a la siguiente etapa de la evolución de esta disciplina artística.

 “Dirán que soy negativo y es una paradoja decir que hemos llegado al final de séptimo arte cuando en el mundo hay alrededor de  cinco mil festivales en el mundo y cerca de  tres mil han aumentado su programación” apuntó el polifacético artista.

Sin embargó, consideró que como arte, el cine agotó sus posibilidades expresivas al ceñirse al mandato del “marco, el actor, el texto y la cámara, las cuatro tiranías que lo han empobrecido y oprimido impidiendo explotar el potencial que los creadores tenemos en la punta de los dedos”.

En este sentido, aseguró que cintas como “Harry Potter y el pinche Señor de los anillos” no tienen vida cinematográfica ya que como la mayoría de los filmes realizados durante la historia del cine, se han dedicado a ilustrar textos y por centrarse en este aspecto han dejado de sorprender a los espectadores.

Porque para él, el cine no es sinónimo de narrativa, sino “la experiencia de la sensaciones, las emociones, la ambientación la atmósfera, la estructura” y como tal tiene que ser abordado con nociones no narrativas, de manera similar a la pintura, arte en el que Greenaway se inició.

Otro argumento que utilizo para apoyar sus tesis es que en todo arte existen las figuras del pionero, el consolidador y el destructor de los elementos que los conforman. Y en el cine ellos fueron Sergei Einsenstein, H.G. Wells y Jean-Luc Godard.

Pero después del destructor existe el enciclopedista, aquella persona capaz de organizar bajo un solo sistema todo el conocimiento acumulado en la disciplina y además, que haga factible el entendimiento de la misma para los demás: “estamos es espera de esa síntesis” expresó el director.

Greenaway definió a su filme de siete horas de duración The Tulse Lupper suitcases y al espectáculo audiovisual homónimo como un esfuerzo en este sentido, en el que se juegan con “experiencias múltiples” y en las que la acción se divide en varias pantallas para reflejar de manera más cercana la realidad.

Para el cineasta, la segunda “gran revolución tecnológica después de Gutenberg y que insertó en la sociedad los conceptos de multimedia, interactividad y capacidad de selección” significó al mismo tiempo el inicio de la muerte del cine en la forma en  que lo conocemos y la posibilidad de su reinvención.

“Si yo hubiera contado con esta tecnología hace diez años El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante no sería lo que es. Actualmente les podría hacer una versión para cada día del año, incluyendo una navideña y otra, al estilo Fellini”. Y explicó que reharía su filme continuamente porque, desde su perspectiva, el cine debe ser un arte del presente y no del pasado como ha sido en los últimos 114 años.

Empero, indicó que su propuestas para llevar aire fresco al cine tomarán mucho tiempo en ser aceptadas porque sólo una pequeña parte de la población es “alfabeta visual”, lo que hace difícil que el nuevo lenguaje sea aceptado por el público.  No obstante, él ha buscado nuevos canales y usos para el cine como los trabajos que ha desarrollado en diversos museos en Europa.