Foto: Víctor Bustos.
Redacción. “Mi universo en minúsculas” es la opera prima de de Hatuey Viveros, que narra el peregrinar de varios días de Aina, una joven catalana que llega a la Ciudad de México en busca de su padre. Su única referencia es una foto de la infancia con una nota en la parte trasera nuestra casa en el 37 de la calle Juárez. Esta dirección la llevará a emprender una búsqueda monumental entre la gran cantidad de calles con ese nombre y le brindará la posibilidad de explorar los universos minúsculos de cada número 37 para construir su experiencia de habitar la Ciudad de México.
Con producción del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y Foprocine. cuenta con guión de Ana Mata, e Inti Aldasoro, “Mi universo en minúsculas” llega a las salas este fin de semana y cuenta con las actuaciones de Aida Folch, Diana Bracho, Tara Parra, Jorge Zárate, Harold Torres, y Gabino Rodríguez.
El filme se hizo merecedor del premio a la mejor ópera prima mexicana del XV Festival Internacional de Cine de Guanajuato 2012. Correcamara.com tuvo oportunidad de hablar con su director Hatuey Viveros y esto nos dijo.
¿De dónde surge éste proyecto?
R: Este proyecto surge de la reflexión de qué diablos hago aquí, cómo podemos vivir en está ciudad tan grande, que a veces nos molesta, a veces tenemos que invertir mucho tiempo en movernos, a veces nos cuesta trabajo no tener espacios públicos para salir a esparcirnos, relajarlos, y hay una saturación de coches, de casas. Esta ciudad que nos satura, que no entendemos y que no conocemos, es una ciudad muy grande como para conocer, pues todo esto genera una serie de preguntas que tienen que ver con la transformación misma de la ciudad: cómo ha cambiado en los últimos años y cómo yo me relaciono con ella, cómo genero estos vínculos, cómo voy a establecer mi identidad a partir de ciertos referentes cuando además se está modificando constantemente, es decir, lo que hace diez años era para mi era un referente importantísimo pues tal vez ahora ya no exista o se transformó. ¿Cómo podemos vivir tantos millones en una ciudad tan grande? ¿No se va acabar nunca el agua? ¿De dónde viene el agua? ¿qué habrá en esa zona de allá que no conozco? Y la otra pregunta que me parece la más importante Ppor qué estamos aquí? ¿Por qué queremos seguir aquí?.
¿Cómo está historia llego a tus manos, por qué decidiste filmarla?
R: Yo decido contar esta historia porque tenía inquietudes de no gustarme la ciudad, aunque hay muchísimas cosas que sí me gustan. Empezaba a cuestionar seriamente porque estaba yo viviendo aquí y a dónde me voy a ir. Dentro de eso se da la posibilidad de un intercambio a la ciudad de Barcelona y me encuentro con está situación de una ciudad extranjera, cosmopolita, grande. Esto alimenta a su vez las reflexiones que yo ya estaba haciendo al estar aquí en México. Así empiezan las primeras sensaciones y los primeros esbozos de secuencias de lo que después sería “Mi universo en minúsculas”.
Hay un grupo numeroso de actores renombrados que intervienen en la película haciendo pequeñas partes, como Diana Bracho, Tara Parra, Jorge Zárate, , Harold Torres, y Gabino Rodríguez ¿cómo convocaron a todos estos actores, sobre todo porque parecen papeles no muy exigentes?.
R: Esta historia se construye de pequeños encuentros. Pareciera a veces que la importancia de una interpretación tiene que ver con el tamaño en pantalla o con la cantidad de páginas, de diálogo, que hay en una obra, pero no estoy de acuerdo. A mí en un inicio me ofrecieron que muchos de estos personajes se cubrirían con beats pero mi me parecía, porque estos encuentros breves iban a ser los que iban a construir toda la historia y que la suma de ellos iba a ser la experiencia de la película. Era bien importante que cada momento fuese verdadero, corríamos el riesgo de que no se construyera la verdad no dándoles su lugar justo a cada una de las secuencias y en ese sentido yo creo que tuvimos muchísima suerte de contar con el apoyo de muchos actores que se sumaron a está película aún considerando que las participaciones eran pequeñas.
Es llamativo que exista este conjunto de actores en está película cuando en un sector del cine que se genera de las escuelas se acude a los no actores, a los actores no profesionales, ¿por qué te fuiste tú sobre la elección de actores?
R: Porque me parece que hay que ejercitarse y es una responsabilidad como director enfrentarse a la dirección de actores. Una de las cosas más difíciles para uno, o al menos en mi caso de las cosas que yo reconozco como un déficit que tenemos los directores, es nuestra experiencia en la dirección de actores, a veces estamos entrenados para el trabajo con la cámara, entrenados para contar las historias, pero pues la dinámica misma de cada cuándo filmamos y cómo se establecen estas relaciones con los actores nos hace que nuestra experiencia y nuestro aprendizaje sea lento. Por otro lado había hecho bastantes documentales, tengo claro lo que en términos de lenguaje me puede dar ese trabajo, es decir, una persona cuando es lo que es, pues está muy bien y pues si sirve para el personaje me parece perfecto que se le llame, pero también me parece que cuando quieres construir una ficción y quieres que esa ficción este apuntalada uno tiene que trabajar con buenos actores.
¿Cómo elegiste a tu actriz catalana, Aída Folch?
R: Con Aída fue un proceso muy chistoso, me la recomendó una amiga que se llama Mar Coll, que había hecho una película que se llamó “Tres días con la familia”, ganó un premio Goya. Ella ya había hecho un casting de actrices que tenían un rango más o menos como el que yo estaba buscando. Ella me dio una serie de datos y para mí fue una búsqueda pues bastante acotada. Creo que lo fundamental para que fuera ella es que quería hacerla y a mí me parecía que en esta idea de hacer tú primer película sólo te puedes acompañar de gente que tenga esa energía y que tenga ganas de hacer la película contigo.
Es una película que habla de está distancia, de las ausencias.
R: A mí me gusta mucho resaltar que yo le digo que es una propuesta eisensteniana porque percibo hasta en un fotograma el contenido de toda la película y ese tipo de trabajo cinematográficos son obras de arte, cine de arte.
¿Y de qué otras cosas habla la película?
R: Para mí habla de muchas cosas, como tú primer película quieres contar todo. Me parecía que la búsqueda principal era el de la identidad. La idea de utilizar el nombre de un héroe (Juárez), que bautiza al mayor número de calles de una ciudad, ya le pone un espíritu, ya le da una identidad, es decir, cada ciudad tiene la identidad tal vez de las personas que le ponen nombre a las calles. Para mi encontrarme con que Juárez es la ciudad, es la calle más recurrente, me parecía que la ciudad en sí misma o las personas que decidieron bautizar esas calles, se identificaban con una sensación. La búsqueda del padre es en sí misma una búsqueda de la identidad y la cantidad de encuentros en cada una de las calles Juárez tal vez es la sensación de llevarse el espíritu de Juárez.
¿Dónde filmaron la extensa zona de casas de interés social?
R: Hay dos tipos de construcción que me parecieron nuevas en su concepción y era esta forma de vivir con casas de 2 metros cuadrados con 7 de profundidad multiplicadas por miles, que nos daban una idea de contexto que enfrentamos como sociedad, viendo cuál era el estilo de vida que se nos planteaba. Me pareció sui géneris y a la vez impactante ver estas casas que se construyeron en la carretera México-Pachuca, hay un gran segmento en la parte de Ecatepec y en Ixtapaluca donde grandes cantidades de hectáreas, fueron construidas bajo estos conceptos y muchas de ellas después abandonadas, en realidad como parte de una especulación inmobiliaria. De pronto hay casa vacías, o espacios con cientos de casas que nunca fueron ocupadas o lugares que fueron ocupados pero después abandonados porque no ofrecían buenas condiciones. Para mí era importante que estos personajes solitarios de la ciudad también estuvieran viviendo en esas condiciones, me gustaba que las casas fueran la casa A y la casa B, y cuando las multiplicaras fueran absolutamente anónimas. Es la idea de cómo construir esta experiencia de habitar la ciudad. La ciudad es el universo, este espacio gigantesco que nos brinda el universo, y las minúsculas somos los habitantes que construimos estas pequeñas relaciones que cotidianamente le dan sentido a nuestra vida a partir de cosas sencillas.
¿Cómo invitarías a la gente a ver tú película?
R: Esta película está destinada a aquellas personas que tengan ganas de responderse preguntas, de decir por qué habito esta ciudad, qué encuentro en está ciudad, qué me hace permanecer aquí, qué es lo más valioso. Para mí es un rescate del espíritu solidario que tenemos la gente que la habitamos y me parece que había que hacer énfasis en ello, sobre todo en está época en la que estamos poniendo focos en otras cosas más adversas. Tal vez el encuentro y el conocimiento del vecino nos quite todos estos temores que construímos a partir de prejuicios de mitificar ciertas zonas, o perjuiciar ciertas cosas que nos hacen repeler ciertos segmentos de nuestra ciudad o de nuestra sociedad. Creo que la gente que vaya a ver “Mi universo en minúsculas” se va a llevar una muy grata experiencia de conocer lugares de la ciudad que seguramente no conocía. Lo mejor para mi de haber hecho está película es dejarle al espectador una sensación grata y ver que sale reflexionando sobre el sentido de vivir en está ciudad y tener ganas de seguir viviendo aquí.