Por Hugo Lara Chávez
El arranque del Festival de Cine de Guadalajara se ha puesto en marcha entre ciertos titubeos. En la inauguración sobria –bien llevada por Mariana Linares y Roberto Fiesco– se presentó como película inaugural El gerente de recursos humanos (Eran Riklis, 2011), producción israelí con Alemania y Francia. Es una tragicomedia acerca de un gerente de recursos humanos de Israel que, para salvar la reputación de su compañía, tiene que llevar de vuelta a Hungria el cadáver de una ex empleada inmigrante, muerta en un atentado. Es un filme con humor, aunque padece algunos baches y ciertas inconsistencias que al final no dejan satisfecho al público.
La sección mexicana en competencia arrancó el viernes para la prensa con Flor de fango (Guillermo González Montes) y Burros (Odín Salazar), un par de cintas que no sucitó reacciones entusiastas entre los colegas periodistas. La jornada del sábado fue integrada por El efecto tequila (León Sermet), un thriller político que toma de pretexto la devaluación de diciembre de 1994 para narrar la historia de un operador de bolsa que resulta un chivo expiatorio de los manejos turbios de sus jefes. Narrada mediante flashbacks, el filme también está compuesto por una subtrama sobre la vida conyugal del personaje. Si bien la película tiene el atributo de tocar un tema interesante y relevante, la realización es fallida, a veces confusa y carente de fuerza, con un personaje portagonista desdibujado.
La otra película del sábado fue Entre la noche y el día (Bernardo Arellano), una opera prima sobre un hombre de edad madura con deficiencia intelectual que es maltratado por su familia que lo cuida: su hermano, la esposa de éste y el hijo adolescente de ambos. Es una película con una factura aceptable, pero que termina cuando parece que apenas va a empezar. Se nota la inseguridad de un director primerizo, inseguro, que ha titubeado con decisiones clave.
Las películas del domingo fueron la opera prima Reacciones adversas (David Michan), sobre los conflictos de un hombre en medio de una vida vacía y decadente. Es un filme que muestra atisbos de talento. Por su parte, Los inadaptados (Jorge Ramírez Suárez) es un cuadríptico de historias que suceden de forma paralela aunque no necesariamente conectadas entre ellas. Son personajes que tienen características peculiares (un actor porno, unos ancianos que planean un asalto, etc). La película fue recibida con simpatía, apesar de que tiene altibajos y parece que se extiende demás.
El premio, la película de Paula Marcovitch premiada en Berlín, ya tuvo una proyección en el Cine Foro. Es la historia de una niña y su madre, que viven a la orilla del mar en la Argentina de la dictadura militar. La niña gana un premio en la escuela, mediante un concurso sobre textos elogiosos al ejército argentino. El conflicto estalla al saberse de los familiares desaparecidos en manos de ese mismo ejèrcito. Filmada con escasos recursos, en la frontera entre la ficciòn y el documental, El premio es una pelìcula emotiva, que capitaliza con acierto su hechura situada entre el documental y la ficciòn, con la destacadìsima actuaciòn de la niña Paula Galinelli, de gran desenvoltura.
En las otras secciones de competencia tanto de ficciòn como documental ha habido algunas pelìculas que ya se vislumbran como favoritas. Entre las favoritas de la secciòn iberoamerciana, se cuenta ya la chilena-mexicana Post mortem (Pablo Larraìn), sobre un hombre que trabaja en la morgue chilena y que interviene en la autopsia de Allende. El filme sabe combinar el amargo momento de la Historia con mayùsculas de Chile con la historia privada del protagonista y su patètica vida solitaria.