FICM 2018: «Beautiful boy»: historia de padres e hijos

Por Miguel Ravelo
Desde Morelia

El Festival Internacional de Cine de Morelia presentó, como parte de los estrenos internacionales de su 16ª edición, una película que tanto por su temática como por sus actuaciones ha comenzado a dar de qué hablar en los festivales cinematográficos celebrados en meses recientes alrededor del mundo. Dirigida por Felix van Groeningen, “Beautiful boy” es una historia que se acerca a las complejas relaciones entre un padre y su hijo adolescente al atravesar éste un grave problema de adicción a las drogas.

“Beautiful boy” llega a Morelia luego de participar en el Festival Internacional de Cine de Toronto, el Festival de Cine de San Sebastián y de llevarse el Founder´s Award en el Festival de Cine de Chicago. Protagonizada por Steve Carell y Timothée Chalamet (aprovechando el tremendo empuje que le dejara protagonizar “Call me by your name”), “Beautiful boy” cuenta la historia real de David Sheff y su hijo Nic, adicto a las metanfetaminas. La película retrata, por un lado, la difícil lucha de David por sacar a su hijo de las drogas, y por otro el conflicto interno de Nic por aceptar su situación y pelear contra una adicción que se vuelve cada vez más poderosa. El guion, escrito por Luke Davies y Felix van Groeningen, está basado en las memorias de ambos involucrados: “Beautiful boy: A father´s journey through his son´s addiction”, escrito por David Sheff, y “Tweak: growing up on methamphetamines”, escrito por Nic, su hijo.

Si bien puede apreciarse la forma en la que el guion unifica la visión de cada protagonista en una sola historia familiar, el peso protagónico lo lleva el padre, muy bien interpretado por Steve Carell. Se entiende la postura al desarrollar un personaje que vive la desesperación de ver cómo la adicción a las drogas está matando lentamente a su hijo, pero se echa de menos una visión igualmente sólida con el personaje de Chalamet, el cual está desarrollado como el adicto que se siente incomprendido por sus padres y ve en las drogas una salida fácil. Es un personaje que hemos visto muchas veces con anterioridad, y la buena actuación de Chalamet merecía un Nic Sheff mejor desarrollado en guion. Si el personaje de su padre presenta un conflicto atractivo al grado de llegar a tomar la difícil decisión de desentenderse por completo de la enfermedad de su hijo, el del hijo no deja de ser un personaje que entra y sale de las drogas como cumpliendo el papel que sabemos que hay que ver en este tipo de historias: explosiones contra su padre, huidas de casa, periodos de desesperación y mendicidad que terminan en recaídas… elementos conocidos y tratados con poca novedad.

En el apartado del guion, “Beautiful boy” muestra algunos tropezones imposibles de ignorar. Ya sea con los no tan desarrollados personajes secundarios, que pudieron presentar mayor complejidad (especialmente el de Amy Ryan como la madre de Nic o el de Maura Tierney como la nueva pareja de David), o en situaciones excesivamente dramáticas que llegan a sentirse manipuladoras, la cinta parece caer en el lugar común de buscar abundancia de momentos lacrimógenos que logren conmover de forma muy poco sutil.

Es difícil no pensar en cómo sería recibida esta película si contara con otros actores interpretando a la dupla protagónica. Los realizadores saben que su carta fuerte la tienen en las actuaciones de Carell y Chalamet, en quienes seguramente recaerá la promoción para la temporada de premiaciones, y no es difícil imaginarlos a ambos con una merecida nominación al Oscar. Lamentablemente el guion y la dirección de Van Groeningen no alcanzan a estar a la altura y terminan dejándonos una película que si bien es medianamente visible, termina siendo poco memorable.