Por Miguel Ravelo
Desde Morelia
Para beneplácito de los amantes del cine, una de las citas más importantes dentro del año cinematográfico acaba de dar inicio: la edición no. 17 del Festival Internacional de Cine de Morelia, que del 18 al 27 de octubre traerá a las pantallas de la capital michoacana algunos de los más relevantes estrenos y personalidades del panorama cinematográfico actual.
Una de las primeras películas exhibidas dentro del programa de estrenos internacionales de ficción fue “El recuerdo” (“The Souvenir”, 2018), de la directora y guionista británica Joanna Hogg, quien en su cuarto largometraje explora una relación amorosa en la que la toxicidad, de forma inicialmente imperceptible y posteriormente insalvable, tomará el papel protagónico entre sus bien construidos y complejos protagonistas.
Julie (Honor Swinton Byrne) es una estudiante de cine que en una fiesta conoce a Anthony (Tom Burke), y con quien al poco tiempo inicia una relación amorosa. Anthony es un hombre encantador y con cierto halo de misterio que resulta cautivante para Julie; pero mientras la relación va desarrollándose y llevándolos más allá de los iniciales momentos que sugerirían el arranque de una relación perfecta, Julie va descubriendo aspectos y secretos en la personalidad de Anthony que le hablan de alguien que, paradójicamente, se vuelve más extraño mientras Julie cree ir conociéndolo a fondo.
Sin darse cuenta, Julie comienza a obviar las necesidades propias y a considerar como únicas las de Anthony. Evita a sus amistades, se aleja de su familia e inclusive llega a pedir altas sumas a su madre (Tilda Swinton, madre de la actriz protagónica en la vida real), para solventar las necesidades de su pareja, hasta que descubre, en una cena con amigos en común, que Anthony es heroinómano. Lejos de preguntarse cómo es posible que luego de varios meses de relación no fuera capaz de darse cuenta de las adicciones de su compañero, Julie entra en un torbellino de toxicidad en el que acaba siempre justificando cada acto egoísta de Anthony; ofrece disculpas innecesarias, compromete cada vez más la propia dignidad y, gradualmente y de forma imperceptible, va haciéndose menos hasta casi desaparecer.
Una de las fortalezas del guion de Hogg es la construcción de sus protagonistas. Lejos de dibujar personajes obvios o unidimensionales, la directora otorga matices a sus personajes que resultan un reto bienvenido para los espectadores. Se nos ofrecen experiencias valiosas y entrañables: un paseo en Venecia al que la protagonista recurre una y otra vez en sus recuerdos de los momentos mágicos junto a Anthony; momentos de apertura, de franqueza y arrepentimiento que parecerían acercar más a la pareja y fortalecer su relación hasta que, lógicamente, llega otra experiencia dolorosa que hunde más a Julie en un abismo infranqueable.
Los bien construidos personajes están interpretados con elegancia y compromiso por Swinton Byrne y Burke, que se sumergieron en el guion autobiográfico de Hogg dando vida a dos personajes especialmente complejos. Mención especial merece Honor Swinton Byrne, quien entró a la película casi por accidente: su madre, amiga de toda la vida de la directora, fue una de las primeras actrices en formar parte del proyecto. Hogg, al no conseguir una actriz protagónica y estando a tan solo unas semanas de empezar el rodaje, decidió dar a leer el papel a Swinton Byrne, quien hasta el momento solamente contaba con una breve participación en Yo soy el amor (Io sono l´amore), de Luca Guadagnino. La espera había rendido frutos: Hogg había encontrado a su protagonista.
Dirigida con especial sensibilidad y tacto, “The souvenir” podría parecer lejana, distanciada de sus personajes. Pero sin darnos cuenta, Hogg consigue envolvernos lentamente en esta relación, compartiendo con nosotros el proceso y llevándonos a entender a la protagonista, siempre evitando juicios; a comprender sus actos y hasta a reconocer momentos vividos en carne propia. El proceso que atraviesa Julie no es fácil, y mucho menos será salir de éste: ¿Hasta qué punto los recuerdos felices vividos al lado de una pareja son capaces de sostener una relación cuando ésta ha llegado a su fin? ¿Cómo las memorias pueden ser el único lugar del que es posible asirse para no terminar destruidos por una toxicidad compartida? ¿En dónde está la línea de no retorno y en qué momento se decide atravesarla?
Una relación como la mostrada aquí puede terminar de muchas formas, y la solución que propone la directora es arriesgada, sugiriendo una pregunta para los espectadores: ¿qué tan capaz habría sido Julie de salir de aquí por decisión propia si las cosas no se resolvieran del modo en que lo hacen? Las certezas son pocas, pero el proceso por el que la protagonista atraviesa se refleja en cada una de sus expresiones y en una intrigante mirada fija a la cámara en un momento fundamental. La directora y la actriz han logrado una integración no siempre conseguida, sembrando además varias preguntas que irán dibujando nuevos matices en la historia. Una de ellas será explorar qué le depara el futuro a Julie, un personaje que afortunadamente no nos dice adiós todavía. Pensada desde un inicio como una historia en dos partes, “The Souvenir: Part II” se estrenará en 2020 y con ella podremos conocer qué venía en el camino de Julie, uno de los más interesantes personajes a descubrir este año en cines.