+ Quedó inaugurada la exposición Primitive de Apitchapong Weerasethakul en el MUAC
Por Ulises Pérez Mancilla
Con el apoyo del público cautivo de universitarios y clientes frecuentes al Centro Cultural Universitario, la primera emisión del FICUNAM arrancó con salas llenas este fin de semana, además de contar con la presencia activa tanto de directores mexicanos como extranjeros, estudiantes de cine, actores, programadores de otros festivales, productores, técnicos creativos, críticos y cinéfilos por igual interactuando durante las funciones y entre descansos, generando discusión y análisis (tal como fue prometido) en los siempre loables espacios de convivencia de la UNAM.
Además de la retrospectiva de Artavazd Peleshyan en Cineteca Nacional, el Festival tuvo su punto máximo con la presencia del ganador de la Palma de Oro Apitchapong Weerasethakul, quien además de ofrecer una conferencia magistral inauguró en el MUAC su videoinstalación Primitive, que surge como una ramificación de su interés por el libro “El hombre capaz de recordar sus vidas pasadas”, que a su vez lo llevó a filmar Tio Boonme. Ambas obras, en palabras de su autor: “abordan la reencarnación y la transformación para celebrar en una fiesta el ímpetu destructivo en la naturaleza y en nuestro interior que se inflama para mutar y volver a nacer”. Dicha exposición permanecerá abierta al público hasta junio próximo.
Debido al retraso en la remodelación de las salas de cine del CCU, los foros de teatro y danza, Juan Ruiz de Alarcón y Miguel Covarrubias, además del auditorio del MUAC han sido adaptados para albergar el encuentro cinematográfico que arrancó con la función de El camino de Meek, de la realizadora norteamericana Kelly Reichardt, quien emitió un taller de narrativa visual en la Cátedra Ingmar Bergman. En el transcurso de la semana, se desarrollará el Encuentro Internacional de Escuelas de Cine, donde fue homenajeada ya la Escuela Internacional de Cine y Televisión, de San Antonio de los Baños, Cuba. Otra de las actividades más esperadas, es la exhibición del documental sobre The Doors: When You’re Strange de Tom Dicillo, cuya peculiaridad es que se hará en el formato de Autocinema en el estacionamiento 4 del CCU.
Igualmente, el martes primero de marzo se realizará en la explanada del MUAC el Segundo Desafío Exprés. Actividad correspondiente a un concurso de cortometrajes realizados por celular (una añeja propuesta del mismísimo Jaime Humberto Hermosillo que en su momento sonaba hasta descabellada) y que en su primera emisión generó mucha expectativa. El evento contará con la presencia de los actores Sophie Alexander Katz, Elizabeth Váldez, Paulina Treviño, Luis Arrieta y Hugo Catalán.
Estos son algunos títulos que se han exhibido ya y que en su mayoría aun cuentan con funciones en el circuito universitario esta semana:
La vida útil. Próxima función: Jueves 03 de marzo, CCU, 12:00 hrs.
Del director uruguayo Federico Veiroj (Acné), se trata de un sentido homenaje al cine desde la pasión, más que desde la erudición, como bien se insinúa en una de las escenas, teniendo como premisa el funcionamiento de la Cinemateca Uruguaya y la vida de su programador, un ratón de biblioteca (interpretado por el crítico de cine Jorge Jellinek) al parecer, poco capaz de establecer conexión con las minucias de la vida real, pero con toda la fuerza y sabiduría que le ha dado el cine como máxima expresión de la mentira. Realizada en blanco y negro, la película es una fábula precisa en tono y tiempo que se adhiere a los beneficios de los cada vez más usuales y desdibujados límites entre realidad y ficción. La vida útil se suma al interés que ha generado recientemente el cine Uruguayo en México a través de títulos como: Hiroshima y Norberto apenas tarde.
Paraísos artificiales. Próxima función: Jueves 03 de marzo, CCU, 18:00 hrs.
Llega a México recién desempacada de Rotterdam la primera ficción de Yulene Olaizola (Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo), directo a la competencia por el Puma de plata. La historia versa sobre una joven adicta (Luisa Pardo) que escapa a la playa buscando abandonar la heroína aunque verdaderamente no lo desea. Se trata de otro híbrido cinematográfico que aprisiona de realidades específicas (personas, hábitos, paisajes, recuerdos) y las utiliza como escenarios para desarrollar una ficción alrededor de un conflicto existencial entre las ganas de ser feliz y la inacción. Con todos los riesgos que a estas alturas pueden implicar los planos contemplativos, el desarrollo de líneas argumentales abiertas a la improvisación y la convivencia de actores con no actores, la directora sale bien librada acaso por que sus antecedentes en el documental la llevan a elaborar un efectivo engaño con los mejores elementos de aquel género, que por momentos recuerdan la frescura de Familia tortuga, pero que en otras parecen herencia de un Reygadas que incluso él mismo ha puesto ya en el olvido.
El ilusionista. Próxima función. Martes 01 de marzo, Cinematógrafo del Chopo, 12:00 hrs.
De Sylvain Chomet, director de Las trillizas de Belleville y con guión de Jacques Tati, esta animación francesa es una oda al desencanto. Sin diálogos y con una técnica de animación tradicional sutil, marcada por elegantes elipsis, cuenta la historia de un mago en decadencia, empujado por las transformaciones sociales y tecnológicas a preservar el encanto de su oficio a fuerza de puntapiés, a la par que convive con un conejo gordo rejego y una jovencita seducida por la magia de creer. Desoladora y cruda, se trata de un radical enfoque pesimista sobre una realidad imparable, de esas que lo obligan a uno a adaptarse o perecer. Crítica y sensible, El ilusionista viene envuelta con la bondad que generan los dibujos animados, pero con la soga puesta al cuello. Refrendando una hipótesis que bien puede ser una metáfora de la misma evolución sobre el cine animado, anoche perdió el Oscar ante el apabullante éxito de taquilla: Toy Story 3.

En el futuro. Próxima función. Jueves 03 de marzo, CCU, 13:00 hrs.
Cine experimental de la mano del director argentino Mauro Andrizzi (anteriormente corto-documentalista) que (una vez más) juega con las formas de un género más bien realista para entregar una especie de ensayo en video sobre las relaciones amorosas y la trascendencia de su punto de quiebre, más que de su origen, según lo dicho por su autor, presente en la función. La película inicia provocativamente con 6 minutos de parejas besándose a manera de obertura para continuar con las historias de todos ellos, charladas en planos fijos a través del blanco y negro por actores de teatro que tuvieron libertad de improvisar (y que por momentos, recuerda a lo hecho por Rodrigo García en Diez historias cortas de amor, compuesta por diez monólogos de mujeres). Los episodios son variopintos y desiguales en tono y ritmo, hecho que termina por parecer una muestra dispersa de arte alternativo.
Objeto misterioso de mediodía. Sin más funciones.
Ópera prima de Apichatpong Weerasethakul, apoyada en su momento (el ahora lejano año 2000) por la fundación Hubert Bals. Condensa de manera clara y apabullante el compendio de obsesiones hilvanadas en su cine por venir: en general una celebración a la vida a través de la cotidianeidad, la sana y sensata aceptación del principio de realidad por parte de su gente y una firme fe en torno a sus principios religiosos y otras creencias. Realizada en blanco y negro hace más de una década, parte de la premisa de un niño inválido, una maestra a su cuidado y un vecino enamorado de ella. Dicha anécdota, va y viene entre la historia de un cineasta (el propio Apichatpong) que se propone construir una leyenda a partir de los testimonios y el imaginario colectivo de Tailandia y otro (también Apichatpong) que teje narrativamente toda la expresión oral de su pueblo. El director (adelantado a la época y a distancia padre del mejor cine contemporáneo) es el protagonista absoluto del filme, cuyo mejor logro es saberse desdibujar con maestría.
EN LA FOTO DEL INICIO: Still de la película “Paraísos artificiales”.