Por Hugo Lara
El cineasta Ulises Pérez Mancilla presenta su opera prima “Los días francos” como premiere mundial dentro del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF). La película es estelarizada por Stephanie Salas, nieta de Silvia Pinal, quien es acompañada en el reparto por Alberto Santiago y el niño Arturo de la Rosa Villanueva. “Los días francos” es un notable drama con personajes entrañables sobre una mujer que aspira a convertirse en estrella de cine y que, en la búsqueda de alcanzar su sueño, tiene que enfrentar la realidad de ser madre soltera y criar sola a su pequeño hijo.
Con una ya considerable trayectoria dentro del cine mexicano de 15 años —ha colaborado como script al lado de cineastas de la talla de Arturo Ripstein y Julián Hernández—, Pérez Mancilla logra en su feliz debut como director una historia sólida, sincera y emotiva, donde se asoman sus distintas pasiones por el cine, en particular, su conocido caudal cinéfilo formado como amante del cine mexicano de todas las épocas. Corre Cámara conversó con él y esto es lo que nos dijo.
Corre Cámara (CC): ¡Enhorabuena! El estreno de tu opera prima es en el marco del Festival de Guanajuato ¿cómo están tus emociones?
Ulises Pérez Mancilla (UPM): Muy efervescentes, a flor de piel. Estoy muy contento y muy nervioso a la vez, pues se trata del estreno mundial de mi primera película que como muchas otras fue marcada por los sinsabores de la pandemia. Me alegra estrenar en un festival con tanta resiliencia como lo es Guanajuato. Muchas personas perdimos a nuestros seres queridos en el último año, y la fortaleza de Sara Hoch y de su equipo en esta emisión es inspiradora y reconfortante.
CC: No hay tantas películas en México sobre los obreros cinematográficos, entre ellos las actrices o actores menores que aspiran a triunfar pero que se enfrentan a diversos obstáculos, incluyendo su limitado talento. ¿De dónde surgió tu historia?
UPM: Las ganas de contar esta historia vinieron de la imagen que me dejó un reportaje sobre Ruanda en la que una madre víctima del genocidio no soportaba convivir con su hijo. Viniendo yo de una familia de estructura clásica, me inquietaba la posibilidad de que una madre pudiera no querer a su hijo.
Así comenzó la construcción del personaje de Amanda, y algo que siempre tuve claro es que ella sería una actriz. Yo mismo me considero un obrero cinematográfico; he trabajado más de 15 años en el cine nacional ejerciendo mi oficio de continuista y quería hablar de un contexto que me fuera familiar, y mostrar el lado opuesto de esa aura glamurosa e inalcanzable que lo rodea; el día a día de quienes hacemos cine es menos romántico de lo que se piensa, al contrario, es un camino muy duro y por cada caso de éxito, hay miles que no. Y aún así, seguimos haciendo lo porque nos apasiona y nos alimenta el alma. Me pareció un contexto rico que me ayudaría a detonar su incomodidad por ser madre.
CC: Son evidentes tus alusiones al cine mexicano, como lo demuestra la escena de “Víctimas del pecado”, del Indio Fernández ¿qué tanto peso tiene el cine nacional en tu formación como cineasta y cómo integraste esa influencia sin caer en el melodrama exagerado?
UPM: Soy muy fan del melodrama, como género me encanta. Crecí viendo telenovelas y películas de la época de oro en la tele abierta. Sé que no es un género fácil ni el favorito de muchos, pero me emocionó el reto de hacer uno con todas sus reglas pero abordarlo desde un ángulo distinto, acorde con los tiempos actuales.
Para mi el cine mexicano es parte de mi identidad y disfruto siempre verlo.
CC. A diferencia de “Víctimas del pecado”, que es una oda a la maternidad, “Los días francos” es la historia de una maternidad desencantada.
UPM: Sí, me propuse contar la historia de una madre que escapara a las convenciones sociales de ser buena, abnegada y sacrificada que dominan la historia del cine nacional no sólo de la época de oro sino recientemente. ¿Qué pasaría si una mujer en vez de abandonarlo todo por su hijo, lo abandonara todo por ella? Se habla poco de estas maternidades desencantadas pero suceden con bastante frecuencia. Es más fácil que la sociedad acepte y se le cuestione a un padre ausente que a una madre. De alguna manera mi historia termina donde comienzan otras, quería contar lo que pocas veces se cuenta.
CC: Y si hablamos de cine mexicano, imposible dejar de mencionar el papel protagónico de Stephanie Salas, nieta de Silvia Pinal, una de las leyendas del cine mexicano ¿por qué decidiste que fuera ella?
UPM: Stephanie y yo coincidimos en la premier de “La calle de la amargura”, donde había trabajado con su mamá y un amigo director, Jesús Torres Torres, me la sugirió mientras escribía el primer tratamiento y me encantó la idea, así que siempre fue mi primera y única opción. Stephanie tiene justamente una presencia física y un talento nato que me recordaba a su abuela. Además, me interesaba tener un rostro que fuera familiar sin que se tratara de una actriz debutante. Hubo una confianza mutua entre ambos y pudimos desarrollar el personaje juntos a través de mucha comunicación.
CC: Algo muy interesante que planteas en tu película es el rol de la mujer como madre pero también como trabajadora que lucha por alcanzar sus propios sueños, incluso a costa de hacerle pasar malos momentos a su hijo ¿es una promesa engañosa eso de buscar tus sueños?
UPM: Más que engañosa diría que es cruel. Nos forman de manera tal que la concepción del éxito en la vida es lineal, meritoria y definitiva. No hay margen para retroceder, tomar pausas o equivocarse. Amanda reinterpreta el verdadero sentido de su sueño y en ese momento se libera de muchas otras cosas que le afectaban pero no se daba cuenta.
CC: También planteas una relación paternal singular, aunque adoptiva es noble y generosa, a través del personaje del tendero que hace Alberto Santiago ¿crees que representa una nueva masculinidad, en tiempo en que es muy cuestionado el patriarcado?
UPM: De alguna manera sí . Quería que mi personaje masculino fuera empático y representara a una nueva generación de hombres, y así lo trabajé con su intérprete Alberto Santiago. A propósito de mis referencias, reconocí a mis protagonistas en los personajes de “La vida no vale nada” de Rogelio A. González pero con los roles invertidos. Mi Amanda es como el Pablo Galván de Pedro Infante que no se halla en la vida y está constantemente abandonado todo lo bueno que tiene y en el Bull están encarnadas todas esas mujeres dispuestas a cobijarlo. En “Los días francos” estos intereses están invertidos.
CC: Durante muchos años te has desempeñado como continuista en muchas películas, algunas al lado de cineastas como Ripstein ¿cómo trasladaste esas experiencias en tu debut como director?
UPM: Ha sido todo un descubrimiento comprender y abrazar el hecho de que aún con tantos años de experiencia en un set; dirigir fue un camino absolutamente nuevo para mí, del que me falta mucho por aprender y conocer, pero que estoy gozando desde este nuevo ángulo que me regala el cine, que a través de los años ha sido tan generoso conmigo.
CC: En los manuales de producción siempre se habla de la dificultad de trabajar con niños ¿fue complicado para ti?
UPM: No lo fue tanto ya que fui muy afortunado de contar con Arturo de la Rosa Villanueva, que es un niño sumamente inteligente y sensible. Y es algo que la directora de casting Patricia Madrid y yo detectamos desde su prueba de casting y lo integramos en beneficio de la historia. Arturo además proviene de una familia cinematográfica y no era su primera vez en el set; incluso antes ya habíamos compartido uno en el rodaje de la película “La habitación”, en el segmento dirigido por Carlos Carrera.
CC: La estética de tu película (y la de tu cartel) tiene una pátina nostálgica, en el color y el ambiente, como del cine de los años sesentas o setentas ¿cuéntanos cómo lo concebiste con tu crew?
UPM: Es algo que platicamos y desarrollamos desde la pre producción y que ya venía establecido desde el guion mismo, quería una película que sin ser de época tuviera un alma vieja, como una especie de cuento atemporal que pude construir con el trabajo de mis colaboradoras encargadas del look de la película: Mariel Baqueiro (cinefotógrafa), Alisarine Ducolumb (diseñadora de producción), Dalia Rosales (vestuario) y María Glennie (maquillaje).
CC: ¿Qué le dirías a la gente para que vea tu película? ¿Qué va a encontrar en ella para que le interese?
UPM: Es una película atípica. Un melodrama clásico con elementos actuales que busca generar una reflexión en torno la maternidad y a la concepción lineal del fracaso y el éxito; vayan a verla, los va a sorprender.
CC: ¿Algo más que quieras agregar?
UPM: ¡Que no dejen de ver la película! Tendremos una función en línea el sábado 25 de septiembre en la página del GIFF (https://streaming.giff.mx); y también se acerca nuestro estreno en la Ciudad de México dentro del Festival Mix de este año en la Cineteca Nacional el 01 de octubre a las 20:45 hrs. Que nuestras películas se vean y tengan un diálogo con el público es una gran satisfacción y parte fundamental del aprendizaje de quienes realizamos películas es escucharlo.
Pérez Mancilla en el set.