Por Domingo Rojo


En noviembre de 1896, arribaron a la Hacienda de Atequiza, en Jalisco, los emisarios de los hermanos Lumiére, los franceses Gabriel Veyre y Claude Fernand Bon Bernard. Llevaban consigo un rudimentario aparato llamado el cinematógrafo. Apenas unos meses antes habían asombrado a la gente de la capital, inlcuido el dictador Porfirio Díaz, con las maravillas de ese aparato que proyectaba imágenes en movimiento. Con el cinematógrafo filmaron ocho vistas de escenas comunes en esa enorme hacienda como Lazamiento de toros y caballos, Jaripeo, Pelea de gallos, Baile tradicional, Baño de caballos en el canal y Peones ayuntando bueyes.


La antigua Hacienda de Atequiza, en Jalisco, fue fundada en 1556, por Juan Ortiz de Urbina, originario de Vizcaya. Luego de pasar por varios propietarios, pertenecientes a la aristocracia de la región, la hacienda tuvo su época de esplendor en la segunda mitad del siglo XIX, cuando incluso llegó a ser sitio de veraneo del dictador Díaz. Entre la década de 1870 y 1900 se construyeron los edificios más estilizados, algunos de los cuales aún se conservan. Los hijos mayores del propietario, don Manuel Ma. Cuesta del Castillo y Álvarez, crearon obras hidráulicas en Cajititlán Laguna de Cajititlán y Chapala con la Compañía Eléctrica e Irrigadora de Chapala S.A. de C.V. que les hizo adueñarse de la exorbitante cantidad de 87,000 ha. Posteriormente, el señoral inmueble pasó por manos de diversos propietarios, como el afamado empresario tequilero José Cuervo.


Armando Soto La Marina “Chicote”, protagonizó en 1946 la película “El Tigre de Jalisco” bajo la dirección de René Cardona, donde interpreta al personaje León Bravo. Al lado de Delia Magaña, Manolo Fabregas, Beatriz Aguirre, Luis G. Barriera, Miguel Inclán y Alfonso “Indio” Bedoya, entre otros. La película es una comedia ranchera cuya historia se desarrolla en Atequiza (figuradamente) pues la hacienda es recreada en los estudios Churubusco con varias inexactitudes.

Entre las edificaciones que aún se conservan, pese al deterioro de varias décadas, se encuentran un teatro y la finca La Florida, apenas tristes recuerdos de una época dorada. La finca, a menos de 200 metros del Teatro de Atequiza, es un inmueble de arquitectura ecléctica que está en completo abandono desde hace casi 20 años: los viejos y gruesos muros han cedido espacio a las ramas de los árboles, a la espesa vegetación y al olvido. Recientemente se anunció que la finca se trasladará, ladrillo a ladrillo, a un costado del Teatro de Atequiza para formar un complejo cultural en el municipio.