H. Lecter.
Lorena Loeza
Nadie podría poner en duda que Hannibal
Lecter es un personaje sorprendente por donde quiera verse. Son varios
los factores que lo convierten –con todo derecho- en un ícono de la
cultura popular contemporánea, un personaje de ficción que se nutre de
la literatura y el cine de manera extraña, convirtiéndolo en todo un
fenómeno en sí mismo.
Pero uno de los rasgos mas perturbadores
de Lecter, es la extraña combinación entre brutalidad y refinamiento.
Una dualidad intrigante, ya que en la medida que la historia nos ha
sido develada tanto en el cine y la literatura hemos comprendido que es
incluso capaz de amar y de ser un devoto admirador de la femineidad
combinada con el carácter y la belleza. Pero antes de abordar la
romántica personalidad del caníbal, vale la pena hacer un recuento de
su construcción como personaje, tanto en el cine como en la literatura.
En
estricto principio, hay que iniciar por recorrer la serie de novelas
en donde el personaje se origina. Hannibal Lecter “nace” como personaje
secundario en “El Dragón Rojo” (The Red Dragon) novela de corte
policiaco escrita por Thomas Harris en 1981. Hannibal tiene ahí un
papel que sin ser el central, es tan importante para la historia y tan
intrigante en sí mismo, que Harris entiende que se verá obligado a
desarrollarlo a profundidad en el futuro. Es así que para “El silencio
de los inocentes” (Silence of the lambs, 1991) Lecter es poco más que
una presencia perturbadora, al grado de preveer la necesidad de que
centrarse en saber más del personaje, dirigiendo el siguiente episodio
a explorar los alcances de un sicópata como Dr, Lecter estando en
libertad. Es así que la tercera novela, Hannibal (1999) nos relata las
andanzas de Lecter libre en Europa, siendo aún perseguido por el FBI,
pero también por una de sus victimas sobrevivientes, con el unico
propósito de vengarse del siniestro terapueta. Para estas alturas la
relación entre los libros y las películas que de ellos se hicieran, ya
era muy compleja y demandante, por lo que Harris deja inconcluso el
seguimiento de la historia hacia el futuro para regresarnos en el
tiempo y darmos a conocer la infancia y juventud de nuestro sicópata
mas refinado; todo ello la ultima de las novelas escritas, Hannibal el origen del mal (Hannibal Rising) publicada en 2007.
Pero
la verdad es que Lecter se engrandece a los ojos del mundo, en el mismo
instante en que Anthony Hopkins le da vida. Una actuación grandiosa y
cautivante, es lo que logra que no podamos disociar esa terrible mirada
azul con la idea de un hombre que es refinado hasta para comerse a su
vecino.

Brian Cox
La primera película que se filma sobre una de las novelas de Harris es Manhunter, en 1986, dirigida por Michael Mann e inspirada en El Dragón Rojo.
Es una película modesta pero bien adaptada del escrito original y donde
curiosamente, Hannibal Lecter es interpretado por Brian Cox, de manera
sobria y digna.
Sin embargo, la historia se vuelve mundialmente conocida cuando Jonathan Demme hace su versión de El silencio de los inocentes
(Silence of the lambs) en 1991. La cinta obtiene premios y
reconocimientos a nivel internacional, así como las consagraciones de
Jodie Foster y Anthony Hopkins. Lecter en pantalla era mas que
grandioso, nadie pude olvidar, como si del primer amor se tratara, la
primera vez que lo vimos en escena, con el pelo relamido en aquel
sanatorio mental.
Sabiendo que el público querría ver más
sobre Lecter, Dinno de Laurentis compra los derechos cinematográficos
de las obras de Harris siendo así como vemos Hannibal en 2001
dirigida por Ridley Scott. Scott sin embargo, cambia el final de la
novela, haciendo imposible que en el futuro, cintas y libros
concuerden.
Lecter era, en su versión literaria, una figura
mucho más compleja que la que vemos en el cine. Aspectos relativos a su
naturaleza sicópata, han sido dejados de lado en las versiones
cinematográficas, como es el caso de la mirada a su mundo interior, lo
que se describe como la construcción del palacio de la memoria. El
palacio es un recurso nemotécnico, una especie de refugio mental que
le permite a Lecter abstraerse de la realidad en medio de situaciones
difíciles o dolorosas. Los libros contienen muchas descripciones de
este fascinante mundo interior del sicópata que nos hacen contemplarlo
con otros ojos. Ligado a el casi desde siempre -empieza a construir
desde niño, alentado por el profesor que le daba clases particulares en
su natal Lituania- es un elemento indispensable para comprender la
extraña dualidad de la que hablábamos al principio.
Digamos
que en su versión literaria es más facil comprender la relación de
Hannibal con las mujeres y los similares que son entre sí los grandes
amores de su vida. En primer lugar, la madre juega un papel central e
importante.

Hopkins
La Condesa Simonetta Lecter es la imagen para Hannibal niño de
la femineidad y el refinamiento. Sensible, hermosa y culta, representa
la dulzura y el carácter que tanto fascinan al fututo estudiante de
medicina. Otro lugar destacado lo ocupa su hermana menor, Mischa
Lecter, que representa la ingenuidad y la ternura, el despertar del
sentimiento de proteger y cuidar, así como de vengarse y rebjarse al
mismo nivel que el monstruo que es capaz de ultrajar tanta belleza.
La
muerte trágica de estas dos mujeres tan importantes en su vida, dejará
una huella tan dolorosamente profunda para Hannibal, que finalmente lo
convertirán algo imposible de clasificar y entender. Su naturaleza
monstruosa carece de definición dada justamente, su complejidad. Lo que
es es llamar la atención, sin embargo, es que incluso dentro de tanta
monstruosidad, mantiene una especie de respeto hacia las mujeres que
le impide atacarlas de la misma manera que a los hombres. La única
victima femenina que se tiene registrada es una enfermera del hospital
psiquiátrico, a quien muerde brutalmente en la cara -apenas logra
salvar un ojo-. Pero no quería atacarla a ella sino asustar y mantener
a raya al director del hospital, el Dr. Chilton. Y la bravuconada al
Inspector Pazzi, de “quisiera comerme a su esposa”, no era más que un
recurso para intimidarlo.
Pero la vida lo pondrá de nuevo frente
a dos mujeres que representan para él, las dos únicas maneras en que se
puede adorar la feminidad. Solamente se le conocen a Lecter dos
relaciones sentimentales: Un amor platónico por su tía Lady Murasaky
durante la adolescencia y un amor idílico que después se volvería real
con Clarice Starling.
Lady Murasaky representa la
sofisticación y belleza que solo había conocido en su madre, y Clarice
Starling la combinación de ternura y deseo de protección, que solamente
le habría inspirado su hermana.
Hannibal, la novela, a
diferencia de la adaptación de Scott, nos plantea el escenario de que
Starling y Lecter hayan finalmente cedido al complejo sentimiento que
despiertan uno en el otro. Un final tan romántico, que te hace olvidar
un poco que Lecter no es el príncipe azul, sino uno de los sicópatas de
sangre fría mas despiadados de cine, y que esto no es el final de una
novela rosa, sino de una de las series que dan origen a thrillers
verdaderamente terroríficos.
Y de hecho, ¡la cosa termina con
final feliz y todo! Si Hannibal todavía vive tiene alrededor de 75
años. Fue visto por última vez en Buenos Aires saliendo de la ópera en
compañía de Clarice Starling, con quien lleva viviendo varios años, a
pesar de que ambos huyen ahora del FBI y a quien a empezado a enseñarle
a construir su propio palacio de la memoria. Y es que hasta el caníbal
nos demuestra que las estrellas se contemplan mejor cuando tienes cerca
a quien estrecharle la mano. Una interesante lección para todos quienes
no gozan del sentido meloso del festejo del 14 de febrero ¿no creen?