Por Hugo Lara

Ha pasado con mucha discreción por la cartelera actual “La piel fría” (“Cold Skin”, 2017), producción hispano-francesa basada en la novela del escritor y antropólogo catalán Albert Sánchez Piñol y dirigida por el francés Xavier Gens  (‘Hitman’, 2007). El libro fue un best-seller y eso estableció altas expectativas sobre la adaptación a la pantalla, lo que defraudó a algunos, pero a decir verdad, es un filme muy disfrutable si se toma distancia razonable de su origen literario.

La trama, hablada en inglés, es un relato fantástico que abreva de la obra de Robert Louis Stevenson, H.G. Wells y de H. P. Lovecraft.  Situada en 1914, al inicio de la Primera Guerra Mundial, el filme narra la aventura de Friend (David Oakes), quien es comisionado por el imperio británico para ocupar un puesto de vigía del clima en una isla remota y solitaria, donde sólo vive otra persona más, Gruner (Ray Stevenson), el huraño y hostil encargado del faro.  Luego de su primera noche, Friend descubre que existe una extraña especie de anfibios-humanoides que en las noches salen del mar y que lo asedian. El único sitio posible para sobrevivir es el faro, por lo que tiene que ganarse un espacio a sangre y fuego para que Gruner lo admita allí. Friend descubre así que el farolero mantiene a una cautiva, Aneris (Aura Garrido), con quien sostiene una sórdida relación de amor y violencia.

La película transita por distintos géneros, del horror a la fantasía, con el trasfondo de un drama que pone sobre la mesa la falsidad de la superioridad de la especie humana sobre cualquier otra, como lo advierte la cita de Nietzche que aparece al inicio del metraje, “Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo.”  Esta idea bien puede ser una metáfora en varios sentidos: un alegato antibélico (no en balde existe la alusión a la Primera Guerra Mundial) o bien antirracial, contra el colonialismo del hombre blanco.

El filme tiene sendas escenas de violencia en cada ocasión que los dos hombres luchan contra los humanoides en las noches, pero el enfrentamiento más feroz ocurre entre estos dos personajes, una vez que la trama revela las motivaciones de cada uno y sus fibras emocionales. Los dos actores sacan adelante sus personajes de forma convincente, aunque Gruner tiene el atractivo del mayor conflicto, contradicotrio y oscuro.

Hay otras escenas llamativas y logradas, como la expedición a un barco naufragado para buscar dinamita, o los inquietantes encuentros sexuales entre Gruner y Aneris, que distan mucho de la dulzura. Igualmente, el entorno de la isla y su solitario faro nutren atinadamente una atmósfera misteriosa y cautivadora que salta una y otra vez de lo idílico a lo angustiante.

“La piel fría”, con menos dosis de cursilería, tiene una obvia conexión con “La forma del agua”, la película de Guillermo del Toro ganadora del Oscar, así como con otras indispensables referencias literarias y fílmicas (“La isla del doctor Moreu”, “King Kong”, “El monstruo de la laguna negra”) pero habría que decir que este filme cuenta con sus propios atributos para ser atractiva y emocionante.

La piel fría

Título original: Cold Skin. Dirección: Xavier Gens. País: Francia, España. Año: 2017.  Reparto: David Oakes, Aura Garrido, Ray Stevenson, John Benfield, Iván González, Ben Temple.  Productora: Kanzaman, Ink Connection, Babieka, Pontas Film & Literary Agency, Gran Babieka Albert Sánchez Piñol. Dirección: Xavier Gens Guión: Jesús Olmo basado en la novela de Albert Sánchez Piñol. Musica: Víctor Reyes. Fotografía: Daniel Aranyó. Diseño de producción: Gil Parrondo. Duración: 108 min.

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.