Por Ale Nava
La última película de Sofía Coppola “El Seductor” (The Beguiled, 2017) está basada en la novela de Thomas Cullinan “El Engaño” (1966), previamente llevada a la pantalla grande por Don Siegel en 1971 con la participación de Clint Eastwood.
“El Seductor” relata la colusión sexual de unas jóvenes y su madura institutriz a partir de la llegada de un soldado. La historia está situada en un colegio femenino en el sur de Estados Unidos. Las incidencias comienza cuando una de las chicas, Amy (Oona Laurence), encuentra a un soldado de los enemigos gravemente herido (Colin Farrel). Debido a la Guerra de Secesión muchas alumnas han abandonado los estudios y el internado de la directora Miss Martha (Nicole Kidman). Las alumnas aceptan cuidar del soldado hasta que se encuentre bien para retomar su camino, sin embargo despierta la curiosidad por el sexo masculino entre las jóvenes.
A pesar de ser un remake (o si se quiere una nueva adaptación de la novela), Coppola voltea la historia para contarla desde el punto de vista femenino. El sentimiento de soledad y aislamiento en los personajes se encuentra presente a lo largo de la cinta creando la sensación de melancolía.
Coppola retoma diferentes aspectos del deseo en cada personaje, Alicia (Elle Fanning) que se encuentra en plena adolescencia representa el despertar de sexual junto con curiosidad por la lujuria. Por otro lado se encuentra Edwina (Kirsten Dunst) la profesora del colegio, quien se encuentra reprimida y vive bajo la sombra de Miss Martha quien critica las decisiones que toma. Miss Martha, es un personaje que representa la madurez y la maternidad, un personaje valiente que hará todo por mantener sanas y salvas a sus alumnas.
“El Seductor” parece ser la consolidación de temas que la directora ha tocado a lo largo de su historia cinematográfica, los cuales ha lleva a la perfección con este último filme. En “Marie Antoinette” (2006) presenta una tensión con gracia de la alta sociedad que se entrelaza con la realidad; por otro lado, las características y el sentimiento de encontrarse acompañado por mujeres mostrado en “Las vírgenes suicidas” (1999) y el sentir de encontrarse con lo ajeno y el aislamiento en “Perdidos en Tokio” (2003). Cabe mencionar que la forma y la puesta en escena estuvieron sumamente cuidada.
Este año, el jurado en el Festival de Cannes otorgó a Sofía Coppola el premio a mejor dirección, quien ha logrado juntar dos mundos aislados: el de la alta sociedad y los miserables. Asimismo, muestra a personajes aburridos de su cotidianidad privilegiada que los arrastra hasta desembocar en un final inesperado. A pesar de nunca haber realizado un film de género, Coppola se mantiene fiel a su estilo y su universo.