Por Norma Lorena Loeza
“Me siento bien conmigo misma,
solo me traiciono pocas veces.”
María Callas
Las primeras Divas provienen justamente del bel canto. Una raza particular de mujeres que dominan con maestría el arte de estremecer los corazones desde sus gargantas.
María Callas es justamente la última de esta gloriosa estirpe. Una mujer que se permitió el lujo de reinventarse en lo artístico y lo personal para ser una auténtica Diosa, y mejor aún: conseguirlo.
La Callas como Diosa griega en un mundo pagano, se permitió sentir odio, lujuria, celos desamor; a 30 años de su muerte sigue siendo su historia la increìble leyenda de una mujer dotada de gran talento, al parecer incapaz de trasladar esa grandeza y luminosidad a una atribulada y dolorosa vida personal.
Pero la Callas tiene la suerte de que su vida mortal trascurre en un momento de la historia universal en el que las imágenes existen y pueden dar testimonio de la grandeza de una celebridad como ella.
Los trabajos fílmicos acerca de la Callas son varios, donde se incluyen documentales, biopics, y por supuesto los propios trabajos protagonizados por la propia María. Entre los documentales destacan tres: Callas Assoluta (P.Kohly, 2007) que constituye un elaborado trabajo de construcción biográfico recuperando imágenes y momentos cumbres de la Diva, así como entrevistas y declaraciones que hiciera en vida. Kolhy nos muestra una mujer desde los momentos de aspirar a ser Diosa hasta conseguirlo, solo para descubrir que no por ello conseguirá una de las cosas que siempre quiso y no consiguió: el amor verdadero de un hombre mortal.
Kohly, además nos muestra los personajes emblemáticos de la artista, y nos regala lo que la propia Callas pensaba de Violetta, de Carmen y por supuesto de Norma, personaje que hizo suyo al representarlo el mayor número de veces en su vida, y darle a partir de entonces, un realce que no ha podido ser superado. Nadie puede ya ser Norma si sufrir la injusta comparación con la Callas.
Los otros dos documentales, son menos conocidos, pero igualmente importantes e interesantes para acercarse a figura de la artista: “María Callas à Paris”, de el realizador Pierre-Martin Juban reunió una selección de archivos sobre dos momentos claves de su carrera parisiense, encabezados por la gala de diciembre de 1958, retransmitida ante 100 millones de espectadores. Dividido en dos episodios, también se centra en las representaciones de Norma ofrecidas en La Opera de París. El tercero “Maria Callas – Conversations”, creado también en 2007 para conmemorar elos 30años del fallecimiento de la Soprano, fue dirigido por Pierre-Martin Juban. Recopila algunas de sus entrevistas realizadas en vida y sus diferentes opiniones sobre el arte y la Ópera.
Sin embargo, no solo contar la vida documentada de la Diosa es importante. Verla personificar a Medea bajo la dirección de Passolini, es la oportunidad de apreciar la compleja combinación de temperamentos que le permiten ser soprano, actriz y mujer Medea (P. Passolini, 1969) es la única incursión de María Callas en el séptimo arte, un fracaso taquillero que quizás sea mejor apreciado ahora de lo que fue en su momento. Callas pasa por un momento difícil en su vida privada tras el casamiento de Onassis con la viuda Kennedy, y el proyecto le permite tratar de demostrarse que sigue siendo artista antes que mujer.
Sobre este periodo difícil en la vida de la Callas, también se filma Callas Forever (F. Zefirelli, 2002) protagonizada por Fanny Ardant y Jeremy Irons. La película aborda el periodo de decadencia de la Callas, introduciendo un situación que nunca sucedió: le ofrecen llevar Carmen a la pantalla grande, y para subsanar la perdida de la voz que sufrió la soprano hacia el final de su carrera, usar grabaciones anteriores a manera de playback.
No se entiende bien del todo la decisión de crear una situación ficticia para hablar de la Callas, ya que en sí misma, es protagonista de su propia historia fascinante. La película sin embargo, nos permite escuchar grabaciones originales de la Callas, en un impecable soundtrack altamente recomendable; así como apreciar el trabajo de Ardant, que incluso canta Un bel di, aria de Madame Butterfly con su propia voz sobre una grabación de María Callas, en una escena igualmente trágica y melancólica.
Pero nada más impactante que la Diva en toda su gloria. Que afortunado vivir en una época en que hay imágenes y sonidos que nos siguen conmoviendo y fascinando. No por nada, la Diva hizo de Norma la sacerdotisa nórdica, su personaje amuleto. Es Norma una mujer atrapada entre sus sentimientos y el conflicto de interés sin salida al que la han llevado irremediablemente. Norma es una heroína trágica, pero no romántica. Asume sin vacilar el destino de muerte que le espera, no sin antes permitirse sentir celos, deseo de venganza, dolor y miedo. Ferozmente les habla a los guerreros, aunque después ponga toda su esperanza en que su canto llegue a los oídos de la Luna, la Diosa, la Casta Diva, que solo contempla desde el infinito las atribulaciones de los hombres, y las mujeres apasionadas.