Por Ali López
Tizza Covi y Rainer Frimme regresan a su universo cinematográfico, iniciado con “La pivellina” (Italia – Austria | 2009), en donde la realidad, representada con personajes, no actores, que se interpretan a sí mismos, se mezcla con la ficción; y donde el mundo del circo vuelve a ser el eje de acción de la trama. “Míster Universo” (Tizza Covi y Rainer Frimme | Italia – Austria | 2016) se centra en Tairo Caroli, un joven domador de leones que entra en conflicto con algunos trabajadores del circo, lo que ocasiona una venganza en su contra. El amuleto de la buena suerte de Tairo, un pedazo de metal doblado con la fuerza del Mr. Universo Arthur Robin, se pierde, por lo que emprende un viaje por toda Italia, no sólo en búsqueda de su objeto, sino de sí mismo.
Como buena road movie, “Míster Universo” es un viaje que funge como exploración interna del personaje; una aventura donde él encuentra el valor de su familia, su novia, y sobre todo, de su profesión. La cinta es una oda al circo, a las relaciones fraternales que se dan ahí. Hay una naturalidad tan profunda, que acompañada con la simpatía bonachona de Tairo, hacen que se vuelva, además de familiar, entrañable. Pero ya que la familia Caroli está toda volcada a la vida, tradición y trabajo de las carpas, a cada paso que Tairo da descubrimos mucho de lo que la vida circense significa.
Más que el espectáculo, es la intimidad la que envuelve. Podrá ser la cámara, casi documental, la que lleva a la película a comportarse como tal; pero es el empuje del guión lo que logra el gancho. Pues estamos ante el camino de un héroe clásico, en constructo formal, pero que no deja de ser un hombre de carne, hueso y alma, que lo mismo peca de vanidades y codicias, que se beneficia de sus cualidades humanas. Vemos pues una Europa humana, que sigue basando sus valores en la familia. Pero vemos también un elemento arcano como el circo, que lo mismo da el sustento económico de la vida moderna, que los elementos mágicos de la vieja escuela. Así, ni Tairo, ni nosotros, podemos desafanarnos de dicha tríada, pues son estándares de lo que somos: sangre (familia), carne (trabajo) y magia.
No hay más, “Míster Universo” es una cinta sencilla, que como toda cosa simple, esconde su complejidad en ese aspecto. Al finalizar la proyección Tairo será un miembro más de la familia, o por lo menos, así quisiéramos que fuera. Sin embargo, todos los personajes que lo acompañan son tan humanos y especiales como sólo el circo les permite serlo. Así se devela en la secuencia donde vemos a su novia, Wendy Weber, ejecutar su acto en la pista, pues entendemos que ella es mitad humana, mitad espectáculo; como es la mitología de nuestra era. Una posdata, y advertencia, la cinta contiene un soundtrack pegajoso, que se quedará en quién la vea. Acepte la apuesta.