EscribiendoCine/CorreCamara.com
Luego de haber obtenido una buena repercusión en la Competencia Oficial de Berlín y de su paso por el BAFICI y el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, llega Rompecabezas (2010), una inusual historia a la cartelera. El argumento es muy singular, se centra en un ama de casa de cincuenta años que encuentra en el armado de rompecabezas una clave para enriquecer su vida. Entrevista exclusiva con Natalia Smirnoff antes del debut en los cines argentinos.
Natalia Smirnoff no se parece en nada al personaje central de su film, María del Carmen (María Onetto). Con mucha paciencia fue armando su ópera prima, luego de haber sido ayudante de dirección en las tres películas de Lucrecia Martel, entre otros trabajos. ¿Comedia dramática? ¿Drama envestido de comedia? Sobre estos aspectos genéricos, la directora nos dice: “Yo a lo de los géneros no termino de entenderlo bien, para ser sincera. La pensé como “comedia dramática”, pero no sé si es una “comedia dramática”. Es complicado. No es costumbrista, por lo que se entiende por “costumbrismo”. De hecho, para mí no es realista. Es un cuento de hadas, si existiera el género, sería ese: cuento de hadas”.
¿Cómo fue el proceso de escritura?
Había un guión muy sólido, en el sentido de que estuve como cinco años trabajándolo. Fui a un laboratorio, y Martín Salinas me fue ayudando durante cuatro años. Es un guionista que prontamente va a dirigir. Trabajó en Estados Unidos y fue el autor de Gaby, la historia por la que Norma Aleandro fue nominada al Oscar. Entre varias cosas más. Es asesor en varios laboratorios, es impresionante trabajar con él.
El entorno familiar aparece muy bien desarrollado, dice mucho de lo que siente el personaje principal.
La familia era fundamental. La historia del nuevo descubrimiento de la protagonista y lo exterior es como el camino del héroe, pero la parte central de la película tiene que ver con su familia. Partí desde algo que siento muy particular en ciertas mujeres, que es la capacidad de perderse en el otro. Las mujeres-madres son felices si sus hijos son felices. Esa capacidad me parece maravillosa, no sé si a mí me pasa pero me parece maravillosa. Ese fue el puntapié inicial. Me gustaba la idea de una anti-héroe. No se trata de la heroína típica. Es un cuento de hadas, podría ser una Cenicienta.
¿Y qué sentís del personaje de Arturo Goetz? Es un personaje misterioso, toma contacto con María del Carmen, pero no tiene nada que ver con su mundo.
Lo que me parece que le pasa con este hombre es que de una manera no obvia y no demasiada pesada, este hombre la apoya, la potencia, la valoriza y la mira por primera vez de una forma especial después de mucho tiempo. Esta no es una historia de amor. Pero tiene que ver con lo que nos pasa cuando alguien nos mira extraño, y con quien compartís una pasión. Para mi marido, que yo haga una película, le da igual. Pero otro director me dice “wow”. Roberto está jugado desde la fantasía, desde no poder completarlo ni entenderlo. Toda la película está narrada desde María del Carmen. Filmamos la casa de él de una manera que nunca pudieras terminar de entenderla, si bien la casa real es muy grande.
¿Cómo era tu relación con los rompecabezas antes de pensar en el film?
A mí me fascinan los rompecabezas, me parece que tienen algo de armar las piezas que es increíble. Tuve momentos de crisis en lo que lo único que hacía era armar rompecabezas. Yo tenía 19 años y mi familia me decía “todo el día armando eso…”. Es terapéutico. Descubrí luego de haber escrito el guión que hay un montón de mujeres que arman rompecabezas. Suele estar relacionado con momentos de crisis.
Y el tipo de torneos que mostrás en la película, ¿existen?
Que yo sepa, no existen. Yo había visto hace años una imagen como de un torneo de rompecabezas, en la tele. Buscando en Internet, encontré que una vez se había hecho uno en Francia. Y eso es todo. El resto es un invento.
¿Hubo algún referente a la hora de concebir el personaje de Onetto?
Yo estudiaba ingeniería y tenía una compañera de Turdera. Nos juntábamos a estudiar en su casa, sobre todo los fines de semana. Viajábamos en el tren, en la línea Roca. La madre de esta compañera se quedaba, tenía una vida tranquila, nos acompañaba. Cuando empecé a filmar la fui a visitar y me dijo que ella armaba rompecabezas. Había ido con María Onetto. Fue hermoso. Había traído una mesita que usaba para armarlos. Significa que es un universo “que está ahí”. Yo te juro que no sabía que ella armaba rompecabezas.
¿Qué es lo que deseás para tu film, de aquí en más?
A mí el espectador me importa, la hice para él. No la hice para los festivales ni para la crítica. Quiero que llegue, que emocione a las mujeres. Mi aliento es que la película transmita cosas. Hay un tema, el del machismo, que me resulta importante, al igual que el maltrato. Me gustaría que la película llegue.