Orol es el director que mejor personifica lo que fue el cine mexicano”: Sebastián del Amo

Por Hugo Lara Chávez

Dentro de la estela del retrocine que abanderan recientemente “El Artista” y “La invención de Hugo, sendos homenajes nostálgicos por el cine clásico, ha aparecido en México “El fantástico mundo de Juan Orol”, centrada en la curiosa vida del cineasta de origen gallego afincado en México Juan Orol. Se tata del primer largometraje del cineasta mexicano Sebastián del Amo (París, 1971), de madre española y padre chileno. Del Amo, que estudió cine en el CCC, realizó un bioepic poco convencional, donde mezcla realidad y ficción para honrar el mito que el propio Orol hizo de su personalidad, un director, productor, guionista y protagonista de filmes de bajo presupuesto, de argumento inverosímiles y de burda hechura, que lo convirtieron en el primer cineasta del surrealismo involuntario. Sus películas están pobladas de personajes exóticos como gangsters tropicales y rumberas esculturales, las cuales Orol convirtió en sus esposas en la vida real.

Presentada en el marco del pasado Festival de Guadalajara, en la competencia de largometrajes mexicanos de ficción, la cinta cuenta con la actuación protagónica de Roberto Sosa, acompañado por Roger Cudney, Gabriela de la Garza, Ximena González, Fernanda Romero, Jesús Ochoa, Jorge Zamora “Zamorita”, Yolanda Montes “Tongolele”, Rodrigo Murray, Plutarco Haza, Juan Manuel Bernal, entre otros.

Aunque Orol ha sido comparado con el cineasta Ed Wood, lo cierto es que fue mucho más productivo y longevo, pues mientras que éste realizó sólo un puñado, Orol hizo casi 60 y se mantuvo en activo desde la década de los treintas hasta los setenta. “No fue ningún tonto”, afirma el cineasta con entusiasmo, en la conversación que CorreCamara.com tuvo con él.

CorreCamara: ¿En qué momento te interesaste por Juan Orol?

Sebastián del Amo: Desde que estaba en la escuela de cine me empezó a interesar, porque me contaron una anécdota falsa que me llevó a investigar sobre él. Me habían dicho que era exiliado republicano y que había llegado en el barco, que no es cierto porque llegó mucho antes. Según esa anécdota, cuando Orol llegó, el funcionario de migración le preguntó su profesión y él contestó que le gustaba el cine y lo pusieron a filmar.

Pero ya que empecé a investigar la vida del personaje real, se me hizo más rica y divertida. Fue un proceso muy largo, primero la investigación de guión para recopilar todos los datos biográficos y después toda la parte de ficción porque no es propiamente una biografía.

La poca información que se tiene del personaje es básicamente una recopilación de entrevistas que Orol dio a una edad muy avanzada. Hay muchas partes que él mismo se inventaba y glorificaba, o cosas que confundía. En ese sentido, la idea es hacer un homenaje biográfico pero las partes vacías de información en la vida del personaje, había que rellenarlas con imaginación.

CC: ¿Cuáles fueron tus fuentes?

SA: Leí todo lo publicado, que no es mucho, salvo menciones en recopilaciones como las de García Riera, Lozoya, [Carlos Monsiváis que era un gran oroleano. Hay un biógrafo en la Universidad de Guadalajara, Eduardo de la Vega, que tiene varios libros y uno de ellos es el de Orol, con la recopilación de fichas técnicas de sus películas, con recortes de prensa y los acompaña con una pequeña biografía que hizo de una entrevista, porque él si lo llegó a conocer .

También entrevisté a gente que lo conoció como Roberto Cobo; la anécdota de Ninón Sevilla que sale en la película es contada por la hermana de Ninón. Intenté entrevistar a Rosa Carmina pero fue muy complicado; Pepe Díaz que tiene los derechos de las películas y era amigo personal de Orol; y la Filmoteca de la UNAM quienes me proyectaban a mí solo sus películas, durante meses.

Todo el proceso ha sido muy largo, desde que se me ocurrió y empecé a investigar al día de hoy, han pasado 12 años. Desde que empezamos a levantar la película  llevamos 6 años porque el proyecto se nos cayó varias veces.

CC: Con un personaje así ¿no se corría el riesgo de que la película sea un anecdotario de sucesos chuscos?

SA: El gran reto fue contar 80 años de la vida de este hombre, que empieza cuando tiene 13 años y termina cuando se muere; todos los actores importantes del cine mexicano de su época trabajaron con él, por eso me parece un personaje fundamental. 

La paradoja que tiene es que siempre que se hace una retrospectiva, una investigación, un homenaje a la Época de Oro del cine mexicano, a Orol se le omite porque fue considerado malo o el peor director del cine mexicano, aunque es un juicio demasiado categórico.  

Sin embargo, es el director que mejor personifica lo que fue el cine mexicano: improvisado, pobretón, malhechote, que de pronto se volvió importante sin proponérselo. Lo que me pareció muy singular es que él empieza a filmar con el nacimiento del cine sonoro; su periodo más productivo es durante la Época de Oro del cine mexicano (en un año llegó a producir 7 películas); cuando llega la decadencia en los años setenta y ochenta, decayó su cine y su persona. Es un personaje clave para hacer un homenaje, desde la perspectiva de la vida de este hombre, al cine.

CC: ¿Quiénes son tus otros colaboradores?

SA: El director de arte lo hizo Christopher Lagunes, la fotografía es de Carlos Hidalgo, el diseño de vestuario de Deborah Medina y el diseño de maquillaje Mari Paz Robles; en esos cuatro departamentos me apoyé y los hicieron sensacional porque sin ser una película cara (24 millones de pesos) no lo parece. El planteamiento desde un principio para filmar fue muy “guerrilla”, tampoco lo logramos porque se nos salió de las manos, pero se ve una película muy bien producida.

CC: Háblanos de la música, que es un elemento importante en la cinta

SA: Tuvimos apoyo de la gente de Orfeón, con el señor Rogelio Azcárraga. El catálogo que tienen es muy grande porque cuando los artistas cubanos en el 59 se vinieron a México, este “cuate” los grabó a todos. Todo el proceso de investigación para la banda sonora fue gozoso porque era meterse a estos archivos. Su apoyo fue invaluable.

CC: ¿Qué te parece esta comparación entre Juan Orol y Earwood?

SA: Es inevitable la comparación, a mí me parece odiosa porque Edwood era un freak, tenía este rollo de vestirse con ligueros debajo de su traje y en cambio Orol era un tipo muy correcto, muy moral, lanzaba a las rumberas que eran los sex symbol de la época pero se casaba con ellas.

Edwood filmó 6 películas y Juan Orol 57, y por malas que sean, ningún tonto hace esta cantidad de películas. Él es como el abuelo del esquema de producción de los videohomes: con cinco colaboradores, una cámara y dos pizarritas de sol, salía a filmar una película de época.  

Hacía un película de gángsters pero se los llevaba a Cuba simulando que era Nueva York. Lo que hacía para brincarse al sindicato, se inventaba coproducciones México – Cuba y su productora (España Sono Films) filmaba en coproducción con Caribe Films que era él mismo en Cuba y luego  usaba la red de distribución en México; así logró filmar 60 años, casi una por año y de hecho murió dejando una película inconclusa Espérame en la cama vida mía.

CC: ¿Cuál es tu película favorita de Orol?

SA: Tuve la suerte de ver 56 de las 57 películas de Orol y no puedes hablar de una favorita pero la más conocida es “Gangsters contra charros” porque ahí se condensa toda la filosofía de la estética oroleana. Orol tenía el discurso de que los charros cantantes, el México de la hacienda ya no existían y su rollo eran los gángsters, eran su alucine personal.

Orol hizo películas costumbristas exaltando la figura materna como “Madre querida”, “El derecho y el deber” y la que más me gusta es “El Calvario de una esposa” donde Orol sale como un torero, son películas divertidísimas. Cada una de sus esposas es una etapa, por ejemplo, de su época con María Antonieta Pons hay una película que se llama “Pasiones tormentosas” con Jorge Mondragón y María Antonieta Pons, Leyenda caribeña y todo sucede en flash back.

Con Rosa Carmina fue con la que duró más y con la que tuvo su época más prolífica. Adelantándose a George Lucas con “Star Wars”, después de “Gangsters contra charros” hizo “El charro del arraba”l, sin embargo donde termina El charro del arrabal empieza Charros contra Gángsters.  

Después con Mary Esquivel es con la que empieza las películas a colores, y al final vino la última mujer, Judith, la que mejor bailaba porque tenía formación clásica pero es justo antes del principio de la época de ficheras y los ponía a bailar cachondamente pero en puntitas.  Orol fue el primero que hizo una película de hippies, “El fantástico mundo de los hippies” con Erick del Castillo en su primer protagónico.

Un poco la idea del homenaje es ese, pues su vida fue muy chistosa y muy trágica, se le murió una esposa, un hijo. Las mujeres lo usaron y murió en la pobreza absoluta, pensando que había perdido toda su filmografía en el incendio de la Cineteca. Como personaje me parece brutal, desde el profundo cariño y el respeto que le he tenido.

CC: ¿Qué otros planes tienes?

SA: Una nueva adaptación de “El Complot mongol”,  es una novela que me extraña que nadie la haya retomado. Ahora estamos consolidando económicamente el proyecto, ya tenemos la colaboración de Liverpool a través de los estímulos fiscales y vamos a Guadalajara al encuentro de coproducción. También tocamos todas las puertas institucionales como FIDECINE.

Además, trabajo en una adaptación de una novela que se llama “Disparando en la obscuridad” de Frabricio Mejía Madrid y es un claro retrato del porqué el país está como está y el otro es un episodio sobre la vida de Agustín Lara y María Félix esta bueno porque era la actriz más famosa del mundo con el músico más conocido en el mundo.


“…Las mujeres lo usaron y murió en la pobreza absoluta, pensando que había perdido toda su filmografía en el incendio de la Cineteca”

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.