Por Javier Tapia Sierra
Los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos —mejor conocidos como Oscares— son uno de los eventos más esperados y controvertidos para los amantes del cine. Si bien es cierto que los Oscares actualmente rara vez representan el punto más alto de la cinematografía mundial, refiriéndome más que nada a cuestiones artísticas y creativas, no se puede poner en duda la enorme influencia, prestigio y sobre todo impacto mediático que la ceremonia y premiación genera alrededor del mundo. Debido a estos factores los aciertos y errores que presenta el evento son todo menos inadvertidos y la ceremonia termina envuelta en debates ideológicos, políticos y artísticos.
La polémica de la exclusión afroamericana
Este año la controversia no se hizo esperar debido a la poca variedad racial presentada en las categorías de actuación, en la que los 20 nominados son caucásicos de clara ascendencia anglosajona. Tras conocerse las nominaciones, Spike Lee y Jada Pinkett Smitt fueron muy vocales al respecto, atrayendo los reflectores de todo el mundo, pidiendo a la comunidad afroamericana que boicoteara la ceremonia y abriendo el debate sobre cuáles son las posiciones y manejos de la industria respecto a la diversidad.
Aunque la omisión de Will Smith por “La verdad oculta” (Concussion) en la categoría de mejor actor es el caso más notorio, desde mi punto de vista fue la no nominación del inglés Idris Elba por su papel del comandante en “Beasts of no Nation” el punto que expone el problema a fondo. Elba brinda una actuación sólida, poderosa y compleja que bien le habría valido una nominación e incluso alzarse con la estatuilla. El no ser nominado en la categoría de mejor actor de reparto y dejar en su lugar a elecciones seguras y hasta emotivas, como el caso Stallone, representan a esa vieja guardia reacia a jugar aquello que tanto dicen defender como son la inclusión, la diversidad y la actitud progresista en general.
Así que en este año durante la ceremonia presentada por el cómico afroamericano Chris Rock, la tensión proveniente de este incidente será probablemente lo que desate los comentarios más interesantes tanto si ofrece una solución más o menos políticamente correcta o de plano se desvía de la tangente y escoge el camino sentimentalista que tan bien se le da a la Academia.
“El renacido” podría arrasar pero cuidado con “Mad Max”
En medio de estas tribulaciones lo que parece imposible es que “El renacido” (The revenant) no arrase en la ceremonia tras el paso salvaje y autoritario que ha tenido en los premios que anteceden a los Oscares: los Golden Globe, BAFTA, SAG, el premio del sindicato de directores, el de productores y el de cinefotógrafos. Iñárritu, DiCaprio y Lubezki parecen ser los elegidos para alzarse con la victoria, sin embargo no hay que dejar atrás otros factores que podrían complicarle las cosas a los favoritos de la noche, tanto por su maestría técnica como por qué “El renacido” es la película más divisiva que se ha sido nominada en mucho tiempo. Al western épico creado por Iñárritu y compañía o lo amas o lo odias.
Junto a “El renacido” en la carrera por mejor película encontramos filmes que abordan temáticas que reflejan problemáticas sociales inspiradas en historias reales como la crisis económica de “La gran apuesta” (The big short) o la pederastia encubierta por la jerarquía católica de “En primea plana” (Spotlight), historias que nos remiten al pasado como “Puente de espías” (Bridge of spies) y “Brooklyn”, las cada vez más frecuentes adaptaciones de la mano de “Misión rescate” (The martian) y “La habitación” (The room) y una rareza que bien podría ser el caballo negro de la noche “Mad Max: furia en el camino” (Mad Max: Fury Road), una película que provoca reacciones parecidas a “El renacido”: la amas o la odias.
Es precisamente la inclusión de “Mad Max” la que abre las posibilidades y le pone, como dijeran nuestras abuelas, sabor al caldo. Aunque las ocho películas nominadas se encuentra muy bien realizadas y en cierta medida cumplen con las características por las que los votantes de la academia usualmente se decantan, es decir: historias dramáticas con fuerte carga social, intenciones políticamente correctas, elocuencia actoral, un alto nivel en cuestiones técnicas y gran apoyo por parte de críticos y público, los casos de “El renacido” y “Mad Max” son sino los más extraordinarios sí los más atípicos.
Ambas son blocksbuster sui generis (juntando sus taquillas suman más de 700 millones de dólares) que se alejan de las normas de lo que son los blockbuster y le apuestan a la crudeza, poseen una fuerte carga autoral, intenciones artísticas que se alejan de los parámetros establecidos para los grandes públicos, son las más nominadas de la noche y exudan belleza, imaginación y controversia por cada uno de sus fotogramas. Aunque es poco probable que la cinta de acción protagonizada por Charlize Theron y Tom Hardy le arrebate la presea a “El renacido”, sí representa un movimiento osado que de ser aprovechado podría traer cambios interesantes en la estructura de la academia al momento de escoger el premio mayor.
En el caso del favorito en el área de dirección, Alejandro G. Iñárritu su contrincante más cercano es George Miller, el veterano director australiano de toda la saga “Mad Max”. Miller, con sus años encima podría ser beneficiado por ese sector de los votantes que vería la oportunidad de compensarle las décadas de esfuerzo y creatividad al septuagenario, además de que sería la opción ideal para los que ven con recelo volver a premiar al mexicano tras llevarse la estatuilla en la edición pasada. Adam Mckay por “La gran apuesta”, Lenny Abrahamson por “La habitación” y Tom McCarthy por “En primera plana” se tendrán que contentar con competir contra los experimentados pues a pesar de su talento, la juventud de estos directores es un factor que corre en contra de ellos.
El Oscar a DiCaprio es casi seguro
En las categorías de actuación sólo DiCaprio parece ser el único contendiente seguro, aunque no sería nada sorprendente que el talentoso cara de niño: Eddie Redmayne, se adjudique la estatuilla al interpretar uno de esos papeles lacrimógenos que tanto gustan en “La chica danesa”, si bien es cierto que sería un hecho extraordinario que un actor ganará en forma consecutiva, honor reservado para unos cuantos como Tom Hanks. Un contendiente que podría representar una sorpresa es Bryan Cranston por su papel del guionista Dalton Trumbo en “Trumbo”, dejando a Matt Damon por “Misión rescate” y Michael Fassbender por “Steve Jobs” como simples nominaciones de trámite.
Brie Larson por su papel trágico de una madre cautiva en “La habitación” se perfila como la ganadora en una categoría de mejor actriz en la que Jennifer Lawrence sobra, pues a pesar de que entrega una actuación decente en “Joy”, su nominación parece más bien un apapacho o compensación tras el incidente del hackeo y filtración de fotos íntimas de la actriz favorita de Hollywood. El trabajo de Lawrence queda por debajo de las otras contendientes, las veteranas Cate Blanchett por “Carol” y Charlotte Rampling por “45 años” y la joven Saoirse Ronan por “Brooklyn”.
Los premios a mejor actor y actriz de reparto parecen destinados para Sylvester Stallone por “Creed” y Kate Winslet por “Steve Jobs”. La nostalgia que inspiran así como la simpatía y popularidad que el par de actores tiene en la elite pueden ser los factores que contribuyan a que se lleven la estatuilla. En el caso de Stallone contribuye más que nada la avanzada edad del interprete y el cariño que Rocky Balboa inspira en los votantes y sólo Mark Rylance de “Puente de espías”, tras haber ganado el Bafta en la misma categoría, representa una competencia real. Hardy por “El renacido”, Chistian Bale por “La gran apuesta” y Mark Ruffalo por “En primera plana” aunque con buenas actuaciones parece que se quedarán a medio camino. En el caso de Winslet, la interpretación de la sueca Alicia Vikander en “La chica danesa” podría arrebatarle la estatuilla a la inglesa, dejando en ensoñaciones las nominaciones de Rachel McAdams por “En primera plana”, Rooney Mara por “Carol” y Jennifer Jason Leigh por “Los odiosos ocho”.
Lubezki competirá con Deakins
Emmanuel “el chivo” Lubezki, el cinefotógrafo más premiado y reconocido de la actualidad puede convertirse en el raro caso de una persona que gane tres Oscar al hilo. Sólo el veterano Roger Deakins nominado por “Sicario” se apunta como el contendiente que podría quitarle la estatuilla. Ed Lachman por “Carol”, Robert Richardson por “Los odiosos ocho” y John Seale por “Mad Max” tendrán que esperar a ser los elegidos, pues aunque su trabajo es excelente a un nivel técnico no compiten de forma justa en este duelo entre dos titanes como Lubezki y Deakins.
En cierta medida las categorías de mejor película, mejor actor, mejor actriz, mejor actor de reparto, mejor actriz de reparto y mejor fotografía se han consolidado como las categorías fuertes de la ceremonia, dejando de lado las categorías más técnicas en donde se pueden ver duelos interesantes entre John Williams y Ennio Morricone con sus respectivos trabajos en la bandas sonoras de “Star Wars Episodio VII” y “Los odiosos ochos”, categorías importantísimas en diseño de producción, edición, maquillaje, entre otras que por motivos de espacio me son imposibles de resumir o analizar con justicia. Sin embargo, me gustaría hablar de tres categorías que con el paso de los años contienen algunas de las películas más extraordinarias, innovadoras y radicales: mejor documental, mejor película animada y mejor película de habla no inglesa o extranjera.
Lo más refrescante: el documental, la animación y la película extranjera
El documental de poco en poco se ha ido afianzando como un campo fértil para contar historias con un alto nivel de complejidad y al mismo tiempo despertar el interés por parte del público. En muchas ocasiones los documentales resultan más arriesgados y diferentes a lo ya visto que las películas de ficción, que cada vez más recaen en lo formulario. En ese sentido los cinco documentales nominados: “Amy” de Asif Kapadia y James Gay-Rees, “Cartel Land” de Matthew Heineman y Tom Yellin, “The look of silence” de Joshua Oppenheimer y Signe Byrge Sørensen, “What happened Miss Simone” de Liz Garbus, Amy Hobby con Justin Wilkes y “Winter on Fire: Ukraine’s Fight for Freedom” de Evgeny Afineevsky y Den Tolmo, reflejan no sólo el espíritu comunitario necesario para realizar un buen documental, también que la realidad como fuente de inspiración es un flujo constante que para el buen observador esconde momentos únicos. Joshua Oppenheimer, realizador del brutal y desgarrador documental nominado “The act of killing” parece ser el que se lleve el Oscar.
La animación por otra parte siempre ha sido vista desde hace mucho tiempo con un cristal elitista y considerada solamente para entretener a los más pequeños, aquí, en esta categoría es donde encontramos que la animación ha evolucionado de tal forma que no hay nada ni nadie que pueda negar que hoy por hoy hacer cine animado de calidad es un arte y un reto. Aunque hay ejemplos de artistas notables en el campo pocas veces se ve una competencia tan reñida como la de este año. Por un lado, los gigantes de la industria como Pixar y Ghibli ofrecen trabajos pulidos y conmovedores con “Intensamente” y “El recuerdo de Marnie” entran a una categoría en dónde se encuentran pequeñas joyas como “Shaun the sheep” de los estudios Aardman, “El niño y el mundo” del brasileño Ale Abreu y una obra maestra proveniente de la prodigiosa mente de Charlie Kaufman: “Anomalisa”. Por méritos propios indiscutiblemente “Anomalisa” debería llevarse la estatuilla y quizás, sólo quizás el efecto Pixar podría quitarle un premio que por derecho le corresponde a esa anomalía animada.
Finalmente si he dicho que los Oscares actualmente pocas veces representan lo mejor en el cine mundial, sí podemos decir que en la categoría de mejor película de habla no inglesa o extranjera, aunque la traducción más correcta sería decir película extranjera: ¿qué es lo extranjero? por lo que úsese el término que más convenza, se encuentran algunas de las joyas cinematográficas más alabadas y a veces escondidas del mundo. La colombiana “El abrazo de la serpiente” de Ciro Guerra, la turco-francesa “Mustang” de Deniz Gamze Ergüven, la húngara “Son of Saul” de Lázlo Nemes, la jordana “Theeb” de Naji Abu Nowar y la danesa “A war” de Tobias Lindholm, representan a una escala pequeña la diversidad de miradas, enfoques e ideas que el cine genera y que debe de seguir generando a contracorriente muchas veces y con un espíritu de lucha siempre. En ese sentido quizás la claustrofóbica pieza húngara de Lázlo Nemes pueda llevarse la estatuilla aunque no se puede descartar la brutal belleza primitiva del “Abrazo de la serpiente”.
Este domingo 28 de febrero se podrán corroborar, desmentir y vilipendiar muchas de las opiniones aquí vertidas, pues al final la vida da muchas sorpresas y es entonces cuando todo se pone muy, pero que muy divertido.