Debido a su precaria condición económica, agravada por una extorsión, Adolfo decide emprender una curiosa aventura: vincularse con Blacko, un rockero de heavy metal para incorporar el sonido de la marimba a sus temas. Adolfo también recibe la ayuda de su entusiasta sobrino adolescente, El Chiquilín, quien se autoconvierte en el promotor de la banda recién fundada, Las marimbas del infierno. La narración sigue a los tres personajes tan disímiles entre sí a lo largo de una jornada donde los sonidos del metal se mezclan con la marimba, tanto como los problemas de su circunstancia social y marginal.