Por Leticia Carrillo
El director español José Luis Guerín se encuentra en México participando en Escenarios. En el marco del encuentro de cine documental, presentó En construcción, que en 2001 ganó los premios a Mejor Película, del Jurado y FIPRESCI en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián así como el Goya a Mejor Documental en 2002.
La cinta es, según Guerín, una película de diálogos “muy bellos” y destacó que a diferencia de la ficción en la que ciertas frases serían imposibles decir porque sonarían “cursis y afectadas”, en el documental es factible usarlas pues en el habla cotidiana hay matices, complejidades y contradicciones que coexisten sin problemas.
Y es que, apuntó el director, para lograr verosimilitud, la ficción tiene que recurrir a la reducción de la realidad, cosa que no ocurre en el género en el que se inscribe En construcción.
Así, en su cinta filmada en 2001 se ve a los trabajadores de la construcción “cuestionarse la existencia de Dios cuando lo más común sería que hablaran de cuestiones sindicales y mujeres”.
Guerín explicó que “la forma en que se grabó En construcción fue determinada por las ideas” que se querían proyectar. Por ejemplo, para mostrar el “trabajo artesanal, no alienado” del obrero que está haciendo una escalera y transmitiéndole el conocimiento a su hijo, el director decidió usar una cámara fija porque una en movimiento, “titubeante”, no daría cuenta del rigor de la labor del maestro albañil.
Asimismo, indicó que tomó el riesgo de colocar esta misma cámara fija en escenas en que el azar podría intervenir -dejando lo importante que fuera ocurriendo fuera de cuadro- ya que determinó jugar con muchos planos sonoros dentro de un mismo plano visual: “me gusta decidir cuáles elementos priorizar con la imagen y cuáles con el sonido”.
Acerca de la elección de personajes, el realizador dijo que la logró a través del “tiempo y la renuncia, entendiendo al cine como síntesis” pues si bien pudo encontrar a muchas personas con historia interesantes “tienes que buscar a los que le den rostros y ojos a ese espacio”.
En este sentido, consideró al proceso de casting como un factor más relevante que en las películas de ficción pues “en este caso, incluso buscas en el personaje a un dialoguista, un guionista o un codirector” y añadió que la química que haya entre los protagonistas es clave para lograr un buen relato.
De esta manera, unos de los personajes importantes de En construcción son, uno de los últimos marinos del barrio y una prostituta que “definen el carácter del lugar donde viven y que no se adaptan a este proceso de modernización”. Por esta razón, el director subrayó la importancia que tiene la arquitectura para preservar la memoria popular.
Por otra parte, José Luis Guerín relató que cuando comenzó el proyecto encontró paralelismos entre el arquitecto que está a cargo de una obra y un director de cine: “ellos también se enfrentan a promotores que luego son como los productores castradores que dan menos tiempo, menos material, lo que conduce a la disminución de la originalidad. También llevan un desglose diario, como el que nosotros ocupamos, en el que se ve qué se va a hacer y qué personas y cosas se van a ocupar”.
La película llevaría una estructura dual basándose en lo anterior pero a mitad de rodaje el director grabó una escena que cambió el panorama del proyecto pues ella: “sirvió como una caja de resonancia del barrio que se está transformando, con ella pudimos incluir a todo el pueblo dentro de la obra”.
“En este tipo de trabajo siempre te encuentras con algo nuevo y te sometes constantemente a la renuncia, tienes que tomar decisiones dramáticas”, estimó el director.
Guerín concluyó diciendo que aunque “decir que una película es de un equipo es una corrección carente de sentido porque para que un filme sea bueno, necesariamente refleja la mirada de una persona”, consideró a En construcción su primera “correalización” hecha con sus alumnos “con los que tuve un intercambio constante de ideas”.