Por Leticia Carrillo


Este viernes 6 de febrero se estrena en la Ciudad de México la película Cementerio de papel del director Mario Hernández (Zapata en Chinameca, Noche de carnaval, ¡Qué viva Tepito!). Correcamara.com entrevistó en exclusiva al director acerca de la cinta cuyo tema gira en torno a la “guerra sucia” de represión contra disidentes políticos y guerrilleros sucedida en México en las décadas de los 60 y 70.


¿Cómo resume Cementerio de papel?


Es un thriller político sobre cuatro jóvenes que investigan el asesinato de una trabajadora del Archivo General de la Nación y descubren que el asesinato está relacionado con la desaparición de importantes documentos sobre la guerra sucia en el que están involucrados un ex-presidente y un alto jefe policíaco. Es ficción basada en la realidad.


¿Cómo surgió el proyecto?


Quería hacer una película sobre ese tema. Conozco a Fritz Glockner, que escribió la novela del mismo nombre. Entonces contacté a Xavier Robles con el que he hecho varias películas y me hizo el guión. Así nació el proyecto.


¿De dónde viene su interés en el tema?


Me tocó vivir los acontecimientos políticos de las décadas de los 60’s y 70’s pero no plenamente. El 1º de octubre de 1968 estaba escribiendo con un grupo de jóvenes, entre los que estaba Paco Ignacio Taibo II, en el Edificio de los Productores, en el 6º piso, en la oficina del que fue mi maestro, Ismael Rodríguez (director de Nosotros los pobres; Los tres García; ATM A toda máquina). Alguien del Comité de Huelga, la hija del escritor Emilio Abreu Gómez, nos dijo que necesitaban una copiadora, bueno, en realidad una máquina de esténcil, entonces entre todos los jóvenes que estábamos en la oficina la sacamos por la ventana porque la puerta del edificio estaba vigilada.


Yo le dije a Don Ismael : “la copiadora la tomé yo, ni la busque, yo se la entregué al Comité de Huelga”.


¿Y qué dijo Ismael Rodríguez?


Ismael Rodríguez era un empresario de ultraderecha multimillonario. Lo primero que hizo fue hacerme firmar un documento donde yo confesaba haber sacado la copiadora de la oficina, quería tenerlo ahí por cualquier cosa que se ofreciera. Yo no tenía conflicto por trabajar con él, el conflicto era de él, yo siempre expresé lo que pensaba y él se expresaba de nosotros como “jóvenes comunistoides”.


¿Qué pasó al siguiente día?


Recuerdo la fotografía de la primera página del Excélsior que entonces dirigía Julio Scherer. El pie de página era una línea de un poema de José Emilio Pacheco que decía: “¿Quién ordenó esto?” y se ve la plaza llena de cadáveres y destaca el de un niño que muere con los ojos muy abiertos, interrogantes.


En mi fuero interno me hice el propósito de llegar a descubrir a través del cine quién había ordenado eso. Como cineasta lo que tenía que hacer era investigar, descubrir y desenmascarar a los asesinos embusteros que formaban parte del gobierno y señalarlos como responsables de lo que había sucedido. Yo me hice el propósito de denunciar a los verdaderos asesinos.


¿Por qué filmó hasta ahora la película?


Por que si yo la hubiera hecho en los 80, esta película no se exhibe, los de la Dirección de Cinematografía hubieran buscado motivos para impedirlo. Siempre he tenido problemas con mis películas, por ejemplo, Noche de carnaval la estrenaron un 24 de diciembre y ¿quién la iba a ver?; y Zapata en Chinameca estuvo enlatada dos años.


¿Cuál fue la participación de Fritz y Napoléon Glockner en la película?


Los dos son hijos de un preso y desaparecido político, Napoleón Glockner. Fritz escribió la novela y Napoleón hijo, que es actor, interpreta el papel de su padre en la historia. A Fritz lo convencí de interpretarse a sí mismo.


¿Cómo fue para ellos revivir estas situaciones, pero ahora en una ficción?


Fritz me comentó que para él fue muy significativo regresar al Archivo General de la Nación ahora pues hace 30 años visitaba a su padre ahí cuando el edificio era la Penitenciaría de Lecumberri y su padre era un prisionero. Él dice que su padre regresó a ese lugar pero ahora en papel, de ahí el nombre de la película.


¿Y cómo le hizo para contar con la participación de la activista Rosario Ibarra de Piedra?


Siempre he admirado mucho a esta señora; a María Rojo, que es muy amiga mía, le dije que me contactara con Doña Rosario. La convencí de que participara en la película interpretándose a sí misma, lo que para mí fue una enorme satisfacción porque ella es una mujer muy sensible, muy culta, muy honesta, muy clara en sus expresiones.


Ella decía que no era actriz, por eso le tuve que insistir, pero aceptó porque le dije que no tenía que actuar sino hacer como si la estuvieran entrevistando.


¿Cómo se dio la participación del periódico La Jornada en el filme?


Nosotros recurrimos a varios periódicos para que nos facilitaran las instalaciones y poder filmar. En vista del contenido político del guión ninguno aceptó y al final conseguimos el permiso para filmar en La Jornada. Carmen Lira, la directora, es una mujer que admiro mucho por su valor, su integridad, su honradez.


Finalmente, ¿por qué considera importante ver Cementerio de papel?


Porque es la memoria; un país sin memoria está destinado a desaparecer. Cuando se trata de hechos tan graves, tan indignantes, que nos marcaron para siempre, es importante decirlo y transmitirlo a las nuevas generaciones con el propósito de que adquieran consciencia y que de alguna manera contribuyan a que esto no se vuelva a repetir.


Realizan premiére Cementerio de papel


Por Daniel Ramírez


“Es bueno que la literatura pueda llegar al cine, sobre todo con un tema tan escabroso como el que toca la película” dijo Fritz Glockner, autor de la novela en que se basa la película Cementerio de papel, durante la premiere realizada en Cinemark Reforma 222 la noche del lunes 2 de febrero. A la presentación también
asistieron Mario Hernández, director del filme, y los actores Alberto Estrella, José Juan Meraz, Alejandro Tomassi y Marta Aura.


“En México de pronto pareciera ser muy light la memoria que tenemos y un pueblo sin memoria es un pueblo sin sueños y evidentemente un pueblo sin sueños está inanimado. Lo que pretende la película es hacer que la memoria se haga sueño y con ello mejorar un poco el presente” afirmó el escritor, quien es hijo de uno de los perseguidos políticos de la guerra sucia en México.


Glockner aseguró que él no carga sus novelas bajo el brazo para que alguien las lleve a la pantalla. En este caso, Mario Hernández fue quien le propuso el proyecto y confesó que en un principio dudó “ya que la novela depende de uno, pero el cine es mucho más complejo”.


Cementerio de papel es un thriller que narra las investigaciones de tres jóvenes que quieren aclarar el asesinato de una persona cercana. El homicidio tiene lugar en el Archivo General de la Nación, antiguo Palacio de Lecumberri, y es a partir de aquí que la trama expone eventos que se perpetraron durante la llamada guerra sucia. La implicación de un jefe policiaco y un ex presidente de la República se descubre a través de unos misteriosos archivos desaparecidos. Los jóvenes sienten la obligación de dar a conocer dichos archivos a pesar del peligro que corren sus vidas.


La cinta recuerda los chilli-western de finales de los ochenta y principios de los noventa en México, donde la música se entromete en momentos fuera de lugar y las escenas llegan a ser, involuntariamente, cómicas. A través de la cinta se pueden ver balazos y acribillados, persecuciones a medias, flashbacks inconexos, así como escuchar uno que otro chascarrillo y diálogos al más puro estilo de Jorge Reynoso. Cementerio de papel nos remite a la historia de nuestro cine fallido, pero ¿dónde queda la memoria y los sueños de nuestra historia como país?