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En una jornada de transición en la que brilló como ejercicio intelectual la cinta del bosnio Danis Tanovic “Smrt u Sarajevu” (Muerte en Sarajevo), la Berlinale entró este lunes en su segunda semana, exhibiendo una variedad temática que incluyó un europuding casi televisivo, pero liderado por los talentos de dos figuras como Emma Thhompson y Brendan Gleeson, como “Alone in Berlin”, y un drama mágico y fluvial chino, de Yang Chao, bastante más prescindibles, pese a sus muy diferentes estilos.

El bosnio Danis Tanovic, empeñado desde el inicio de su carrera en aportar una lúcida mirada humanista sobre el conflicto de la ex Yugoslavia, adapta y recrea un monólogo del filosofo francés Bernard-Henri Levy “Hotel Europe”, para desarrollar inteligentes ideas sobre una tierra de continuos conflictos, maldita por la historia y víctima de nacionalismos, ideologías y credos confrontados. A todo ello, extendiendo lo que era la obra original y unipersonal a una historia coral y parabólica, Tanovic agrega el conflicto de los problemas sociales y la lucha de clases.

El entramado edificado por el cineasta nacido en 1969 en Bosnia y afincado en Francia en los últimos años, bajo el título de “Smrt u Sarajevu” luce sólido y posee valores intelectuales importantes, pero parece discutible que espectadores poco o nada conocedores del conflicto de base lleguen a interesarse por este ejercicio que insistimos es convincente y hasta brillante, pero demasiado localista.

Conocido por su ya amplia labor ante la cámara, Vincent Pérez empezó a interesarse por la realización hace más de 20 años, con algún corto, pero no se pasó al largometraje hasta 2002, con “Peau d’ange”. Ahora, toma una historia verídica, novelada por Hans Fallada, para mostrar que no todos los alemanes eran nazis, o si lo prefieren que algunos nazis podian dejar de serlo, cuando su líder se embarcó en una loca guerra por la supremacía europea y mundial.

Ayudado por los coguionistas Achim y Bettine von Borries, Pérez compone un europuding con capitales de Alemania, Francia y Gran Bretaña para filmar en inglés esta historia de resistencia personal de un matrimonio maduro, de clase trabajadora, cuyo único vástago muere en una batalla en Francia. Su manera de responder a la locura de la guerra es enviar postales antinazis, mientras son perseguidos por la Gestapo.

Entenderán que especialmente aquí en Alemania, por mucho que se entienda el asunto de la globalización y las ventajas de rodar en inglés para conseguir más y mejores ventas internacionales, suenen raro unos alemanes -nazis incluidos- que se expresan en inglés. Pese a la generosidad en la producción y a los esfuerzos de dos enormes actores como son Emma Thompson y Brendan Gleeson, respaldados por el hispano-alemán Daniel Brühl, “Alone in Berlín” carece de profundidad y sobre todo de credibilidad. La necesidad de defender una industria continental con posibilidades comerciales es lo único que puede explicar su selección para el apartado competitivo de la Berlinale.

La jornada de la competencia berlinesa, una vez más sobrecargada porque pronto nos espera una película de Lav Díaz “Hele Sa Hiwagang Hapis”, que monopolizará la jornada del jueves con sus ocho (!) horas de duración, se completó con otra parábola, esta china, “Chang Jiang Tu”, de Yang Chao, sobre un capitán mercante que recorre con su nave el neblinoso río Yantzé, en un viaje para acompañar al alma de su padre muerto. Poética y bella para ver un rato, pero reservada a amantes de los festivales y no al espectador medio.