Por Jon Apalooza
Noticine | Correcamara.com
Encargado por la Semana Internacional de Cine de Valladolid, clausurada este sábado, de seleccionar el ciclo del cine mexicano “Entre dos siglos”, Iván Trujillo cumplirá el próximo marzo su tercera edición al frente del Festival de Cine de Guadalajara, que nació como un evento puramente nacional y ahora apuesta abiertamente por el cine iberoamericano. En conversación con NOTICINE.com, el biólogo egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) y máximo responsable de la Filmoteca de la Universidad Autónoma de México durante casi 20 años, habla de sus planes de futuro, que van hacia una paulatina internacionalización del más importante festival mexicano.
– ¿Cuál ha sido su labor en la Seminci?
Hacer la curaduría del ciclo mexicano, que ha tratado de ser una retrospectiva desde el punto de vista del Festival de Guadalajara, y reflejar el cambio de un siglo a otro. Se prestaba mucho a hacerlo desde este certamen, porque surgió 15 años antes del fin del siglo y continúa hasta el momento actual. Nació en una de sus peores crisis, cuando costaba mucho trabajo hacer una muestra porque apenas había películas, y la evolución ha continuado hasta ahora, con una media de 70 películas al año. En el ciclo que presentamos acá estaban presentes los grandes nombres del cine mexicano de estos años, con 20 títulos.
– Hablemos del festival que usted dirige. ¿En su próxima edición cuales serán las novedades?
El principal cambio es que le damos más énfasis a la parte iberoamericana, pero conservando una recompensa específica para el cine mexicano, que será el Premio Mezcal, a la mejor cinta nacional en cualquier sección. Dentro del apartado competitivo principal, iberoamericano, habrá creo que entre tres y cuatro películas mexicanas. También tendremos algunos estrenos mexicanos fuera de competencia, y entre todos esos films, estudiantes de cine y comunicación de México y alguno de escuelas invitadas de Cuba, Argentina, Costa Rica… elegirán la mejor película nacional que se llevará el Mezcal, dotado con casi 12 000 dólares. También hemos aumentado el monto del Mayahuel a la mejor cinta iberoamericana, que ascenderá a 250 000 pesos.
– ¿Tiene el sentimiento de que Guadalajara compite por estrenar las películas iberoamericanas antes que otros certámenes o bien usted se decanta por primar la calidad sin preocuparse por lo más novedoso?
Es una buena pregunta y difícil de contestar sin caer en contradicciones. Aunque yo lleve sólo casi tres años como director en Guadalajara conozco el festival casi desde su comienzo, y he asistido la mayor parte de las ediciones porque era director de la Filmoteca de la UNAM y hacíamos actividades conjuntas con el festival tapatío. Yo creo que en este momento Guadalajara es un “festival de festivales”, con secciones que por sí solas podrían considerarse un certamen autónomo pequeño o mediano. No creo que se trata de competir con otros festivales… Esta parte de tener que estrenar películas, lo que yo llamo “el derecho de pernada”, que se intente poner cosas que no ha visto prácticamente nadie, me parece un poco absurdo, considerando que estás trabajando para promover el cine dentro de la comunidad, la de Guadalajara. Pero después los siguientes usuarios para mí importantísimos son los directores y los productores mexicanos con sus películas que pretendemos justamente promover. De ahí que estemos abriendo frentes en el exterior para nuestro cine, como la extensión que preparamos para Los Angeles. Creo que algo que hace que ahora mismo Guadalajara tenga un cierto liderazgo frente a otros festivales con los que yo personalmente tengo una gran relación, como puedan ser los de La Habana, Lima o a Huelva, es que aunque estamos en la misma lucha, nosotros tenemos un mercado profesional, que ha cumplido ya 10 años. Se ha asentado como un espacio de encuentro y de transacciones para la industria iberoamericana, y aunque luego haya surgido Ventana Sur en la Argentina, nos hemos convertido en eventos complementarios.
– Sin embargo, estamos lejos de conseguir que las películas de nuestros países respectivos se vean en los demás a pesar de compartir la misma lengua y cultura…
En 10 años no lo hemos logrado, aunque avancemos poco a poco. Quizás estemos formando a un público al que podamos sacar del monopolio de Hollywood. Pero pienso que Guadalajara es estratégica porque nos hemos convertido en algo importante como mercado. Nosotros tenemos una presencia importante de compradores europeos, y no sólo españoles. El que estemos a tres horas en avión de Los Angeles hace también que muchos norteamericanos vengan. Esas son nuestras fortalezas, que hay que consolidar.
– ¿El cambio político en México podría afectar al Festival de Guadalajara y al cine mexicano en general?
No creo. Estamos acostumbrados a los sexenios y ya ha habido una alternancia, con los 12 años del PAN. Creo que esto nos ha hecho ver que hay una comunidad cinematográfica que a diferencia de otros colectivos mexicanos es pujante, y -como suelo decir en broma- no caníbal, sino carroñera. Aunque existan estos celos, odios y rencores, a la hora precisa se cierran filas en torno a la producción y a nadie le alegra que a otro le vaya mal. El IMCINE (Instituto Mexicano de Cine) ha hecho una gran labor en manos de Marina Stavenhagen y antes de Alfredo Joskowicz. Ha tenido un papel rector de la industria, pero aunque no se puede apoyar todo se han hecho cambios legislativos para que haya inversiones privadas y se hagan tanto películas comerciales como vanguardistas. En lo que se refiere al festival, nuestros fondos provienen en parte del Gobierno Federal y en parte podría influir, pero creo que sería una miopía no apoyarlo. También tenemos fondos del Estado de Jalisco, y del Gobierno Municipal, que consideran al certamen como un evento destacado en el año junto a la Feria del Libro. Y por supuesto la Universidad de Guadalajara, que como ocurre en nuestro país es no sólo una organización educativa, sino potenciadora de la Cultura en general. De manera que puede afectar en la medida en que haya más o menos voluntad, pero estoy seguro que todas esas instituciones aunque cambien de manos seguirán apoyando. El presupesto es de cerca de 40 millones de pesos, que no es tanto, realmente…
– Ha habido intentos en los últimos años de crear un tipo de festival más internacional que los ahora existentes, el suyo, Morelia o Guanajuato. ¿Cree que la evolución que está teniendo Guadalajara acabará tarde o temprano en un certamen de esas características, con películas e invitados de todo el mundo, o no merece la pena?
Es un poco prematuro. Hubo intentos como el FICCO en Ciudad de México… Pero de alguna manera puede que Guadalajara acabe convirtiéndose en eso. No descarto que en unos años se amplíe desde el actual objetivo iberoamericano a uno latino más amplio, que acoja a las cinematografías de otras lenguas romances, como Francia, Italia, Rumanía… Y después siga creciendo. Pero creo que se pueden abrir ventanas de colaboración. Y también establecer una Academia Iberoamericana de Cine que conceda unos premios anuales, quizás en Vallarta… Llevamos cerca de 30 años y no veo descabellado que Guadalajara se convierta en festival internacional. En el pasado existió un certamen en Acapulco, a finales de año, en el que se repasaba todos los éxitos de los demás festivales del año. Eso podría retomarse también.