*Los personajes de 31 minutos no quieren ser modelos de perfección como Barney: director.


Por Leticia Carrillo


“La expectativa inicial era tener trabajo un año, justificar el fondo que nos habíamos ganado para hacer el programa y que no fuera tan aburrido realizar una serie para niños” dijo en rueda de prensa Pedro Peirano, quien da voz a Tulio Treviño, el ególatra conductor del noticiero 31 minutos.


A seis años de su creación y la exitosa emisión en México de tres temporadas de la serie chilena de títeres, una multitud de fans compuesta niños y adultos, espera con ansía el estreno de la película 31 minutos, dirigida por el propio Peirano junto con su colega Álvaro Díaz, -Juan Carlos Bodoque en el programa- quienes se encuentran en México con motivo del estreno de la cinta el 23 de octubre.


Peirano explicó que en la película Tulio Treviño y Juan Carlos Bodoque se enfrentan “casi involuntariamente” a una nueva aventura: dar con el paradero de Juanín Juan Harry, quien fue raptado por Cachirula, una coleccionista de animales. Tanto el conductor como el reportero estrella de la serie se embarcan en la misión porque Juanín “no solamente es el único que trabaja en el programa sino porque también es su amigo”, mencionó el director.


En la cinta, -la más cara de la historia en Chile con un presupuesto de 2.5 millones de dólares- se revelan muchos aspectos hasta ahora desconocidos por los fanáticos de la serie como la forma en que viven los tres protagonistas del filme, aunque “Bodoque no tiene casa porque la perdió en una apuesta”, confesó Pedro Peirano.


Sobre el hecho de que el superhéroe de 31 minutos Calcetín con Rombos Man sólo aparece unos segundos en la película, Peirano afirmó: “no queríamos una solución fácil sino que Tulio y Bodoque se convirtieran en los héroes y para eso teníamos que prescindir de Calcetín. Además, él tiene su sección dentro del programa, yo creo que ni conoce a Tulio; él tiene su propia lógica, su propia vida, por eso no nos pareció tan importante meterlo en esta historia”.


Tanto él como Álvaro Díaz recalcaron que con 31 minutos, la película, al igual que con la serie no pretenden predicar porque “eso no va con nosotros”, aunque mencionaron que si algún mensaje se pudiera desprender de sus obras es el de que “el mundo es muy grande, hay que recorrerlo y formarse una opinión propia; se curioso, alega, reclama, levanta la mano, eso es lo que recomendamos”.


Y Pedro Peirano agregó: “En los personajes de 31 minutos hay una falta absoluta de perfección, ellos no pretenden ser perfectos, no quieren ser modelos como Barney y tampoco no pueden serlo porque son un desastre. Nuestra idea es que los personajes tengan virtudes pero que también muestren sus imperfecciones porque el principal objetivo es que como espectador muy pronto te des cuenta que ellos no van a ser perfectos, que eso no importa, que lo que importa son los afectos emocionales, la vida, la amistad, el cariño”.


Álvaro Díaz se mostró entusiasmado y sorprendido cuando una periodista le mencionó que al Subcomandante Marcos, dirigente y portavoz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, le había causado gracia la alusión que hicieron de su imagen a través de uno de los disfraces militares que usa Juan Carlos Bodoque: “¿en serio? ¡qué bueno! porque el look está completamente inspirado en él”, manifestó.


Respecto a cuales son los elementos en que se basan para hacer las pegajosas canciones de la serie que se convirtieron en hit en los antros chilenos, Peirano señaló: “Los nuestros son temas verdaderamente niñescos, no son un fingimiento de la niñez que pregunta: ‘¿papá por qué existe la guerra?’, esa es una cuestión culposa de adulto; un niño tiene problemas y vive situaciones inmediatas como el de que le cortaron mal el cabello y le da vergüenza ir a la escuela al otro día, o tocar el timbre y sentirse fabuloso”.


De esta manera, abordando las experiencias y angustias reales de los niños es como, aseguró, se puede ver de frente a los niños, además de que para ellos esto “es más importante e interesante de mostrar y reflejar”.


El director relató que aunque en un inicio buscaron hacer un programa dirigido a los niños pero que no se enfocara únicamente a ese público sino que funcionara como “un puente de comunicación entre papás e hijos” fue muy curioso percatarse de que también adultos sin hijos veían la serie: “nos llegaban muchos correos electrónicos en los que la gente nos decía: “vengo de una borrachera tremenda y acabo de ver 31 minutos”.


Acerca del fenómeno en que la serie se convirtió en México y lo que significa nuestro país para ellos, Álvaro Díaz declaró: “Nos cuesta trabajo visualizar el tamaño de esto que está pasando, será estupendo si a la película le va bien aquí porque nosotros venimos de un mercado extremadamente chico como el chileno y si allá quieres desarrollar una carrera en cine o televisión de buen contenido, tienes que mirar para afuera y México es nuestro norte”.


31 minutos es una coproducción entre Chile, Brasil y España en la que un equipo de más de 250 personas, mostró en pantalla a más de 350 personajes.