Por Déborah Farjí Núñez
Nunca es tarde para hacer justicia a la literatura. Cuántos escritores publican obras de éxito que luego son trasladadas a la gran pantalla, mientras ellos permanecen alejados de los reflectores y el show business. Tal podría ser el caso de la norteamericana Alice Sebold, autora de la novela The Lovely Bones, a quien Peter Jackson compró los derechos para dirigir su más reciente película, Desde mi cielo (The Lovely Bones, Estados Unidos-Nueva Zelanda, 2009).
Jackson (El Señor de los Anillos) cuenta en este filme la historia de Susie Salmon (Saoirse Ronan), una niña de 14 años quien fuera violada y asesinada por su vecino el señor Harvey (Stanley Tucci). La trama, ambientada en los años setenta, es narrada desde el punto de vista de Susie, quien “desde el cielo” nos muestra su mundo interno y observa cómo su familia se desmorona a raíz de su muerte.
Desde mi cielo podría verse como un regreso de Jakcson a su cine anterior a El señor de los anillos, marcado por filmes de presupuestos modestos en cuyos relatos se entretejen lo macabro y lo fantástico, como en Criaturas celestiales (Heavenly Creatures, 1994).
Sin embargo, resulta una lástima que un director que cautiva a sus audiencias con producciones fantásticas, tropiece tan burdamente con una historia de corte sencillo como sucede en Desde mi cielo. Se trata de una película repleta de lazos sueltos, humor forzado e inserciones de todo tipo que no contribuyen al desarrollo de la trama. Incluso pareciera que Jackson intentara sumergirnos en Las Crónicas de Narnia o la Historia sin fin. Aquí el drama, la fantasía y el thriller están adornados por cielos inmensos, montañas de colores, bosques tiernos que se vuelven tenebrosos, una espesa neblina y deslumbrantes playas cristalinas. De una manufactura tan compleja, bien se podrían recortar los únicos diez minutos en los que claramente se cuenta el relato.
Existen contados creadores que pueden darse el lujo de hacer historias imaginarias, inconexas, lentas inclusive, que, sin embargo, yacen en una estructura dramática; tal y como muestra el trabajo del director David Lynch. A diferencia de éste -no sin antes preguntarse si Jackson pretendió seguir un patrón similar al del cineasta norteamericano- en esta película uno viaja sin ton ni son entre dos mundos paralelos, en el que el aspecto espiritual no deja resonancia alguna en el espectador. Lo único que conmueve es la ingenuidad de Susie y su trágica muerte, eso sí, con el acierto de no mostrarla a detalle.
Asimismo ni la presencia de actores como Susan Sarandon, Rachel Weizs y el camaleónico Stanley Tucci logran sostener las dos horas de acción. Sarandon, un tanto sobreactuada como la abuela, vive sumida en el alcohol; Weisz (Abigail Salmon), que a pesar de haber interpretado roles importantes anteriormente, flota en una nube de pretensión intentando dar vida a una madre modelo. Más lamentable aún es el caso de Tucci, quien tras una seria trayectoria teatral y roles cinematográficos bastante lúcidos, se pierde en una caracterización pobre, no sólo físicamente, en la que su personaje causa miedo por sus actos siniestros más que por una sorprendente interpretación.
Desde mi cielo bien pudo prescindir de tanto merengue para una historia inocente y escalofriante en la que lo verdaderamente importante era que el alma de la protagonista descansara en paz.